Vista previa
LE NOUVEAU GOUVERNEMENT MEXICAIN EST ENTRE EN GUERRE SAINTE CONTRE SON PROPRE PEUPLE. ARRESTATIONS ARBITRAIRES D'HOMMES POLITIQUES COMME DE SIMPLES PASSANTS QUI AVAIENT LE MALHEUR DE SE TROUVER AU MAUVAIS ENDROIT AU MAUVAIS MOMENT, GENERALISATION DU VIOL DES PRISONNIERES, DE LA TORTURE Y COMPRIS SUR DES ENFANTS DE HUIT A DOUZE ANS , CENSURE DE TOUTE OPPOSITION... LA LUTTE NE FAIT QUE COMMENCER. El nuevo gobierno mexicano a entrado en guerra santa contra su propio pueblo. Imposición, traición, doble discurso, ruptura del pacto social, ningún respeto por los derechos humanos con la consiguiente tortura, prisión, muerte de luchadores sociales e inocentes. Censura y desprecio por la cultura y la educación.... LA LUCHA COMIENZA.

samedi 28 juillet 2007

Jornada

Gustavo Gordillo

¿Y quién nos protege de los supuestos pragmáticos?

Se decía antiguamente, en el apogeo del priísmo, que las instituciones eran dirigidas por hombres (y a veces mujeres), no por santos. Esa era la entrada clásica para justificar oportunismo y corrupción. Hoy, en la decadencia de un sistema que se resiste a morir, se vuelve a ese argumento mortuorio sobre las virtudes de un supuesto pragmatismo. Curiosamente, ayer me encontré con una frase similar en la espléndida obra de Roger Crane La última confesión, en un teatro de Londres. Se trata de la serie de conjeturas que llevaron a suponer que Juan Pablo I fue asesinado por otros miembros de la curia.

Pero la verdadera figura es el macbethiano cardenal Benelli, quien, siendo líder del ala progresista en el cónclave para elegir al nuevo papa tras la muerte de Paulo VI, prefiere -antes que aceptar él mismo ser papa- apoyar a un cardenal desconocido, pero bueno y capaz de sacudirse una burocracia que dañaba el prestigio de la Iglesia. No me interesa discutir ahora la exactitud histórica de esos eventos, sino referirme a la línea argumental de la pieza.

Treinta y tres días después de haber nombrado papa se repite el cónclave, con todo lo que tiene de tenebra, grilla y golpes bajos. A Benelli, claro líder de la mayoría progresista, le faltan cinco votos para amarrar el papado. Los conservadores tienen con el cardenal Felici 30 votos para bloquear cualquier solución. Los conservadores saben que no ganarán. Buscan entonces a un cardenal polaco para concitar el apoyo de los no italianos. Aparece el cardenal Wojtyla, que sólo cuenta con el apoyo de los cardenales austriacos y alemanes pastoreados por el cardenal Raztinger. Benelli cede para preservar la integridad de la Iglesia. Benelli con Ottaviani también había presidido una comisión para investigar el presunto asesinato de Juan Pablo I. La evidencia, sin ser concluyente, había arrojado serias sospechas sobre un complot. Deciden, empero, cerrar la investigación, nuevamente para preservar la Iglesia. Finalmente, confesándose ante Wojtyla, ya ungido Juan Pablo II, le advierte que hará publicar una confesión pública con los resultados de la investigación. Al final quema su confesión.

En tres ocasiones Benelli actúa en la misma dirección: reprime sus convicciones para preservar instituciones; en este caso, la Iglesia católica. La pregunta decisiva es: ¿vale la pena hacerlo cuando los actores políticos que animan esas instituciones son unos pillos y se dedican a torcer la honorabilidad de las mismas? Las instituciones son reglas del juego que legitiman los ciudadanos, pero implementan sobre la base de su credibilidad, los propios actores políticos. Cuando éstos fallan y se corrompen, ¿acaso no se dañan también las instituciones?

Unos creen que para purificarse hay que caer en el abismo de los pecados mayores. Otros creen que para transformar la realidad primero hay que agudizar las contradicciones. Otros más no piensan, sólo enredan más las cosas. Sospecho que deben de estar deleitándose con la situación actual en México. Me recuerdan una película del agente 007. "Soy muy buena", dice una Halle Berry casi desnuda al tiempo que se zambulle en una montaña de diamantes. Pierce Brosnan, personificando al legendario James Bond, le contesta: "Especialmente cuando eres mala". Así parece que pasa en el mundo de los políticos y de los medios masivos de comunicación: hay una especie de gozo salvaje cada vez que las cosas empeoran para el país.

La actual coyuntura se caracteriza porque no existe ninguna fuerza claramente mayoritaria en la escena política ni tampoco ninguna fuerza hegemónica en el terreno discursivo. En el terreno político, las tres fuerzas principales, al no contar con una mayoría clara ni en las instituciones representativas ni en el ámbito de la sociedad -sea opinión pública, sean expresiones sociales- tienden a inmovilizarse.

En ese contexto, cobran relevancia cuatro hechos políticos recientes: el caso Zhenli Ye Gon, los bombazos del EPR, el conflicto larvado de Oaxaca que vuelve a resurgir en la opinión pública y el empantanamiento de la reforma fiscal. ¿Qué tienen en común? El rasgo más evidente es la poca capacidad de respuesta de la clase dirigente. Respuestas a medias, confusiones y abiertas contradicciones. Mal posicionamento táctico y ausencia de planteamiento estratégico. El otro rasgo, no menos expresivo del momento actual, es el clima de profunda desconfianza política, que prohíja versiones y especulaciones carentes de una perspectiva mayor.

La tragedia mayor la contemplamos en Oaxaca. La clase política mexicana no quiere desde hace varios años enfrentar los problemas cruciales del país. En su accionar político aparece inscrita una ominosa consigna: resolver los conflictos por ausencia. Dejar que las cosas se pudran. En efecto, la convivencia se pudre y se deteriora, como está ocurriendo en Oaxaca. Eludir enfrentar el verdadero conflicto, que comienza por reconocer que el Ejecutivo estatal no puede ni podrá gobernar, sólo agravará la situación en esa entidad, pero también -no quepa la menor duda- deteriorará el tejido social del país. Para eso no se necesitan bombazos, aunque son sin duda premonitorios. Como toda violencia, deteriora nuestra frágil democracia.

Vuelvo otra vez a la pieza de teatro La última confesión, entre el cardenal Benelli y el papa Juan Pablo II. Este dice al primero que no hay nada malo en el uso del poder en nombre de Dios. Benelli le contesta: "estoy hablando de orgullo, de extrema arrogancia; la creencia de que uno puede moldear la historia conforme sus propios designios". El confesor -el papa Juan Pablo II- le responde: "hacer lo que está bien, no está mal; la Iglesia de Cristo necesita ser protegida". Benelli reacciona: "¿y quién protege a su gente de la Iglesia?"

http://gustavogordillo.blogspot.com/

Jornada

México SA

Carlos Fernández-Vega

Sin crisis, pero igual a 1995

Doce años después, de nuevo en el sitio 19... de 19 posibles

Cuba y su economía

Triste perspectiva que para la economía mexicana en 2007 y, eventualmente, años subsiguientes, vislumbran organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Económica para América Latina (Cepal). Cuando esto sucedía en tiempos del "cambio", Vicente Fox se apresuraba a decir que "no hay que hacerles caso, porque son cifras preliminares", aunque la realidad y el tiempo rápidamente lo desmentían. Ahora, en plena "continuidad", el actual inquilino de Los Pinos ni siquiera ese pretexto utiliza.

Lo cierto es que, tras la divulgación de los documentos Actualización sobre las perspectivas económicas mundiales del FMI y el Estudio económico 2006-2007 de la Cepal, el miércoles y el jueves pasados, respectivamente, y luego de revisar la estadística latinoamericana, la conclusión es por demás alarmante: en 1990, en plena "modernidad" y con "un pie en el primer mundo" (Salinas dixit), el crecimiento de la economía mexicana ocupó el tercer lugar regional entre los 19 países considerados; en 2007, la perspectiva la ubica en el escalón 19, de igual número de posibilidades. Una caída de 16 escalones en el periodo, a razón, casi, de uno por año, cuyos efectos todos padecemos.

En el periodo considerado (1990-2007), sólo en una ocasión la economía mexicana ocupó el escalón número 19 en el contexto latinoamericano: en 1995, cuando, en pleno crack del sistema financiero, el producto interno bruto (PIB) se desplomó 6.2 por ciento, el más pronunciado desde 1932 (con Pascual Ortiz Rubio, el nopalito, en Los Pinos), cuando la caída fue de 14.83 por ciento, y equiparable al de 1930 (con Emilio Portes Gil, como interino, en el mismo sitio), de 6.56 por ciento.

Doce años después, aparentemente sin crisis ni devaluaciones, ni problemas de deuda, con cientos de "reformas estructurales" realizadas, bancos extranjerizados, economía privatizada, miles de millones de dólares acumulados en reservas internacionales, inflación "controlada", déficit cero, un "cambio", una "continuidad" y tantas otras bellezas macroeconómicas, la mejor perspectiva que tiene la economía mexicana es volver a ocupar el escalón número 19, entre 19 posibles.

Los peores momentos económicos que ha vivido el país desde finales del siglo XIX a la fecha, de acuerdo con la estadística oficial (INEGI) son los siguientes (todos los porcentajes indican desplomes en el PIB): (Porfirio Díaz) 1899, 5 por ciento; 1902 (ídem), 7.23; (Venustiano Carranza) 1914, 10, y los ya citados.

A pesar de todo y con el estallido social en la puerta, la tasa anual promedio de crecimiento en el país en los últimos seis años de Porfirio Díaz como presidente fue de 3.18 por ciento, y de 2.85 por ciento en el caso de Carranza, en medio de la convulsión y Tlaxcalantongo. Ahora, en pleno siglo XXI, en "plena paz social" y con el "tesoro" macroeconómico garantizado, dicha tasa a duras penas llegó a 2.3 por ciento con Fox. Y con Felipe Calderón la perspectiva no se modifica.

En el sexenio salinista, la ubicación fue la siguiente: 1990, escalón número tres; 1991, 8; 1992, 12; 1993, 15; 1994, ocho. Y la realidad pasó la factura, porque con Ernesto Zedillo, en 1995, año del crack, cayó a la posición número 19; en 1996 subió al lugar cuatro, 1997 y 1998, cinco; 1999, siete, y en el cierre sexenal una proeza: medalla de plata, en segunda posición latinoamericana.

Llegó el "cambio", durante el cual la "mejor" posición que logró la economía mexicana en el contexto latinoamericano fue en 2006, cuando se colocó en el escalón número 11, de 19 posibles. Por año de gobierno, el ranking registrado fue: 2001, posición número 12; 2002 y 2003, 15; 2004, 13; 2005, 15 y 2006, 11.

Toca el turno a la "continuidad", que se estrena con la peor posición posible en América Latina, la número 19, exactamente la misma que la economía mexicana obtuvo en 1995, pero ahora sin crisis ni pretexto.

Las rebanadas del pastel

En otro orden, la Cepal divulgó información actualizada de la economía cubana, y en este sentido, de acuerdo con la Oficina Nacional de Estadística, el crecimiento en 2006 fue de 12.5 por ciento, similar a la del incremento del PIB per cápita dado el estancamiento de la población en el año. El déficit fiscal equivalió a 3.2 por ciento del PIB, un punto porcentual menos que en 2005. La inflación hasta diciembre se elevó dos puntos porcentuales en comparación con 2005, a 5.7 por ciento. El desempleo abierto permaneció bajo y registró la misma tasa del año anterior, 1.9 por ciento. Según las cifras de cuentas nacionales, el volumen exportado de bienes y servicios ascendió solamente 1.1 por ciento, en contraste con 2005, en el que 45.9 por ciento de incremento de las ventas externas representó el principal impulso al crecimiento. En consecuencia, habría sido predominante el papel de la demanda interna, atribuible a la inversión pública y el consumo privado. Este último presentó una pronunciada expansión, imputable en buena medida a los incrementos de salarios y pensiones de finales de 2005. Las ramas de actividad más dinámicas fueron la construcción y el comercio. En contraste, algunos sectores clave mostraron un bajo ritmo de crecimiento (industria manufacturera) o contracción (agricultura). El aumento de los precios internos reflejó las dificultades en el suministro de ciertos productos. Para 2007, el gobierno estima 10 por ciento de crecimiento, impulsado por un aumento de la inversión cercano a 22 por ciento -principalmente en construcción-, repunte del volumen exportado de bienes y servicios de 8 por ciento y disminución del volumen importado de bienes y servicios de uno por ciento. En el transcurso del año se continuaría con la restructuración del sector energético para lograr un uso más racional de los recursos, se haría hincapié en la construcción de viviendas y se procurará revitalizar el sector agrícola. Las autoridades esperan incrementar y fortalecer las relaciones bilaterales con Venezuela y China.

cfvmx@yahoo.com.mx


Marranadas


Los dislates del desgobierno

Para leer completito
El universal

Ye Gon y la putrefacción oficial
Jesús González Schmal
28 de julio de 2007


Es obvio que tal como llegó Calderón al poder y los pactos que tuvo que celebrar con su antecesor Fox-Bribiesca Sahagún (y con Elba Esther, con Azcárraga Jean, con Salinas Pliego y con los adinerados de todo origen) implicó condescendencia con unos no tan malos y, complicidad y garantía de impunidad, para otros peores. Hoy palidecen los Korrodi, que a través de Amigos de Fox no repararon en traer dinero del extranjero con tal de ganar a como diera lugar. En 2006, ante la posibilidad cierta de perder, no se titubeó en transar con quien se prestara y al precio que pidiere.

Ni siquiera como desplante publicitario para legitimarse, se valía que Felipe Calderón, como titular del Poder Ejecutivo y jefe del Estado mexicano, se tomara la licencia de afirmar que “va a meter a la cárcel” a Zhenli Ye Gon, cuando apenas dos días antes había dicho que el negocio de este señor y sus denuncias eran “un cuento chino”. Aquí evidencia crasa ignorancia jurídico-política cuando debería saber que su función dista mucho de la del Poder Judicial, que sería el único que, después de un proceso legal, podría condenarlo a la privación de la libertad si lo encontrara responsable.

La deshonra que para México implica la sola existencia del caso Ye Gon no tiene parangón en nuestra historia. El foxismo y el calderonismo son los padres putativos de un fenómeno de esta dimensión y gravedad para nuestra vida nacional e internacional. Ni en los peores tiempos del priísmo hubiera podido ser posible que un personaje de esa laya tuviera la importancia y la protección de la que gozó Zhenli. Nos sorprendía la corrupción de entonces, cuando se enriquecieron escandalosamente, y el propio cuñado del entonces presidente Salinas huía del país con una maleta de 9 millones de dólares, mientras al hermano se le localizaban depósitos millonarios en Suiza. Hoy, el hallazgo por un pitazo de la DEA, de más de 205 millones de dólares en efectivo, es un acontecimiento récord en la corrupción internacional.

Para colmo, los dólares que eran la prueba central de la investigación se lavaron en un acto de simulación para repartirse entre la PGR, Salud y el PJF que se prestaron a seguir evidenciando la putrefacción oficial neopanista.

Es así claramente entendible el caos nacional que priva donde, no sólo la extradición de capos y la osadía de sacar al Ejército a las calles no ha reducido la inseguridad y sí ha incrementado el riesgo y las ejecuciones en todos los confines de la República, sino el problema ha escalado hasta los atentados a las instalaciones petroleras en Guanajuato y Querétaro, al extremo de dejar sin combustible a una importantísima región industrial del centro de la República.

Oaxaca, que se creyó sólo un chispazo que se podía apagar con represión, ha resultado lo contrario. Un pueblo decidido a no entregar su dignidad ya no se conforma con que, a destiempo, se dieran las nivelaciones salariales que correspondían a los maestros y levantar los hombros para decir “aquí no pasa nada”. Esto hubiera podido lograrse si, en su momento, se hubiera respondido. Hoy la herida es más honda y las vidas y las aprehensiones que ha cobrado Ulises Ruiz y el gobierno federal no dejarán de reclamarse, hasta que se logre la justicia plena.

En lo social, la reforma a la Ley del ISSSTE para tapar desfalcos ancestrales y actuales y congratularse con los líderes sindicales oficiales aplicando Carstens las recomendaciones del Banco Mundial, ha logrado provocar una protesta popular que crece día a día con la esperanza de que por el amparo interpuesto vuelvan las cosas a su estado original. Las manifestaciones de inconformidad se multiplican y se expanden en toda la República.

El desconocimiento e improvisación en la administración pública tienen hecho un desastre al campo, donde todas las ayudas y apoyos pasan por tal cantidad de pasos y burocracias que no han servido para incrementar la producción rural ni, mucho menos, retener a los jóvenes que se juegan la vida para emigrar al país del norte.

En lo económico, el panorama es desolador. La caída en la producción de petróleo no detiene la corrupción interna en Pemex. El desempleo creciendo y la inflación repuntando con el peor déficit de la balanza comercial en 13 años que ya sobrepasa los 5 mil millones de dólares y, en el centro, una reforma fiscal diseñada sólo para recaudar, no para redistribuir.

Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM

El desgobierno mexicano

Para no variar, chinogate, las trampas de la mentira y desde luego la incapacidad que ha mostrado el usurpador al mando de un país que a todas luces le queda no grande, sino inmenso

Gobierno atrapado
Rogelio Hernández Rodríguez
28 de julio de 2007

El universal

En las últimas semanas el gobier-no de Felipe Calderón ha exhibido una notable incapacidad para enfrentar desafíos políticos e incluso amenazas a la seguridad nacional. El asunto de Zhenli Ye Gon se ha convertido en la mayor muestra de cómo las acciones han tomado por sorpresa a las autoridades y de su limitada capacidad para responder ante acusaciones poco creíbles pero que han sido capaces de sembrar dudas más que razonables. Finalmente Ye Gon ha sido detenido por las autoridades de aquel país por motivos propios y muy menores a los que se le han fincado en México.

Pero como ya había ocurrido antes, el gobierno cometió otro error al apresurarse el mismo presidente Calderón a afirmar que había sido detenido a petición expresa mexicana. Más tardó el presidente en decirlo que Estados Unidos en desmentirlo y, de nuevo, poner en aprietos a las autoridades y ahora directamente a Calderón. Sin corregir o aclarar el desliz presidencial, el gobierno lentamente ha comenzado a responder a las acusaciones y a mostrar que Ye Gon contó con la complacencia de funcionarios estadounidenses, lo cual no es increíble pero de ninguna forma exculpa a los mexicanos. Mientras las acusaciones continúan, siguen sin responderse los cuestionamientos acerca de la colaboración de aduanas, servicios de salud, policías, etc. La PGR y Hacienda se han empeñado en afirmar que el narcotraficante se aprovechó de fallas legales con el propósito de demostrar que no hubo protección en el territorio nacional. Lentitud e insuficiencia para liberar de culpas a la administración anterior en la que Ye Gon construyó su negocio.

Y mientras el enredo continúa, el EPR ha podido destruir instalaciones de Pemex, paralizar industrias y amenazar con nuevas acciones si no se cumplen sus demandas. Si ya es preocupante que existan grupos guerrilleros que, por definición, son violentos y ponen en riesgo la vida institucional, más preocupante es que cuando cometen un sabotaje de estas proporciones el gobierno no tenga la más mínima idea de lo que ocurrió. Desde luego que el problema se encuentra en las fallas del sistema de seguridad que ha sido incapaz de hacer las investigaciones adecuadas y, por supuesto, de prevenir las acciones, pero también ha sido el resultado de la inexperiencia de los funcionarios que están al frente de él.

No sorprende que el responsable directo de la “inteligencia” no sepa lo que ocurre si, como es sabido por todos, llegó al cargo por sus méritos como encuestador de Calderón y no por su experiencia en labores de seguridad, pero sí lo es que el secretario de Gobernación declare que nadie puede prevenir acciones guerrilleras porque con ello demuestra que no entiende las responsabilidades que se le han encomendado. Por supuesto que una tarea de las autoridades es prevenir acciones y que podría hacerlo si tuviera la capacidad para investigar, identificar y localizar a los grupos. Lo último que puede hacer Gobernación es tolerar la existencia de grupos guerrilleros como si fueran organizaciones de convivencia social y esperar que por su propia voluntad respeten las instituciones. Hay incapacidad de los órganos de inteligencia pero también de los que deberían atender la política interna.

Y porque hay esas carencias es que un personaje como Elba Esther Gordillo llama ignorante a la titular de la SEP y le pide cuentas al gobierno. No se trata del ejercicio de la crítica sino la actitud de un cacique sindical que se sabe poderoso y que puede chantajear a un gobierno que ha demostrado su debilidad. No hay duda de que la dirigente prestó servicios invaluables a la campaña de Calderón y de que los ha cobrado con creces, como lo demuestran los nombramientos de leales colaboradores e incluso familiares como su yerno, Fernando González Sánchez, como subsecretario de Educación Básica, pero ante la complacencia, Gordillo ha decidido exigir más.

Poco tiempo ha necesitado Calderón para probar que su equipo no tiene la experiencia ni la capacidad para enfrentar desafíos importantes. No bastan las acciones publicitarias para gobernar sino ejercer la autoridad y contar con funcionarios competentes que puedan hacer frente a la delincuencia y la oposición desmedida.

Investigador de El Colegio de México


Confucio-Ye Gon