Adiós a los 14 segundos...

• Juárez, el viento y Juan Camilo
• ¡¿Y el ife... apá?!

Marcela Gómez Zalce
Cuando se le hace daño a otro, mi estimado, es necesario hacérselo de tal manera, que le sea imposible vengarse. Las lacritas amarillas están ensimismados y encantados en su divertida lucha antropófaga en donde, además, el entretenido respetable ha escuchado joyas declarativas aderezadas con la respectiva dosis de estupidez que distingue universalmente a nuestra degradada clase política.

Para fundamentar el cinismo, my friend, nada como el correteado discurso de Felipe Calderón el pasado viernes en el Hemiciclo a Juárez, donde acompañado de su tesorito, el chico superpoderoso de Bucareli, se aventó el tirito de escupir que quienes ignoran la ley y las instituciones de la República, ofenden la memoria de Benito Juárez. Estupendo.

Palabras que, por supuesto, le hicieron lo que el viento al homenajeado a su amigo ejemplo de legalidad, pulcritud, ética y transparencia en el affaire del poder de su firma en beneficio de las empresas familiares. En estos agitados tiempos energéticos los aires políticos parecen no estar a favor del gobierno federal y ya encarrerados, mi estimado, los aires del Estado de Derecho... tampoco. Basta percatarse de las escalofriantes cifras rojas en estos días de asueto, para constatar que la organizada delincuencia está ganando en el tablero de la lucha contra el desorganizado gobierno.

Todo mientras el escándalo del cabecilla del Gymboree, gracias a la simpática cortina de la cena de negros, perdón, amarillos, desapareció de las primeras planas aunque a decir verdad, el inquilino de Los Pinos está bastante desdibujadón. Bastante fragilón y en el colmo, como que anda de mandilón pero... frente al duopolio televisivo. ¿Por qué el inusitado optimismo...? No se altere y corra por su drink...

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