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LE NOUVEAU GOUVERNEMENT MEXICAIN EST ENTRE EN GUERRE SAINTE CONTRE SON PROPRE PEUPLE. ARRESTATIONS ARBITRAIRES D'HOMMES POLITIQUES COMME DE SIMPLES PASSANTS QUI AVAIENT LE MALHEUR DE SE TROUVER AU MAUVAIS ENDROIT AU MAUVAIS MOMENT, GENERALISATION DU VIOL DES PRISONNIERES, DE LA TORTURE Y COMPRIS SUR DES ENFANTS DE HUIT A DOUZE ANS , CENSURE DE TOUTE OPPOSITION... LA LUTTE NE FAIT QUE COMMENCER. El nuevo gobierno mexicano a entrado en guerra santa contra su propio pueblo. Imposición, traición, doble discurso, ruptura del pacto social, ningún respeto por los derechos humanos con la consiguiente tortura, prisión, muerte de luchadores sociales e inocentes. Censura y desprecio por la cultura y la educación.... LA LUCHA COMIENZA.

jeudi 31 mai 2007

Julio Hernández López

Jornada


Astillero

Mini informe

¿Mandadero o mandatario?

Un presidente con Fe

Nomenclaturas inmorales

Foto: Maestros en plantón frente a las instalaciones del ISSSTE empezaron ayer la construcción de una bodega de madera para recibir cemento y ladrillo para la edificación de viviendas temporales en su protesta contra la nueva ley del instituto
Maestros en plantón frente a las instalaciones del ISSSTE empezaron ayer la construcción de una bodega de madera para recibir cemento y ladrillo para la edificación de viviendas temporales en su protesta contra la nueva ley del instituto Foto: José Carlo González

El Presidente LegaL (PLL) de México, Felipe Calderón, rindió ayer su primer informe semestral de gobierno ante la soberanía de una reunión privada que organizó The Economist en el foro Los Pinos. Sin interrupciones ni más vigilancia militar que la ordinaria (que de por sí es mucha), el Agente del Ministerio Público de la República dio cuenta de los grandes logros alcanzados a lo largo de sus primeros seis meses de ejercicio. La frase más rimbombante del íntimo corte informativo asegura que "en México manda el Estado, la fuerza del Estado representada en el gobierno y no en otros poderes de facto". El sonido de la filmación no fue afectado, afortunadamente, por sonido de disparos ni por gritos de protesta, ni fueron alterados el ritmo y la entonación del discurso por noticias discordantes como los problemas estudiantiles de Morelia o la cuota diaria de asesinatos a cuenta de los ajustes del mercado del narcotráfico.

El felicísimo hombre de Fe explicó, además: "si hemos empleado masivamente toda la fuerza del Estado, es porque el Estado, a mi juicio, se justifica por eso, por ser capaz de garantizar el orden, la legalidad y los derechos de los ciudadanos" (esta columna, convertida en Rubencito Aguilar Astillado, entiende que don Lipe, un hombre con Fe, quiso decir que el paraíso del respeto a los derechos humanos y la convivencia armónica de la sociedad depende del uso masivo de "toda la fuerza del Estado", de tal manera que entre más soldados y policías haya en las calles más realizado y pleno será el susodicho Estado ¿militar? ¡Apatzingán o Muerte, bombardearemos!, podría ser el grito jubiloso de tal Estado frente a su muy ordenada población!).

El licenciado Calderón tuvo momentos de humor al estilo de Ernesto Zedillo (sólo comprensibles para él y quienes están obligados laboralmente a regocijarse con esas palabras), pues reconoció que "estuvo emocionante, por llamarlo de alguna manera, las vísperas y el inicio mismo del gobierno" (¡oh, sí, cuán emocionante: ji, ji, ji!) y, ya que se había hecho acompañar de Eduardo Sojo (seguramente para demostrar que Vicente Fox le sigue nombrando funcionarios como ese dizque secretario de Economía), y que éste había pronunciado en su discurso conceptos que Calderón repetiría, se excusó al advertir: "si repito algunas de las cosas que él dijo aquí, es simplemente para expresar el grado de sincronía que tenemos en el gobierno federal, que también ayuda". Relajado y puesto en On, CalderOff insistió en que México va a ser bien chido en materia económica en algunas décadas más (cuando, oh, ya no será posible felicitarlo directamente por esos supuestos logros futuros que hoy son verificable sacrificio impuesto).

Astillas

Cuestión de nomenclaturas: la Asamblea Legislativa del Distrito Federal promueve que el gobierno capitalino retire el nombre de Luis Echeverría de calles, colonias y espacios públicos en general, dado que sobre el ex presidente hay abundantes indicios de responsabilidad en hechos de represión política. Una de las formas de perversión de la conciencia ciudadana ha sido la extendida práctica de imponer nombres de políticos ladrones, violentos e ineptos a sitios de uso colectivo, por lo cual la iniciativa de los legisladores de la ciudad de México merecería ser adoptada por congresos y autoridades de estados y municipios del país donde presidentes, gobernadores, presidentes municipales y políticos federales poderosos han instaurado nombres suyos o de personajes igualmente nefastos, miembros de un pasado compartido, como pomposas denominaciones oficiales de calles, bulevares, avenidas, plazas, parques, escuelas, hospitales y muchos lugares más. Basta, además del evidente caso de Echeverría, de vías, edificios y entidades públicas llamados José López Portillo, Miguel de la Madrid, Miguel Alemán, Gustavo Díaz Ordaz, Manuel Avila Camacho, Carlos Salinas de Gortari, e incluso Vicente Fox (ya nomás falta el bulevar de las cosas perdidas Martita Sahagún, o la colonia de interés social Hermanos Bribiesca, o la Ampliación Aeropuerto Federal que se llamara Cuenta Bancaria de Pedro Cerisola y Enrique Velasco, o el Desarrollo Turístico Campechano Familia Mouriño, o la Cátedra Cibernética Cuñado Hildebrando)... Por lo demás, todo seguía más o menos igual ayer: protestas de maestros contra la Ley del ISSSTE, polémica sobre los obstáculos de la PGR y la CNDH a las modificaciones legales en materia de aborto, primeros asomos formales al tema de la reforma fiscal, con la novedad de que Los Pinos no estaría promoviendo nada relacionado con el IVA, según la versión de un diputado que conocería los envíos oficiales del calderonismo, y la histeria televisada de quienes han sido verdugos de la libertad de expresión desde sus espacios electrónicos y ahora se horrorizan oportunamente por lo que sucede en Venezuela, preparando al auditorio para que asuma como un triunfo cívico la ratificación de la ley Televisa como dictadura buena, casi de telenovela... Por cierto, el héroe precioso de ayer en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión fue el senador panista Federico Doring, quien, armado de la gran autoridad moral que le concedió el servir de burrero videográfico al llevar a Televisa las imágenes de René Bejarano recibiendo dinero de Carlos Ahumada, propuso al mencionado órgano legislativo que hubiera una protesta por el cierre de Radio Caracas Televisión. Esa iniciativa fue aprobada solamente por los diputados del PAN... Ayer, Mar(t)iagna participó en una tierna subasta de objetos de arte para beneficio de los niños pobres de la ciudad de México (¿cuándo habrá tés canastas, degustaciones gastronómicas y desfiles de modas con tan loable sentido asistencial? ¡Ay, loz pobrezitoz pobrez!, habría dicho alguna filantrópica antecesora) y la señora Mar(t)arita estuvo en San Luis Potosí, promoviendo mejores condiciones para la adopción de niños (por cierto, una integrante de los Hermanos Zavala vive en aquellas tierras arrasadas por el gobernador Marcelo de los Negocios y se ha manifestado -la hermana, obviamente- contra la instalación de la Minera San Xavier)... ¡Hasta mañana en esta sección que, al paso que van las cosas, podría llamarse Mar(t)illero!

CNDH

Proceso

“¿Tu le crees a Soberanes? yo tampoco”

josé gil olmos México, D.F., 30 de mayo (apro).- Con un presupuesto de más de 700 millones de pesos anuales, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) es la institución en su género que más dinero tiene en el mundo. Pero ni con todos estos recursos su presidente José Luis Soberanes ha hecho su labor de defensor del pueblo. Al contrario, ha demostrado que sus intereses particulares van primero.

Ninguna de las tres presidencias anteriores en la CNDH ha sido tan mal vista y cuestionada como la del doctor Soberanes. Y no sólo por su protagonismo histriónico en los medios y en la política, sino también por la falta de autonomía e independencia ante las autoridades, la pésima administración de sus recursos y su ineficacia como defensor del pueblo.

En los últimos meses, el protagonismo y los intereses políticos le han ganado al ombudsman mexicano. Contrario a la naturaleza de su tarea, a contracorriente de lo que el país necesita, el doctor Soberanes no desperdicia una oportunidad para hacerse ver en la opinión pública o para defender al Ejército y al presidente Felipe Calderón, sin importar que ponga en riesgo la credibilidad de la institución como ha ocurrido con los casos de Ernestina Ascencio, Oaxaca, Atenco y la reciente controversia constitucional contra la despenalización del aborto que presentó en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

A Soberanes le cuesta trabajo deslindarse de sus propios intereses. Si bien es cierto que, en los primeros años de su larga gestión iniciada en 1997 tuvo un bajo perfil, también es cierto que en todos estos años no se ha comprometido en denunciar las tropelías cometidas por el Ejército y el Ejecutivo federal.

Todo parece indicar que son ciertas las versiones de que el presidente de la CNDH pretende saltar de la defensoría de los derechos humanos a la Procuraduría General de la República o a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y para ello necesita de los favores de Felipe Calderón desde la Presidencia de la República.

Sólo de esta manera se puede entender el comportamiento del doctor Soberanes: está tratando de quedar bien con el presidente y su partido, el PAN, para avanzar en sus pretensiones políticas.

Sin embargo, lo que no se puede entender o aceptar es el enorme gasto que tiene en comidas exquisitas con facturas de hasta 16 mil pesos en la compra de caviar, patés y otros gustos carísimos cuando tiene el papel de defender a un pueblo que vive en la miseria.

Tampoco se puede comprender cómo ha dejado en la impunidad casos claros de violaciones a mujeres por parte de militares, como el de la señora Ernestina Ascencio.

En un juego de palabras, bien se podría aplicar al presidente de la comisión la máxima que Elba Esther Gordillo le impuso a Roberto Madrazo: “¿Tu le crees a Soberanes? Yo tampoco”.

¿Quién puede creerle al presidente de la CNDH cuando dice que, de motu propio, presentó la queja contra la despenalización del aborto en la Suprema Corte de Justicia, cuando al mismo tiempo lo hizo la PGR con la anuencia del presidente Felipe Calderón? ¿Quién le va a creer cuando afirma que él no ha actuado por consigna en los casos de Oaxaca, Zongolica, Guerrero y Coahuila, en los que militares y policías han cometido graves violaciones a los derechos humanos de ciudadanos?

Todavía se pueden recordar las palabras de Soberanes cuando presentó tardíamente el informe de Oaxaca y deslindó de toda responsabilidad al gobierno de Calderón: “No tiene porque pagar los muertos del pasado”, dijo de manera obsequiosa sobrepasando sus propios límites, pues su papel es enviar las recomendaciones al gobierno en turno para que se tomen las medidas necesarias y resarcir parte del daño causado.

Estas actuaciones han dañado de manera grave la credibilidad y la confianza social en la CNDH. Ha habido casos en los que los quejosos prefieren no entrevistarse con los visitadores, pues de antemano saben que no servirá de nada buscar su protección, ya que estos representantes de la comisión están coludidos con las autoridades estatales o federales, como ocurrió en Oaxaca.

Conocedora de esta situación, de esta crisis de credibilidad, la CNDH pagó recientemente inserciones en algunos medios con los resultados de una encuesta, según los cuales ésta institución sigue siendo confiable para la mayoría de los ciudadanos.

A pesar de los gastos de esta campaña de expiación de culpas y de autopromoción, en el fondo se da un efecto a la inversa, pues sólo se refuerza la percepción de que ha crecido la desconfianza en la autonomía e independencia de la CNDH presidida por el doctor Soberanes.

De poco sirve a una sociedad en crisis una comisión de derechos humanos sin peso, sin moral ni ética. Por eso, ya es tiempo de realizar cambios en la presidencia de la CNDH, no obstante que el tiempo fijado sea hasta 2008.

Y a partir de estos cambios iniciar una limpieza en su estructura y dejar a un lado los favores políticos para dedicarse a la función para la que fue creada: proteger y promocionar la defensa de los derechos humanos.