Reportaje Mientras el abogado de Ye Gon con sede en Washington insiste en las imputaciones a Javier Lozano Alarcón, autoridades de Estados Unidos afirman que allá no hay cargos contra el empresario chino. La defensa del empresario de origen chino basan su estrategia en los puntos débiles del gobierno federal: su alto índice de corrupción –sin la cual no habría amasado una fortuna así en pocos años–, las fallas en el análisis de las sustancias incautadas en la residencia del empresario, el evasivo manejo de la información oficial y, no menos importante, el gran hoyo negro en que se convirtió el reciente proceso electoral por falta de transparencia El dinero que, según el empresario chino Zhenli Ye Gon, le entregaron para su resguardo encumbrados personajes del Partido Acción Nacional (PAN), posiblemente fue “donado” a esta organización política por capos de la droga que querían tener influencia en el nuevo gobierno de Felipe Calderón y protegerse de una eventual extradición a Estados Unidos. Así lo afirma Martin F. McMahon, jefe de McMahon and Associates, firma de abogados que representa en Estados Unidos a Zhenli Ye Gon, el empresario chino acusado por la Procuraduría General de la República de importación ilegal de seudoefedrina y delitos contra la salud, así como de ser el presunto enlace del cártel del Milenio para la producción de drogas sintéticas. Con base en sus conversaciones con Ye Gon –al que nombra todo el tiempo como “Charlie”–, McMahon reitera lo que este empresario declaró en mayo a la agencia AP: “Javier Lozano Alarcón (actual secretario del Trabajo) y otros funcionarios del PAN obligaron a mi cliente a guardar parte de los 207 millones de dólares incautados el pasado 15 de marzo en su residencia de Lomas de Chapultepec”, en la Ciudad de México. El abogado insiste en que Lozano “estaba en la punta de la pirámide de los funcionarios” que llevaron el dinero a Ye Gon. Reconoce que a éste “le es muy difícil identificar” a todos ellos, pero “puede asegurar que eran funcionarios del gobierno (de Vicente Fox) y del PAN”. “Sé que suena como una locura. Yo mismo lo pensé así, pero cuando aceptamos el caso y comenzamos a hacer nuestra investigación sobre Charlie descubrimos que es un empresario honesto”, sostiene McMahon, quien ha defendido en tribunales a polémicos personajes, entre ellos dos terroristas libios que en diciembre de 1998 derribaron un avión de Pan Am en Escocia. Sentado frente a su escritorio de su oficina ubicada en el piso nueve de uno de los edificios de cristal de la Avenida Connecticut, a unas cuantas cuadras de la Casa Blanca, McMahon habla por primera vez sobre el caso Ye Gon. Hasta ahora lo había hecho Ning Ye, quien trabaja en la misma firma de abogados. En entrevista, McMahon sostiene que el gobierno de México ha rechazado toda posibilidad de contacto para analizar el asunto que implica a su cliente, pero al mismo tiempo advierte que Ye Gon se está preparando a fin de demandar a las autoridades mexicanas por manchar su reputación. Pero va todavía más lejos. Según él, podría demostrarse “que la campaña electoral del presidente mexicano estuvo financiada con dinero del narcotráfico”. Rodeado de documentos y de fotografías –una de ellas del presidente John F. Kennedy, quien se la dedicó personalmente– McMahon habla con soltura. En ocasiones consulta algunas notas que tomó durante sus conversaciones con su cliente. Afirma que “la corrupción por drogas es un gran problema en México”, y señala que –de manera similar a lo que sucede en Estados Unidos– “si se quiere influir en un proceso electoral o en las decisiones de un partido, se hacen donaciones” para “algún día obtener recompensa”. Por ello infiere que “tal vez cárteles del narcotráfico donaron” al PAN el dinero presuntamente entregado a su cliente. Asegura que estos cárteles habrían actuado así “para protegerse”, pues tienen “temor de ser extraditados a Estados Unidos”. Se pregunta: “¿Dónde escondes todo ese dinero cuando en primer lugar niegas que lo recibiste?”. Y él mismo responde: “Ye Gon no es un ciudadano mexicano (sic), no tiene antecedentes de participación política; incluso él ha ganado dinero vendiendo cosas confiscadas por el gobierno mexicano. Es decir, era una presa fácil para ellos (los supuestos funcionarios del PAN)”. Reconoce: “Sé que toda esta historia no tiene sentido. Pero –añade– si se analiza con cuidado, se puede llegar a la conclusión de que la manera más fácil de lavar dinero es con un tipo como Charlie”. Y es que, afirma, “le pusieron una trampa y mandaron a las tropas (se refiere a las policías federales) a allanar su casa y a declarar: ‘miren todo el dinero procedente de las drogas que encontramos en esta mansión’”. Sostiene: “Si no fuera porque se agarraron de Charlie, el gobierno mexicano no tendría manera de explicar cómo llegaron a las arcas del PAN todas esas cantidades de dinero en efectivo. Lo tenían que esconder en algún lado, encontraron a un ‘bobo’ a quien podían acusar de ser un narcotraficante internacional”. Dice que “por eso sus abogados quisiéramos revisar los cargos que se le imputan, sobre todo aquellos que lo ligan al cártel del Milenio”. La supuesta cita rota McMahon asegura que, en representación de Ye Gon, hace aproximadamente dos meses se puso en contacto con funcionarios del gobierno de Estados Unidos a quienes explicó la situación de su cliente. Sin embargo, niega que Charlie sea un testigo protegido de la agencia antidrogas estadunidense (DEA, por su sigla en inglés), como han mencionado algunos medios de comunicación en México. Comenta que sostuvo un encuentro en Washington con un funcionario del Departamento de Justicia, a quien no identificó, y le hizo saber que Ye Gon “tiene tres hijos que son ciudadanos estadunidenses y estamos preocupados por la posibilidad de que ellos y la esposa de Charlie sean ejecutados” a raíz del escándalo que implica al empresario. Revela que a esa reunión también asistió “una funcionaria de la DEA”, a quien tampoco identificó, que sólo se limito a tomar notas y no hizo ningún comentario. “Ya iniciamos el diálogo con el gobierno de Estados Unidos y la verdad estoy sorprendido de no que podamos establecer un diálogo con el gobierno de México”, declara McMahon. - ¿Dónde se encuentra el señor Ye Gon? - No lo sé… No se lo puedo decir, pero en Estados Unidos no existe un solo cargo en su contra–, responde. La PGR informó que, a través de Interpol, solicitó al gobierno de Estados Unidos el arresto con fines de extradición de Ye Gon. Sin embargo, Rusty Payne, vocero de la DEA, dijo lo mismo que McMahon: “Que sepamos no hay cargos contra Ye Gon”. A Payne se le recordó que los abogados de Ye Gon enviaron una carta a la embajada de México en Washington, con fecha 2 de julio, en la que, además de ofrecerse para dialogar con las autoridades mexicanas, se manifestó dispuesto a hacer lo mismo con la DEA o con el FBI. - ¿Ya fueron contactados por Ye Gon o por sus abogados?– pregunta el reportero a Payne. - Nosotros estamos abiertos a cualquier diálogo, pero no voy a confirmar o negar nada sobre posibles contactos con Ye Gon”, contestó el vocero de la DEA. “El gobierno de Estados Unidos está adoptando la estrategia de no meter las manos”, dice por su parte McMahon. Además, subraya su extrañeza por el hecho de que el gobierno mexicano se niegue a dialogar. Es más, agrega, “nos cancelaron la cita que ya teníamos calendarizada (con autoridades mexicanas) para el lunes 2 de julio”. Sin embargo, el abogado no puede precisar quiénes iban a representar al gobierno de México en esa reunión ni con quiénes, específicamente, se habría establecido la cita. El reportero se comunicó en tres ocasiones al área de prensa de PGR en México para tratar de conseguir la información sobre la supuesta cita cancelada y conocer quiénes la pactaron, pero esa oficina no respondió a la solicitud. Una fuente del gobierno de México que pidió no ser identificada dijo que desde el 26 de junio, una semana antes de que el abogado Ning Ye enviara la carta a la embajada mexicana, los abogados de Zhenly habían estado comunicándose vía telefónica a la oficina de Asuntos Jurídicos de esa sede diplomática, a cargo de Carlos Quesnel, para negociar la cita, que finalmente no se concretó. Las dudas de la DEA
Con la condición de que no que se revele su identidad, otro funcionario de la agencia antinarcóticos del gobierno estadounidense comenta que en la DEA se tienen muchas dudas sobre el caso Ye Gon porque, asegura, “las autoridades mexicanas cometieron algunos errores con respecto a las pruebas que se hicieron a los químicos que se encontraron en la residencia de Ye Gon” el día en que se confiscó el dinero y en las que se basaron para acusarlo de tráfico de sustancias ilegales. “Primero dijeron que eran precursores químicos con los que se elaboran metanfetaminas, pero las pruebas subsecuentes demostraron que no lo eran, que lo que se encontró en los tambos fue N-Acetyl, un precursor legal. Con este tipo de errores es difícil fincar responsabilidades contra alguien”, acota el funcionario de la DEA. Sobre este mismo punto, McMahon entregó copia de dos estudios independientes que encargó: uno al Departamento de Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de Howard, y otro a la empresa Vingram Enterprises Ltd, en los cuales se concluye que los químicos y polvos encontrados en la residencia de Las Lomas de Chapultepec no eran precursores químicos prohibidos o seudoefedrina, necesarios para la fabricación de metanfetaminas. El abogado, quien actualmente encabeza la defensa legal de “varios ciudadanos musulmanes” acusados en varios países de ser miembros de redes terroristas, insiste en que no ha recibido ninguna notificación judicial contra su cliente por parte del Departamento de Justicia. McMahon afirma que su cliente es un “empresario exitoso” que en los últimos 10 años ha logrado amasar una inmensa fortuna por medio de su empresa Unimed Pharm Chem, dedicada a la importación de precursores químicos de China para la industria farmacéutica de México. “Ha ganado toneladas de dinero y no es una persona que presuma su éxito. Él comenzó a construir una fábrica sobre la carretera que lleva al aeropuerto (de la Ciudad de México), cerca del hotel Marriott, donde ha invertido casi 100 millones de dólares en ese proyecto (...) ¿Qué clase de narcotraficante internacional haría eso? Ninguno”, exclama el abogado. Describe a Ye Gon como un “hombre tímido” que incluso fue secuestrado en dos ocasiones en la Ciudad de México. Logró recuperar su libertad, dice, gracias a que aceptó pagar, “sin objeciones”, el dinero que le exigieron los secuestradores. Sin embargo, el abogado dice que no recuerda con precisión la fecha de los secuestros ni la cantidad de dinero que se pagó por los rescates. Según Ye Gon, el secretario del Trabajo de México, Javier Lozano Alarcón, fue el contacto del PAN y del gobierno que lo buscó inicialmente, entre mayo y junio de 2006, para que primero le guardara 5 millones de dólares en efectivo: le advirtió que todo el dinero que se guardara sería recuperado una vez que concluyeran las elecciones presidenciales del 2 de julio del 2006. “En una ocasión Charlie intentó sacar algún dinero, del suyo; pero fue detenido a dos cuadras de su casa por un grupo de militares y de policías que le quitaron el dinero y lo regresaron a guardarlo en la casa”, comenta McMahon. De entre todos los vericuetos y enredos del caso, Ye Gon, por medio de la firma de abogados que lo representa en Estados Unidos, considera que hay muchas cosas que pueden explicarse si se analizan algunos de los detalles de la manera en que operaron Lozano y los “otros funcionarios del gobierno y del PAN”. Explica McMahon: “No todo el dinero que se encontró en la bóveda de la casa pertenece al PAN. De los 207 millones de dólares que se confiscaron, a Charlie le entregaron más de 100 millones de dólares; creo que fueron hasta 130 millones de dólares. El resto es dinero que él gano legalmente con su empresa y sus negocios”. El abogado sostiene que días antes de que se hiciera el cateo en la residencia de Lomas de Chapultepec, “a nuestro cliente (los mismos sujetos que le dieron el dinero) le pidieron salir de México, y cuando él preguntó que para qué querían que abandonara el país, alguien le dijo que simplemente obedeciera, que a final de cuentas ya habían gastado mucho dinero tratándolo de proteger... Salió porque tenía miedo por su integridad y la de su familia”. De acuerdo con las estimaciones de McMahon, su cliente, cuya empresa controlaba según él entre el 40 y el 45 por ciento del mercado de importación de químicos farmacéuticos chinos en México, obtenía ganancias anuales de entre 40 y 50 millones de dólares. “Le gustaba tener dinero en efectivo a su alcance, contar con liquidez. Además, nunca sabes qué puede ocurrir cuando operas en una nación que no es la tuya; lo hacía sentirse confortable el hecho de tener acceso a dinero en efectivo”, añade McMahon. Entre los planes para su defensa legal Ye Gon estudia la posibilidad de demandar al gobierno mexicano por el delito de “difamación”, pues desde el día del allanamiento de su casa la Interpol lo boletinó en 191 países por tratarse de un presunto narcotraficante internacional. Por esto, McMahon dice que como abogado está dispuesto a hacer todo lo que sea necesario, incluso organizar una conferencia de prensa en el Nacional Press Club de la capital de los Estados Unidos, para limpiar la imagen de su cliente. “Ye Gon ya habló con el programa 60 Minutos (de la cadena de televisión CBS), el cual sigue trabajando en este reportaje (el del caso) y por eso aún no sé cuándo lo transmitirá. Charlie está muy enojado, han arruinado su reputación, le han confiscado el dinero en efectivo que le pertenecía a él y ahora lo catalogan como un narcotraficante internacional”. Y concluye: “Es posible que él sea el mejor actor del mundo, pero le creo y por eso es que quiero revisar los detalles del encausamiento”. (J. Jesús Esquivel/APRO) |