"Si no grito mi nombre estaría desaparecido"Jesús López García narra la represión que sufrió de los cuerpos de seguridad de Ulises Ruiz A decir de Jesús Alfredo López García, abogado del Comité 25 de Noviembre y quien fue uno de los 50 lesionados reconocidos oficialmente, las corporaciones policiacas del gobierno de Oaxaca estrenaron equipamiento durante la ''Guelaguetza Popular''. Se trataba, afirma, "de toletes de madera que medían más de metro y medio de largo y con un grosor impresionante". El integrante del colectivo creado por el artista plástico Francisco Toledo, relata lo que enfrentó el 16 de julio en las inmediaciones del hotel Fortín Plaza y que a la postre le significó tres días de hospitalización, cuatro heridas en la cabeza -la menor de ellas requirió ocho puntadas en su curación- y un hematoma. ''No se trataba de una marcha, era una calenda que tenía como destino el cerro del Fortín. Una especie de convite, un recorrido pasacalles con música y baile. Yo me encontraba a la mitad del contingente con cuatro activistas extranjeros que vinieron a dar testimonio de la situación que vivimos en el estado. "Comenzaron los enfrentamientos y mientras ellos documentaban con cámaras de video y fotografía lo que sucedía, yo me dirigí hacia la vanguardia. Logré sortear las piedras que caían de ambos lados, pero de pronto quedé atrapado entre un grupo de gendarmes que perseguían activistas y otro contingente de policías que venía tras de mí." López García acudió ayer por la mañana a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal para levantar la queja correspondiente. En dicho organismo fue atendido y posteriormente canalizado a la comisión nacional. Para el activista, la razón para viajar a la ciudad de México se debe a que, asegura, ''la Comisión Estatal de Derechos Humanos está coludida en las acciones de barbarie gubernamental. Es un organismo complaciente y servil del Poder Ejecutivo de la entidad''. El activista, quien es uno de los nueve abogados que trabajan en el Comité 25 de Noviembre, asegura que de no ser por los medios de comunicación que captaron el momento en que los policías lo subían en vilo a una camioneta, ahora estaría desaparecido. ''Una decena de elementos se abalanzaron en mi contra. No tardaron mucho en postrarme Me dieron con todo: toletazos, puntapiés y pedradas. Lo que hice fue permanecer inmóvil. ''Después me cargaron en vilo, ya que mis piernas no respondían, hacia una camioneta particular de color gris. Me aventaron a la batea del vehículo y ahí me siguieron propinando rodillazos. Alcancé a ver a dos o tres tipos vestidos de civil que portaban armas de fuego. ''En ese momento empecé a ser fotografiado y muchos de los representantes de los medios de comunicación gritaban preguntando cómo me llamaba. Yo saqué fuerzas y les grité mi nombre, creo que eso fue fundamental para evitar que me desaparecieran.'' El activista también se reunió ayer por la tarde con la diputada federal Aleida Alavez, integrante de la comisión formada en la Cámara de Diputados para investigar los hechos de Oaxaca. Agregó que no es la primera vez que enfrenta actos de intimidación y agresiones, ya que a finales del año pasado estuvo a punto de ser golpeado por el jefe de custodios de una prisión del municipio de Tlacolula cuando acudió a la liberación de uno de sus representados, Orlando Rodríguez Silva, aprehendido el 25 de noviembre de 2006. Sobre los hechos del 16 de julio, añadió: "estuve apenas unos minutos en la caja de la camioneta; después de percatarse de la atención de activistas y periodistas los policías optaron por trasladarme a una ambulancia. "Ahí me canalizaron un montón de sustancias, algunas de ellas, me dijeron, eran para evitar que me convulsionara. Pero todavía dentro de la ambulancia dos policías preventivos me agredieron. Finalmente me trasladaron al hospital Aurelio Valdivieso, que es un hospital general, y después me canalizaron al hospital Molina, del que salí el 19 de julio. Nunca aparecí en las listas de detenidos ni en las de lesionados." Agregó que, producto de su activismo, la procuraduría de Oaxaca "inventó" una averiguación previa en su contra, por un delito "tan absurdo" como robo de automóviles. Por último, el abogado de 28 años, egresado de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, advierte: "me golpearon, me insultaron y, según ellos, me humillaron. Pero en mis convicciones no hicieron la menor mella. Me decían: 'ahí tienes, pinche chamaco, para que no defiendas a esos pinches appos', pero eso no cambia en nada mis convicciones". |
Los derivados
El caso de Zhenli Ye Gon y el imperio de la seudoefredina que construía en México con la complicidad del gobierno panista ha abierto una crisis mayor en el régimen, aunque éste no quiera reconocerlo.
1. La ultraderecha panista que está apoderándose del poder político en México, detentando ya espacios importantes del aparato gubernamental, carece de un proyecto nacional y de una visión de Estado, y en consecuencia su gente no tiene más que un afán de hacer negocios y de satisfacer las exigencias de grupos extremistas, de la jerarquía católica y de los priístas salinistas, por lo que se halla por completo doblegada a Washington, tal como lo está evidenciando el caso del chino-mexicano Zhenli Ye Gon.
2. El caso de Ye Gon sigue poniendo de manifiesto, en primer término, la profunda corrupción existente tanto en el gobierno de Vicente Fox como en el actual, así como la impunidad que caracteriza al poder panista y el cinismo cómplice de amplios sectores sociales, pues las evidencias confirman la connivencia de autoridades políticas, migratorias, de salud y hacendarias de ambos gobiernos, inimaginables sin la protección directa de Los Pinos en ambos sexenios, en la edificación del imperio de la seudoefedrina de Ye Gon, descubierto por la DEA.
3. El principal indiciado de este asunto criminal ha sido sin lugar a dudas Vicente Fox, quien desde que esto se hizo público ha permanecido en el silencio aguardando que Calderón le cubra las espaldas, pero que ya aparece desde ahora como uno de los mayores delincuentes de Estado en la historia reciente del país, pero los responsables son muchos en ambos gobiernos.
4. Lo más grave del asunto no lo constituye, sin embargo, la confirmación del hecho de que la burocracia panista está inmersa en la corrupción y vinculada al narcopoder, sino la situación que se agrava en el país por la debilidad que evidencian una vez más Calderón y su gente ante los poderes del exterior, y en particular ante la administración Bush, pues ello compromete seriamente el futuro de México, ya que son muy fácilmente controlables desde Washington.
5. Las mentiras de Calderón y de sus colaboradores desde que el asunto se hizo público tras la acción decidida por la DEA de irrumpir en la residencia de Zhenli Ye Gon y apoderarse del dinero, ha llevado al gobierno panista de facto de traspié en traspié. La PGR y las fuerzas armadas mintieron al señalar que se trataba de una investigación suya, cuando era de la DEA, y desde entonces han ido enredando el asunto en una torpe campaña propagandística hasta que el propio Calderón mintiera una vez más a los mexicanos al afirmar el martes 24 que había sido su gobierno el que había solicitado la detención de Zhenli, cuando la DEA había advertido desde abril que embargaría las cuentas del chino-mexicano y tenía la orden de captura de éste desde el 15 de junio (La Jornada, 24 y 26 de junio).
6. El asunto ha sido desde sus inicios y en todo momento una investigación de la DEA y del gobierno estadunidense, que han actuado en función de sus intereses estratégicos: para mejor organizar el mercado de las drogas y a fin de poder disponer de información preciosa del propio Zhenli Ye Gon para conocer las actividades delictivas de Fox y de Calderón, y poder en consecuencia controlar mejor a los panistas, por lo que el gobierno pelele de México poco les ha importado y no han cuidado siquiera las formas.
7. Felipe Calderón, en todo caso, cerró las vías para la extradición, y de paso le abrió a Zhenli la posibilidad de pedir asilo al afirmar en Palacio Nacional, el lunes 16, en abierta violación al marco constitucional mexicano, que el ex chino iría a la cárcel, y poco importa saber si lo hizo por tontería o por complicidad con Washington.
8. El gobierno de Calderón no actuó en este asunto para luchar contra el narcotráfico, como éste lo ha pretendido tontamente, sino que fue arrastrado en todo momento por la investigación estadunidense, desconcertado porque el asunto involucraba de manera directa no sólo a Fox y a sus amigos, asociados a todas luces con Ye Gon, y a la burocracia panista, coludida en los dos sexenios con el chino-mexicano en incontables transgresiones a la ley, pero sobre todo porque ponía una vez más al descubierto el financiamiento fraudulento de la campaña de 2006.
9. El México de Calderón y de la extrema derecha panista no es ya un país soberano que tenga la capacidad de organizarse bajo un orden jurídico propio, y de proseguir esta pendiente entreguista, en poco tiempo el futuro del país quedará hipotecado por muchos años. En el caso Ye Gon, las fuerzas armadas, la PFP y la PGR actuaron obedeciendo a la DEA, en tanto que los tribunales mexicanos se plegaron a la decisión de Washington. El procurador Medina Mora, quin hizo el ridículo aquí y en Washington, no puede esconder en sus múltiples comparecencias ante los medios el temor de Calderón de que la información que obtengan las autoridades estadunidenses de Zhenli Ye Gon pueda ser hecha pública o simplemente usada por ellos para doblegar aún más al "narcogobierno panista", como ya muchos lo llaman.
10. La crisis abierta en el gobierno de hecho de Felipe Calderón por el descubrimiento de este asunto criminal, que involucra directamente a Fox como a él mismo, no podrá ser resuelta, por lo mismo, con una campaña propagandística, pues sus secuelas están marcando ya de manera directa el futuro del régimen mexicano.