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LE NOUVEAU GOUVERNEMENT MEXICAIN EST ENTRE EN GUERRE SAINTE CONTRE SON PROPRE PEUPLE. ARRESTATIONS ARBITRAIRES D'HOMMES POLITIQUES COMME DE SIMPLES PASSANTS QUI AVAIENT LE MALHEUR DE SE TROUVER AU MAUVAIS ENDROIT AU MAUVAIS MOMENT, GENERALISATION DU VIOL DES PRISONNIERES, DE LA TORTURE Y COMPRIS SUR DES ENFANTS DE HUIT A DOUZE ANS , CENSURE DE TOUTE OPPOSITION... LA LUTTE NE FAIT QUE COMMENCER. El nuevo gobierno mexicano a entrado en guerra santa contra su propio pueblo. Imposición, traición, doble discurso, ruptura del pacto social, ningún respeto por los derechos humanos con la consiguiente tortura, prisión, muerte de luchadores sociales e inocentes. Censura y desprecio por la cultura y la educación.... LA LUCHA COMIENZA.

lundi 23 avril 2007

Courrier international GALERIE
La France a voté (5 dessins)
Au premier tour de l'élection présidentielle, Nicolas Sarkozy et Ségolène Royal l'ont emporté. Il faut maintenant attendre le 6 mai pour connaître l'heureu(se)x élu(e)...
23 avr. 2007
Train-train électoral
Dessin de Barrigue
paru dans Le Matin(Lausanne)

Julio Verne

Siempre


El México que imaginó Julio Verne

Mary Carmen Sánchez Ambriz

El padre de Julio Verne deseaba que su hijo primogénito siguiera sus pasos y ejerciera como abogado. No obstante, éste prefirió dedicarse a la literatura. Y lo que en su momento fue un camino sumamente criticado, con el tiempo se convirtió en una revelación. En sus inicios las novelas de Julio Verne fueron el resultado de un proyecto educativo diseñado por su editor, el sansimoniano J. Hetzel, y dirigido a la formación de jóvenes franceses. Este plan editorial consistía en despertar el interés por la ciencia, divulgar los conocimientos científicos, y abordar valores como la solidaridad, la fraternidad y la justicia, entre otros. Verne se convirtió en un guía del conocimiento, del espacio, la mitología y la razón; de tal forma que sus novelas responden a esa llamada positivista que inundaba a la literatura de finales del XIX. Sin embargo, Los viajes extraordinarios no sólo se volvieron relevantes por la difusión del saber científico sino que se convirtieron en la punta de lanza de un tipo de novelas sólidas, intrépidas, amenas, que cautivaron a no pocos lectores.
De aquella serie, quizá la más conocida es la que relata las aventuras del profesor Aronnax a bordo del submarino Nautilus. El libro recoge en primera persona las impresiones del mentor, que parte al encuentro de lo que él cree un imponente cetáceo y se topa con una insólita nave, ideada y construida por un extraño personaje, el capitán Nemo —“nadie” en latín—. Durante su travesía por el Nautilus, Aronnax, guiado por Nemo, penetra en muchos de los secretos del océano, recorrerá espacios que nunca imaginó: bosques submarinos, enormes perlas, erupciones volcánicas bajo el agua, un túnel que une al Mar Rojo con el Mediterráneo, un tesoro hundido en la bahía de Vigo, el Polo Sur, pulpos gigantes y hasta las ruinas de la Atlántida.
El capitán Nemo tiene el siguiente lema: Mobilis in mobili —móvil en lo móvil—, errante en el agua que no cesa de fluir. Es un viajero nato que no descansa nunca, como tampoco descansó la pluma de Verne con decenas de libros. Al final, la travesía submarina de Nemo es como la de Gilgamesh, Gulliver y Ulises, y como todos los viajes prodigiosos. Tras las claraboyas del Nautilus, atisbamos una imagen sutil de la realidad.
En tierra azteca
En sus narraciones logró vislumbrar inventos como el submarino, el aeroplano, la televisión y los viajes a la luna; también su imaginación lo llevó hasta lugares sobre los que jamás pensó que iba a escribir, entre ellos México.
Hay dos obras que Verne sitúa en nuestro país: Un drama en México: los primeros barcos de la marina mexicana (1851) y El eterno Adán, novela que se publicó después de su muerte, ocurrida el 24 de marzo de 1905. Cabe señalar que el escritor nunca cruzó el Atlántico —de hecho su campo geográfico fue muy limitado, no así su imaginación.
La primera obra mencionada se publicó alguna vez con un prólogo de Carlos Monsiváis, en donde se señalan los aciertos de Verne y los errores u olvidos geográficos que presenta el texto en su recorrido de Acapulco hasta las faldas del Popocatépetl.
Un drama en México cuenta el amotinamiento de las tripulaciones “mal alimentadas, apenas pagadas, agotadas de fatiga y aburrimiento” de La Constanzia y El Asia, naves españolas que hacían escala en la isla de Guam, tras seis meses de travesía. Los personajes apenas esbozados representan diversos valores y no se juzga la acción de que los navíos, tras el triunfo de la rebelión, fuesen llevados a México, sino la traición de las tripulaciones a sus comandantes, de acuerdo con los códigos de valores de los hombres de mar. Sin embargo, no deja de ser notorio que esa rebelión sea casi una emulación de las acciones que los insurgentes hispanoamericanos han realizado con respecto a España, a la que de algún modo estarían también traicionando.
La Constanzia era comandada por el capitán Orteva y El Asia por don Roque de Guzuarte, que tienen que enfrentar la sorda insubordinación de sus hombres, encabezados por el teniente Martínez, “quien había comprometido su dignidad de oficial”, y José, El Gaviero, “hombre vil y despreciable”. Estos personajes, cuyas razones nunca son explícitas, planean hacerse con las naves y llevarlas a puerto mexicano, donde “la nueva confederación (...) nos comprará nuestros navíos a cualquier precio”. A ellos se oponen, pero silenciosamente, Pablo, el aspirante a teniente, protegido desde su niñez por el capitán Orteva, y el “honesto contramaestre” Jacopo. La rebelión, presiente Orteva, es casi inminente, pero pide a Pablo que en caso de que ésta triunfe y él muera, asuma la venganza como un deber patriótico, “tú me vengarás para vengar a España”. Finalmente, el motín triunfa y los barcos son llevados al puerto de Acapulco, desde donde los traidores marchan hacia la Ciudad de México para cerrar el trato.
Por raro que parezca, la marcha la hacen a pie y por zonas apenas pobladas, donde son recibidos con indiferencia y hostilidad. Pablo y Jacopo desaparecen, pero en ciertos sucesos desgraciados por el camino se hace suponer que ellos marchan también por la misma ruta en espera del momento propicio de la venganza, la cual acontece en territorios de una naturaleza exuberante y misteriosa, al pie de las montañas emblemáticas de México.
Como señala José Iturriaga, hay ciertas incoherencias en los trayectos y en la flora y fauna de la zona, que tienen que ver con el relativo desconocimiento de la geografía del país, pero que funcionan muy bien para crear el ambiente de angustia y misterio que culminan con el final de los traidores.
Otra parte interesante es la descripción de los mexicanos y de sus mujeres de “hermosos contornos”, aunque sobre el carácter y productividad de sus habitantes no se tenga un buen juicio, pues desde la perspectiva de Verne, que vive en un país en auge económico e industrial que transforma a su sociedad a ritmos asombrosos para su época —él mismo, antes de convertirse en novelista, fue corredor de la bolsa—, México es un país dominado por la pereza y la cobardía.
El viaje de Acapulco a la Ciudad de México pasa por ciudades como Taxco, donde nuestros personajes no se dan tiempo para ir siquiera a Santa Prisca, pero donde tienen una comida con “vísceras de pollo nadando en un océano de salsa de chile verde”, la cual, desde luego, “es una comida suculenta para paladares indígenas”, que acompañan con una especie de “crepas de maíz”. Ya cerca de México, por el Paso de Cortés, Martínez y José El Gaviero son alcanzados por su destino, en forma de venganza, la cual es ejecutada por Pablo y Jacopo, ante el viejo Popocatépetl, que muy poco científicamente parece arrojar “los fuegos vengadores del infierno”.
Un drama en México es la novela pionera de una larga saga, en la que convivirán las pasiones humanas con los artificios de un nuevo siglo, y se confrontará el pensamiento positivista con la mentalidad mágica de regiones tropicales, que seguirán deslumbradas durante largo tiempo con misterios como los del hielo.
¡Alerta, tsunami!
El eterno Adán se publicó en 1910, cinco años después del fallecimiento de Verne. La novela se sitúa en El Rosario, Sinaloa, una ciudad minera. Pero en El Rosario no hay mar, se encuentra varios kilómetros más adelante hasta Chiametla. Verne se convierte otra vez en visionario al hablar de una catástrofe. Al leer El eterno Adán puede parecer que Verne tenía noticias de que una tragedia como el Tsunami ocurriría tarde o temprano. La diferencia es que no se desarrolla en Asia. El mar devora la tierra. Escribe: “Los ojos habían descubierto que las montañas ya no existían y que México fue tragado por las aguas. En su lugar sólo hay un infinito desierto, el árido desierto del mar”.
En dicha historia no sólo desaparece el territorio nacional, también todo el continente americano. Afortunadamente se salvan unos cuantos pasajeros de un viejo barco, y deben fundar la civilización como lo hicieron en su momento Adán y Eva. Hay quien duda si en verdad Julio Verne escribió El eterno Adán. Según Herbert Lottman, uno de los biógrafos más reconocidos de Verne, fue su hijo Michel Verne quien lo dio a conocer por primera vez en la Revue de Paris —y más adelante en una recopilación de textos breves bajo la firma de Julio Verne que lleva el nombre de Ayer y mañana—. Lottman acusa a Michel Verne de atribuir a su padre un cuento suyo, mas en varios documentos figura el nombre de Julio Verne relacionado con ese libro póstumo.

PAN-pobreza

Siempre

Bueno resultó el PAN para gobernar


Devastación social: 68 millones de pobres

Félix Fuentes

La devastación social de México es claramente definida en estas cifras oficiales: 49 millones de compatriotas —47 por ciento de la población— vive en “pobreza patrimonial”, o sea, sin ingresos suficientes para necesidades de alimentación, vestido, calzado, vivienda, salud, educación y transporte. Y otros 19 millones —18.2 por ciento— padece la pobreza “más lacerante”.
Lo hizo saber la titular de Desarrollo Social, Beatriz Zavala Peniche, en su comparecencia del 11 de este mes en el Senado. No se advirtió, sin embargo, que los “abuelos de la patria” se hubiesen estremecido por tan grave información.
La “noticia” se perdió de un día a otro. Las televisoras ni se ocuparon del tema, las estaciones de radio le dedicaron unos minutos y lo pasaron por alto los “analistas” televisados.
Sí llamó la atención a varios legisladores que la anterior titular de esa dependencia y hoy secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, dijera en agosto del 2005 que la pobreza “se había reducido durante el periodo de Vicente Fox, de 52 millones a 47 millones de pobres”.
Según cuentas de reporteros observadores, en 19 meses aumentó la población de pobres en 19 millones y la de “pobreza lacerante” en 1 millón 700 mil.
Así quedó a la vista otra falacia criminal del régimen pasado, elaborada por la “educadora” Josefina Vázquez Mota. Era constante el discursillo de Vicente Fox sobre la supuesta disminución de la pobreza y no hubo diputado o senador que lo desmintiera, de frente y en su momento.
En la misma comparecencia, el senador perredista Graco L. Ramírez se encaró a Beatriz Zavala y le mostró un listado, con nombres y apellidos, de 27 delegados de Sedesol, todos panistas. Son quienes, con fines electoreros, manejan la “política social” de dádivas a través del nefasto programa Oportunidades, creado por el foxismo.
Dichos delegados son ex funcionarios de administraciones blanquiazules, líderes partidistas y ex legisladores. La mayoría fue heredada por Vázquez Mota a la actual administración, pero los coordinadores de partidos del Senado, ¡excepto el PAN!, demandan la remoción de esos funcionarios empanizados.
A Beatriz Zavala le reprocharon en la Cámara Alta que el 24 de marzo pasado fue a Yucatán y entregó recursos, bajo el rubro de Oportunidades, en apoyo del candidato panista al gobierno estatal, Xavier Abreu Sierra. En ese recorrido benefició a 133 mil familias de tendencia blanquiazul.
Sin respuestas ante las severas incriminaciones, Beatriz Zavala aseguró que los programas sociales, como el de Oportunidades, están blindados. Pero no especificó contra quienes.
Así quedó demostrado, durante dicha sesión senatorial, que al régimen actual le importa poco cuántos pobres existan en nuestro país y tampoco el incremento de esas cifras trágicas. Por añadidura, los recursos aprobados por el Congreso para fines sociales son utilizados en la compra de votos.
Buenas resultaron las señoras de Acción Nacional para esos menesteres. Después del desempeño de Vázquez Mota hasta las elecciones del 2006, Marta Fox impuso en Sedesol a Ana Teresa Aranda —la de los piojos— y la releva Beatriz Zavala, quien sigue los pasos de sus antecesoras, al pie de la letra.

www.felixfuentes.com

Política

Jornada

León Bendesky

Política cercada

Si la política es en buena parte lo que hacen los políticos, está cada vez más envuelta por su propia ineficacia. En ocasiones parece la imagen de un perro dando vueltas sobre sí mismo al tratar de morderse la cola.

Se habla así de seguridad en medio de balazos y de muchos muertos; de gobernabilidad en un entorno de creciente insatisfacción, de gestión eficiente de los asuntos generales con un Estado que no tiene recursos para gastar en el bienestar de la gente, que se ha ido negando a sí mismo y acabado con la capacidad de administrar los bienes nacionales, entre ellos, la menguante riqueza petrolera.

Se habla de crecimiento productivo y salud económica mientras las escuelas públicas y hospitales tienen grandes carencias, cuando se ha dejado a quienes trabajan en una creciente indefensión por la falta de empleos y se les ha puesto en manos de especuladores privados a los que se transfieren forzosamente sus pensiones.

Se habla de progreso en el contexto de una enorme desigualdad social y la expulsión creciente de mexicanos fuera del país. Se habla de democracia en el marco de la desconfianza y mientras los que gobiernan y dirigen las instituciones siguen operando en medio de prácticas patrimoniales que no quieren superar.

Una situación como ésa, que se asienta en profundas distorsiones del funcionamiento de la cosa pública, no puede más que cerrar los espacios en los que maniobra el gobierno y tensar las relaciones sociales. Así, parece que todo se mantiene en la misma posición: estancado, sin movimiento. Pero, en efecto la sociedad se deteriora y desgasta de modo permanente.

Estas contradicciones se expresan de forma bastante explícita en lo que podría considerarse como un rasgo central del patrón de crecimiento de la economía y del carácter de la política pública. El crecimiento tiende a concentrar la pobreza, mientras la política económica tiende a concentrar la riqueza. La tensión entre estas dos fuerzas provoca la ampliación de la brecha de la desigualdad y la reducción constante de la eficacia productiva. La combinación es sumamente perversa.

Las rutas de convergencia en la dinámica social no funcionan, la desigualdad y la inequidad se reproducen como las células del cáncer en un proceso de metástasis. Eso ocurre en distintos ámbitos como son: el de los sectores productivos y el de la geografía, o sea, el emplazamiento territorial de la población y las actividades que generan empleos e ingresos. Genera, también, la desigualdad cada vez mayor entre los grupos de la población, lo que debilita sensiblemente cualquier fuerza que pudiera tender a crear una mayor cohesión social, en el sentido más general de la identificación con algunos referentes que abarquen a la comunidad. El retroceso reciente en este campo es muy significativo.

Al mismo tiempo, la convergencia con el exterior tiende a concentrarse sólo en aquellos sectores productivos y aquellas empresas que participan de las corrientes mundiales del intercambio comercial y de las inversiones. Y esta condición abarca, por supuesto, sólo a aquellos grupos de ingresos suficientemente altos para ser partes del mercado global de consumo. Los demás quedan marginados y hasta excluidos, y son desplazados en un sentido estricto tanto en el país y, especialmente, en términos de la migración.

Que el proceso de crecimiento económico provoque concentración de la pobreza no debe sorprender a ningún estudioso de la historia y la teoría económicas. Por eso es que uno de los grandes debates recurrentes concierne al elemento clave de la política, que es la intervención estatal para deshacer o aminorar las fuerzas que actúan en esa dirección. Pero en México la relación es a la inversa y la política pública no sólo es inútil como factor de compensación de la desigualdad y la falta de equidad, sino que las fortalece mediante su intervención para concentrar la riqueza.

La política tributaria, y en general la fiscal, es un caso ejemplar de devolución perversa de recursos, ventajas y privilegios que favorecen la concentración de la riqueza y del poder. Si esta esencia no se reconoce de manera abierta en cualquier propuesta de reforma fiscal y se actúa decisivamente al respecto, el esfuerzo será en vano. Podrá dejar satisfechos a muchos y conseguir el aval del Fondo Monetario Internacional y de la OCDE, pero no podrá modificar las condiciones que mantienen la baja productividad económica y la perversa rentabilidad social.

Y dicha reforma fiscal no puede verse tampoco de manera aislada si otras prácticas permanecen igual; ahí están las formas de regulación de la competencia, las atribuciones de la Secretaría de Hacienda, o bien la naturaleza autónoma, pero sin rendición de cuentas, del banco central. Esto es el entramado institucional que define a la gestión gubernamental, y que es arcaico y promueve las formas más atrasadas de redistribución social.

NARANJO
Rio de Sangre

OAXACA

HERNÁNDEZ
Lo Que Realmente Importa


Jornada

Gustavo Esteva

La olla y el vapor

Circula en Oaxaca, en medio de la brega cotidiana, una imagen que busca sintetizar aspectos de lo ocurrido.

Años de corrupción feroz y autoritarismo desbordado convirtieron a Oaxaca en una olla de presión sobre fuego lento. Ulises Ruiz echó leña al fuego hasta que la presión botó la tapa el 14 de junio. La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) aglutinó el descontento que se cocinaba dentro de la olla y lo convirtió en acción transformadora. La ferocidad de las fuerzas federales puso una pesada tapa sobre Oaxaca el 25 de noviembre pasado, pero el fuego continúa. Alivian la presión pequeños agujeros abiertos por iniciativas de la gente, pero son insuficientes. La presión sigue acumulándose y en cualquier momento botará de nuevo la tapa. La experiencia permitirá quizás dar cauce más ordenado a la presión, pero nadie puede prever lo que ocurrirá. Hay demasiadas fuerzas enfrentadas.

Otra metáfora puede contribuir a entender lo que viene. Hace más de 35 años, en las últimas páginas de La revolución interrumpida, Adolfo Gilly recogió unas frases de León Trotsky: "Sin una organización dirigente, la energía de las masas se disiparía, como se disipa el vapor no contenido en una caldera. Pero sea como fuere, lo que impulsa el movimiento no es la caldera ni el pistón, sino el vapor".

¿Cuál es esa "materia real, inasible e indefinible" que Trotsky llama "energía de las masas" y compara con el "vapor"? A diferencia de éste, agrega Gilly, esa materia tiene "sentido, entendimiento y razón y por eso no se disipa, como el vapor, sino que perdura transmutada en experiencia, invisible para quien cree que el movimiento reside en el pistón y la caldera (es decir, en los aparatos organizativos), pero presente en aspectos posteriores inesperados de la vida cotidiana".

Oaxaca se mantiene "a todo vapor". Parte del generado en el pasado año se condensó ya en experiencia y se ha vuelto comportamiento: está en actitudes cotidianas de mucha gente, que nunca volverá a la antigua "normalidad". Otra parte del "vapor" generado ayer o del que surge cada día es impulso de toda suerte de iniciativas. Y hay "vapor" que se sigue acumulando, que levanta presión y que acaso se replantea el rumbo que tomará al liberarse de cuanto ahora lo retiene -que no es caldera con pistón, sino cobertura opresiva de la represión que continúa, bloqueo político y policiaco de la iniciativa popular.

Persiste la obsesión por averiguar quién genera ese "vapor", conforme al prejuicio de que la gente no puede tomar iniciativas por sí misma. Se da por sentado que alguien, persona o grupo, tiraría las piedras y escondería la mano: habría manipulado a las masas dóciles y querría seguirlo haciendo. Los medios construyeron dirigentes a modo, proyectando como tales a quienes se acomodaban mejor a la imagen que construían para preparar a la opinión pública a la liquidación violenta del movimiento. Las autoridades lo hicieron para organizar cooptación y represión; parecen creer que la APPO estará paralizada o al menos inválida mientras sigan en la cárcel quienes, según ellas, la dirigían. Actitudes semejantes se han observado desde la izquierda, dentro y fuera del movimiento. Quienes piensan que lo ocurrido sería incomprensible sin una organización dirigente, la ven ahora disuelta o debilitada y quieren renovarla o reconstruirla. O bien, cuando se reconoce la ausencia de dirigentes reales en la APPO, se traslada todo al pasado: esa carencia habría provocado que el estallido popular espontáneo se desvaneciera. La energía popular se habría disipado, como el vapor no contenido en una caldera.

Cuando no se trata de tomar el poder, sino de cambiar el mundo, el vapor, que se condensa continuamente en experiencia, actúa en su disipación, derramándose sobre la realidad. Ocasionalmente se acomoda en calderas y pistones que el propio vapor genera a su paso y utiliza para ciertas tareas, pero no puede estar contenido en "aparatos organizativos" ni ser conducido por "organizaciones dirigentes". Para que unos y otras sean relevantes y tengan un papel que cumplir han de renunciar a ser pirámide, cuando se trata de operar como red, y necesitan aprender a mandar obedeciendo. Además, han de operar a escala adecuada, adaptándose continuamente a condiciones y estilos de los hombres y mujeres reales que son siempre el vapor, el impulso, quienes finalmente determinan el rumbo y alcance de todo movimiento.

Las metáforas mecánicas se quedan siempre cortas frente a la riqueza de los procesos sociales reales. Pero la olla y el vapor son imágenes útiles para observar la compleja situación actual, en Oaxaca y en México, cuando lo más importante parece invisible.

Iglesia-PAN

Jornada

Ciudad Perdida

Miguel Angel Velázquez

Aborto, asunto de hegemonía

La derecha neoliberal encadenó a la soberanía

Libre albedrío en el DF

Para todos debería quedar claro, pero muy claro, que un Estado soberano no permite la intromisión de otro similar en asuntos que solo a él competen. En México, con el arribo de la derecha neoliberal al poder, la soberanía se encadenó, humillada, a los intereses globales, y con la cerviz encorvada el gobierno admitió que otros, ajenos, le marcaran el camino.

Luego de Estados Unidos, España ha llegado a violar la soberanía sin que el gobierno se incomode, y ahora es El Vaticano, que también mira a México como su feudo, el que se lanza a tratar de imponer sus intereses sobre la voluntad de la gente.

El Estado Vaticano pidió a los mexicanos que le hagan caso, combatir contra los legisladores de la Asamblea Legislativa que están en favor de la despenalización del aborto; es decir, un gobierno extranjero exige a los mexicanos que se dividan, y abona, desde luego, al odio que la misma derecha ha construido entre conacionales.

Pero además muestra, como ya hemos explicado aquí mismo, que el asunto del derecho de la mujer para decidir sobre su vida, para ellos, para la Iglesia, los empresarios poderosos y el gobierno, es algo más que un problema de salud pública, o de fe: se trata, principalmente, de un asunto político, de hegemonía.

Como era de esperarse, el gobierno de Felipe Calderón se guarda entre sus intereses espurios la legítima exposición de los motivos de este país para reclamar en voz alta la injerencia de un gobierno extranjero en los asuntos internos, y no es precisamente por cobardía, sino porque su complicidad trata de esquivar su ilegitimidad, su descrédito, y admite en la ineptitud el concurso de los ajenos.

La cerrazón de los grupos de derecha para aceptar que el caso del aborto es una cuestión de salud pública, no parece tener como base el precepto religioso pues, si así fuera, muchos males de muerte, en México y en una buena cantidad de países del mundo, podrían aliviarse con los millones y millones de dólares que acumula el gobierno Vaticano, y los hombres de la industria y el comercio que profesan su religión.

Así que el interés va por otro camino. México es un país considerado por las altas esferas de la Iglesia como sumamente católico, es decir, que sus habitantes se pliegan a los designios de la religión, inclusive por sobre las leyes del país, y es posible que sea cierto en buena parte de la República, pero en la ciudad de México ni el blanco-amarillo ni el púrpura tiñen tantas conciencias. El libre albedrío parece una conquista irrenunciable.

La capital del país se les ha ido de las manos. Aquí ya no viajan con todo el control. Influyen cada vez menos en la cosa política, no tienen peso sus desacreditados consejos sexuales, y sus excesos los relega de la vida social de las mayorías. Eso les preocupa mucho más que la salud de la mujeres o el destino de los niños no deseados. Saben que han perdido la batalla y van por la guerra total, sin importar quien perezca en ella.

Las voces de la Iglesia católica, incluyendo las del PAN-gobierno, han causado mucho ruido y, desde luego, han desatado el fanatismo de algunos pequeños grupos dispuestos inclusive al terrorismo, pero no han permeado la conciencia de los habitantes del DF, que caminan seguros en sus convicciones, y de algunos de sus representantes políticos que no están dispuestos a mercadear con la salud y el derecho de las mujeres.

¿Con todo y foto?

¿Qué quería el diputado? ¿La foto de su fechoría? Lo demás lo ha probado su propia historia.

ciudadperdida_2000@yahoo.com.mx * ciudadangel@hotmail.com

HELIO FLORES
Ejecuciones

Limbo

Jornada

HELGUERA
SS RATZINGER

José María Pérez Gay /I

¿Y por qué no desaparece el infierno también?

El Vaticano ha decidido abolir el concepto de limbo, por "reflejar una visión excesivamente restrictiva de la salvación"
El Vaticano ha decidido abolir el concepto de limbo, por "reflejar una visión excesivamente restrictiva de la salvación" Foto: Ap

"¡Ay, Pepe, estás en el limbo", decía mi madre decepcionada y de mal humor, cuando me veía ausente o distraído. Yo, que había cumplido entonces 10 o 12 años de edad, me imaginaba el limbo como un lugar -sin tiempo y sin espacio- donde habitaban los individuos torpes o los imbéciles fugaces. En su riguroso sentido latino, limbo significa el fin o extremo de alguna cosa, en especial se llama limbo a la orla o parte última de un vestido. Mi necesaria educación jesuita me explicó más tarde su auténtico significado. En el segundo año de secundaria, el "hermano" -por ese entonces no se había ordenado sacerdote- Juan Lafarga nos dijo que el limbo era el nombre de un reino celestial donde estaban depositadas las almas de los Santos Padres y Patriarcas, esperando la redención del género humano. Y también se llamaba limbo -nos dijo con un tono de misterio inescrutable- al lugar donde van las almas de los que mueren antes de tener uso de razón, sin haber recibido el sacramento del bautismo. "Más lejos del infierno y más vecino al Cielo está el limbo de los padres, llamado por excelencia "seno de Abraham" -recuerdo haber leído en alguno de los textos canónicos, que nunca entendí.

La Comisión Teológica Internacional, un departamento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha publicado el viernes 20 de abril un documento -con la autorización del papa Benedicto XVI- La esperanza de salvación para los niños que mueren sin haber sido bautizados, resultado de las investigaciones y conclusiones sobre la "Cuestión del limbo". Hace tres años fue llevada ante la comisión la idea del limbo para ser sometida a un examen teológico exhaustivo que determinara la naturaleza, el remedio y el destino de una floración teológica parasitaria que amenazaba con destruir la idea de salvación en el cristianismo.

El Vaticano ha decidido abolir el concepto de limbo "por reflejar una visión excesivamente restrictiva de la salvación". La comisión subrayó que consideraba el tema una cuestión pastoral urgente "por la cantidad de niños nacidos de padres católicos no practicantes y porque muchos otros son víctimas del aborto antes de nacer" (La Jornada sábado 21 de abril). Esta decisión parece un disparate histórico. En efecto, el limbo surge el año de 418 en el Concilio de Cartago. Es decir, 600 años después de Cristo y era una verdad aceptada por todo el mundo cristiano de que el limbo se fundamentaba en la idea del pecado original, cuya primera aparición por escrito se encuentra en la Epístola de Pablo a los romanos, en el año 57 dC, un pasaje difícil y oscuro, donde Pablo establece un paralelismo entre Adán y Cristo.

Mientras el pecado y la muerte entraron en el mundo por la caída de Adán -"la muerte gobernó desde Adán hasta Moisés", escribe Pablo, "más todavía: reinó sobre aquellos que aún no habían pecado"- la gracia y la vida eterna llegaron por la resurrección de Cristo". "¿Oh, muerte dónde está tu aguijón? ¿Oh, sepulcro dónde está tu victoria?". Pablo, un viajero incansable, escribió en Corintio esta carta a Roma, capital de un imperio que se extendía desde Inglaterra hasta los países árabes. El versículo más citado de Pablo, donde según los comentaristas fundamenta la idea del pecado orininal es el siguiente: "Por la desobediencia de un solo hombre, Adán, todos se convirtieron en pecadores". Un salmista, muchos siglos antes, escribió: "He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre".

Si alguien le hubiera avisado a tiempo que la idea del limbo iba a ser abolida, mi profesor Fernando Sodi Pallares -admirable intérprete de Tomás de Aquino, y profesor de filosofía en la Uia el año de 1962- habría podido ahorrarse muchos dolores de cabeza antes de que intentara explicarnos la idea del limbo. Don Fernando planteaba dos dilemas: el primero, ¿adónde va el alma de un niño inocente si la muerte lo sorprende antes de ser bautizado? Tomás de Aquino afirmaba que esos niños "son por naturaleza beatos". Desterrar al bebé al infierno era una medida no sólo implacable, sino horripilante. Al mismo tiempo no podían permitir su entrada al Cielo, porque desmentía la idea cristiana de la salvación a través del renacimiento por el agua (bautismo). La Iglesia creó entonces un nuevo reino celestial llamado limbus infantum, el limbo de los niños, que se localizaba -desde una perspectiva cosmográfica- al "sur del Cielo", vale decir: debajo. Todos los bebés sin bautismo y todos los fetos muertos desde el principio de los tiempos estaban todavía en el limbo, esperando el juicio final, momento en el que resucitarían con sus cuerpos, limpios de pecado original, y una corte de ángeles los acompañaría al Cielo. El limbus infantum, limbo de los niños, se ha convertido ahora con toda seguridad en una ciudad fantasma, sin memoria y desploblada.

Don Fernando Sodi Pallares enfrentaba el segundo dilema. Abraham y los patriarcas del Antiguo Testamento, hombres santos pero desdichados, habían muerto antes de que Cristo redimiera a la humanidad. ¿Qué hacer entonces con tanto pagano honorable como Platón y Aristóteles? Sodi era un conocedor sagaz de Aristóteles. ¿Qué hacer con su alma? ¿Dónde se habrían escondido las almas virtuosas durante todos los siglos de los siglos? Si recuerdo bien a Tomás de Aquino, y mi memoria no traiciona a don Fernando Sodi Pallares, la Iglesia creó un limbo anexo: limbus patrum, el limbo de los padres, el lugar donde reposaban los santos del Antiguo Testamento y los paganos de buen corazón. El limbus patrum está desde hace tiempo vacío, porque Cristo abrió las puertas del cielo a las almas mortales (?). Abraham, Platón, Aristóteles y las demás legiones de hombres inteligentes y buenos han ascendido -pasando a través de un techo de cristal- al cielo.

Algunos teólogos católicos se han negado a desmantelar el limbo de los padres, lo han reservado para las almas de los buenos judíos, los budistas generosos, los millones de santos hindúes o musulmanes de nuestros tiempos -todos ellos buenos pero desdichados por no ser cristianos, condición que les impide entrar en el Cielo. Sólo después del juicio final se abrirán las puertas doradas del Cielo cristiano y pasarán todas las gentes justas de las otras religiones. La idea del limbo ha sido producto de una permanente improvisación y ha sido también muy poco clara. Ningún Papa se atrevió a declarar al limbo un dogma y, antes de su definitiva abolición, se convirtió en uno de los puntos más inestables de la teología cristiana, una suerte de sala de espera. El limbo era, en efecto, un limbo.

A pesar de que nunca ha sido doctrina de la Iglesia católica apostólica y romana, la proposición teológica del limbo se impuso a lo largo de los siglos. En octubre de 1958, el Ministerio del Interior del Vaticano -con el fin de que los recién nacidos que fallecían no fuesen a reposar en el limbo- alertaba a los padres de familia y a los párrocos: "En algunos lugares se ha difundido la práctica de retrasar el bautismo por razones de conveniencia... El Santo Padre, Pío XII, advierte a los fieles que los niños deben ser bautizados tan pronto como sea posible".

Oscar Wilde afirmaba que no valía la pena cometer ningún pecado, salvo que ese pecado fuese el original. En la teología cristiana, el pecado original es la mancha hereditaria que lleva en el alma todo mortal -excepto la Bienaventurada Virgen María- por la desobediencia del primer hombre: Adán. San Agustín ordeñó la idea del pecado original hasta extremos insospechados. La Iglesia se estremece todavía, los teólogos se preocupan y lamentan el ataque implacable de San Agustín, obispo de Hipona, contra los inocentes bebés: "Esos niños desdichados -que fallecen sin ser bautizados- deben enfrentar el juicio de Dios, porque son recipientes de injurias y la ira de Dios está sobre ellos". Los historiadores cuentan que Agustín se ponía frenético en los debates públicos, poseído de una cólera divina, cuando se tocaba el tema: "El bautismo es lo único que puede liberar a estos desgraciados niños del reino de la muerte y del poder del mal. Si nadie los libra de la garra del demonio, ¿debería sorprendernos que padezcan en las llamas del infierno. No puede haber duda en este tema: irán al fuego eterno con el demonio".

En el transcurso de los siglos, los teólogos cristianos han defendido a San Agustín afirmando que no quiso decir lo que dicen que dijo de modo tan apasionado. Según sus defensores, el obispo de Hipona sólo quería asestar un duro golpe a los seguidores de Pelagio, un grupo de herejes que floreció con una fuerza increíble en los siglos IV y V de Cristo, negando la idea del pecado original. Por desgracia, la Iglesia estuvo de acuerdo con Agustín -a menudo con enorme disgusto- durante los cinco siglos que siguieron. "No hay nadie que pueda estimar" -escribe Charles Panati- "el número de bebés no bautizados que fueron al infierno como consecuencia de una teología tan errática". Tomás de Aquino -más demócrata si en la Edad Media tal cosa era posible- sostenía que los niños no bautizados, incapaces de poseer la inteligencia que les permitiese" pecar por sí mismos, sufrían el "dolor por la pérdida" de Dios, pero no "el dolor del sentido" del fuego. El doctor de la Iglesia argumentaba en sentido contrario a la perspectiva ígnea de Agustín.

La idea del limbo no existiría sin la creencia en el pecado original, tal como fue definida por el Concilio de Trento en el siglo XVI, aparece antes en las cartas de San Pablo, y le da cuerpo San Agustín 300 años más tarde. Pablo era quizá ambiguo en este tema, el obispo de Hipona, por otra parte, era estridente, inflexible e inequívoco. Quizá haya sido Alberto el Magno, en el monasterio de Colonia, Alemania, el que acuñó el término "limbo" -aunque, en la época de Alberto, se creía que el limbo era la frontera con el infierno; en alemán limbo se dice Vorhölle, vale decir: la antesala del infierno.

A finales de la década de los 50, en el Instituto Oriente de Puebla me llamaba la atención que los sacerdotes jesuitas, nuestros maestros, nos prohibían leer libros que no tuviesen inscrita la leyenda nihil obstat, "aprobada". He vuelto a recordarlo porque en esos años quise leer un libro: El purgatorio y el limbo, y me lo prohibieron. Ahora que el limbo ha desaparecido, me pregunto: ¿Y por qué no desaparece el infierno también? ¿No es suficiente con nuestro diario exterminio? ¿Alguien puede imaginar en Africa peor castigo que vivir en ese continente? ¿Las llamas del infierno? No, el salario del pecado de los seres humanos no es la muerte, sino Armenia, Auschwitz, Kolyma, Camboya, Guatemala, Perú, Aguas Blancas, Srebenica, Sudán y Sierra Leona.

Verdades



El infierno es un derecho de las masas
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Carlos Monsiváis
22 de abril de 2007


" Pero el divorcio, porque es pecado, no te lo doy".

Quizá el bastión central de la derecha, el más efectivo hasta hace muy poco, es la noción de pecado y su consecuencia, el sentimiento de culpa. Si alguien se siente en falta, o peor, si se siente pecador o pecadora, está ya a disposición de la derecha, manejadora de las culpas que abruman a las responsabilidades. Esa es la historia del siglo XX mexicano: se lanzan campañas contra el cine "que pervierte" a cargo de la Liga Mexicana de la Decencia, se detiene la madurez temática del cine en la década de 1950, se desatan campañas desde los púlpitos contra Agustín Lara y se queman revistas "pornográficas" (que nunca lo son en realidad, apenas boberías "calenturientas"). Antes de que exista material pornográfico, entre 1950 y 1970, los grupos confesionales inician en Mérida, Hermosillo, la ciudad de México, Puebla, quemas de publicaciones "porno". Llegan a los expendios de periódicos, decomisan las revistas "pecaminosas" y las hacen arder en los zócalos en "autos de fe editorial". Por supuesto, las cenizas se arrepienten.

La derecha necesita echarle en cara a la sociedad su vida de culpas y pecados. Por eso quiere fiscalizarlo todo, el comportamiento y las conversaciones. Hay campañas contra las libertades verbales, y hasta la década de 1970 tiene vigencia plena la lista de vocablos que no se pueden imprimir (la gazmoñería aún persiste). El mero impulso social suprime la pudibundez forzada, se implanta el habla unisex y dejan de ser tabú las "conductas prohibidas", ya legales entre adultos consensuados. Y aquí un tema determinante es el control histórico sobre las mujeres, un emporio del sexismo integrista. Al tradicionalismo no lo cuestionan, más bien lo ratifican, la consagración del machismo en la vida social y el apoyo más que nada convenenciero de la industria del espectáculo. A lo largo del siglo XX, a ojos del patriarcado la culpa de la violación está en las mujeres: "Se la buscaron. ¿Qué necesidad tienen de salir de su casa?". La culpabilización de las víctimas supone en este caso la interiorización programada de las mujeres.

* * *

La derecha es la gran defensora de los monopolios. Por ejemplo, crea las condiciones para que pase inadvertida la atroz persecución de los protestantes a lo largo del siglo XX, la violación de sus derechos humanos y civiles, el asesinato de sus pastores, la expulsión de los conversos de las comunidades, la quema de templos. Y se impone el corolario, la muy significativa oleada de chistes que adereza la herejía con el choteo. En su campaña de homogeneidad a fuerzas la derecha conoce éxito relativo, al aislar a cada uno de los sectores perseguidos, que así resultan presas fáciles. Y obtiene también el consenso de la clase política: la conducta familiar de los hombres públicos debe inspirarse en el modelo católico. Hasta hace muy poco era inconcebible un divorciado en la Presidencia de la República. Un soltero, imposible.

Si la educación laica es un hecho, la derecha quiere robustecer sus zonas de prohibición. En 1961 la campaña "Cristianismo sí, comunismo no", más que a la izquierda, agrede al sector educativo fuera de su control. En 1960, los empresarios de Monterrey organizan la ofensiva contra los libros de texto gratuitos, juzgados "indecentes" y casi ateos. Sólo la intervención enérgica del presidente López Mateos obtiene la difusión de los libros. Esto no lo admite la derecha: si los niños conocen, si las mujeres deciden, su hegemonía se erosiona. Saben lo que hacen: si la hipocresía ya no rige lo cotidiano, se desvanece. La derecha social y clerical ya no sueña con la aceptación unánime de sus dogmas, pero exige que se proceda como si estos dogmas fuesen acatados y por eso concentra sus esfuerzos en la burguesía y la clase media alta. ¿Qué importa la conducta de los pobres y su "animalidad orgánica"? Si un pobre es adúltero, allá él; si un rico se divorcia es blasfemia. Lo propio de la derecha es el manejo de la conducta pública de las clases gobernantes.

La modernidad no viste santos

Al concentrarse la derecha en el exterminio del protestantismo y el comunismo, en mantener las prohibiciones más notorias y en cultivar las apariencias morales, ni siquiera le hace caso a la modernidad y halla con esto su zona de desastre. En la segunda mitad del siglo XX, el resquebrajamiento de los aparatos ideológicos o la falta de percepción cultural, hacen que la derecha ignore el impulso internacional de apertura de criterios, que la mera condena no disminuye. Para cuando reaccionan es tarde.

Si la modernidad transcurre por otros cauces, la derecha consolida sus feudos, entre ellos las universidades particulares. En un cálculo aproximado, 70% del aparato público, de directores de departamento para arriba, ya se compone de egresados de las universidades particulares. Por lo demás, es precaria su presencia militante. Suelen ser conservadores pero hasta allí. En tanto interlocutora de la sociedad, la derecha sólo mantiene su imperio en un caso: el combate a la despenalización del aborto, y como se ha visto ahora, distan de mantener allí la hegemonía. Y la censura en la televisión moviliza algunos empresarios y algunos obispos y cardenales, ansiosos de extirpar el mal.

Así, las campañas de prevención del sida, por ejemplo, las elimina la amenaza de boicot de los anunciantes.

A la derecha le irritan sobremanera los intentos de promover reformas o medidas de salud que recuerden la existencia del sexo. Lo suyo es el silencio y la invisibilidad. Así, le horroriza la difusión de los condones. Ante la pandemia del sida, su actitud es intolerante al punto del genocidio. Por eso, en la era del PRI se producen calumnias sistemáticas contra los mínimos intentos responsables de la Secretaría de Salud. (No en la secretaría comandada por Jesús Kumate, aliado y vocero de Pro-Vida).

En las batallas culturales, la derecha lleva la peor parte, y cito algunos hechos: el auge de las teorías feministas que deciden el tratamiento de las mujeres; el fin del miedo a temas y palabras en los debates televisivos -y legislativos-; el fin de la demonización de la izquierda; la despenalización moral de las conductas minoritarias legales y legítimas. Y la emergencia de la sociedad civil de izquierda y centro-izquierda es uno de tantos datos del avance civilizatorio. Eso no significa desde luego la desaparición de los grupos conservadores que, con todo derecho, mantienen sus convicciones, y que forman en la intención al menos un bloque contra "la subversión". Sólo significa la desaparición del pecado entre los elementos de la discusión legal y pública.

* * *

En el programa Bet your life, que conducía Groucho Marx, un sacerdote que participa en el concurso le dice a Groucho: "Lo felicito por toda la alegría que ha traído al mundo". Y él contesta: "Y yo lo felicito por toda la alegría que le ha quitado". Esto tiene que ver con la profunda falta de sentido del humor de la derecha, y de buena parte de la izquierda por otro lado. El sentido del humor, la ironía y el análisis crítico no han formado parte -que se sepa- de los recursos patrimoniales de la derecha que, por lo visto, se deleita con la solemnidad licenciosa del apoyo empresarial y, ahora, con el control de gran parte del aparato político. ¡Qué curiosos! Toman el poder cuando ya no saben cómo prohibir.

Escritor

Estado laico

Jornada

Descalifica el investigador amenazas de Acción Nacional

El Estado no debe tomar decisiones con base en una religión: Ackerman

JOSE GALAN

John Ackerman, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
John Ackerman, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM Foto: José Antonio López

Ante el embate de la jerarquía católica y de los grupos consevadores en contra de la despenalización del aborto, debe quedar claro que el Estado no puede tomar decisiones en función sólo de un culto religioso.

Inclusive, el Código Penal contempla que los ministros de las iglesias no pueden participar en situaciones políticas, dijo el experto constitucionalista John Ackerman, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (IIJ-UNAM), quien saludó la decisión de legisladores del Distrito Federal por avanzar en la posibilidad de que las mujeres tengan el derecho a elegir sobre su cuerpo.

Por otra parte, consideró que las amenazas de Acción Nacional de interponer una controversia constitucional en contra de lo que sería una decisión positiva por parte de la Asamblea Legislativa el próximo martes llevan a la pregunta: ¿bajo qué bases sería interpuesta esta controversia? Y adelantó que, seguramente, será bajo la idea de que la vida comienza desde la misma concepción, lo que a su juicio es una idea religiosa que no tiene cabida en las leyes de un Estado laico.

Las posiciones adoptadas por un sector del clero católico y de sus grupos adherentes violan el principio de un Estado laico, agregó el académico. Y en éste, añadió, no hay lugar para el debate religioso, sino para la discusión sobre la salud y los derechos de las mujeres.

En conversación telefónica, advirtió que la separación entre Estado e iglesias es uno de los grandes logros de México, por lo que constituye uno de los más importantes ejemplos a nivel mundial sobre esta arquitectura democrática basada en la laicicidad, a diferencia de otros países, por ejemplo Estados Unidos.

Los cuestionamientos surgidos de los sectores más reaccionarios de la Iglesia católica y de sus grupos adherentes ponen en riesgo, dijo, precisamente este reconocimiento internacional, logrado con un gran esfuerzo por la sociedad mexicana desde hace muchos años.

NEUTRALIDAD

IMÁGENES PARA PROTESTAS

Desde el Foro del Sendero nos llegan estas imágenes para hacer pancartas para la manifestación del martes en la ALDF. Bájenlas, imprímanlas, y reenvíenlas (click para aumentar):