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LE NOUVEAU GOUVERNEMENT MEXICAIN EST ENTRE EN GUERRE SAINTE CONTRE SON PROPRE PEUPLE. ARRESTATIONS ARBITRAIRES D'HOMMES POLITIQUES COMME DE SIMPLES PASSANTS QUI AVAIENT LE MALHEUR DE SE TROUVER AU MAUVAIS ENDROIT AU MAUVAIS MOMENT, GENERALISATION DU VIOL DES PRISONNIERES, DE LA TORTURE Y COMPRIS SUR DES ENFANTS DE HUIT A DOUZE ANS , CENSURE DE TOUTE OPPOSITION... LA LUTTE NE FAIT QUE COMMENCER. El nuevo gobierno mexicano a entrado en guerra santa contra su propio pueblo. Imposición, traición, doble discurso, ruptura del pacto social, ningún respeto por los derechos humanos con la consiguiente tortura, prisión, muerte de luchadores sociales e inocentes. Censura y desprecio por la cultura y la educación.... LA LUCHA COMIENZA.

mercredi 16 mai 2007



Au cœur du monde maya.

RFI



Rio Bec, une cité maya sans roi

Une équipe d'archéologues français, mexicains et espagnols du laboratoire Archéologie des Amériques (CNRS, Nanterre) tente depuis 5 ans de démêler une série d'inconnues dans une cité atypique au cœur du monde maya.

Dans le bourdonnement continuel des insectes, les cris des toucans, des oro-pendulas et, dans le lointain, le grognement des singes araignées, une cinquantaine d’Indiens mayas de la communauté «20 de Noviembre», à coups de machette, ouvrent des brèches dans la forêt tropicale, dégagent des structures, construisent d'impressionnants échafaudages de bois pour restaurer ces vestiges construits par les ancêtres. Ce sont les gardiens de Rio Bec qui aident l'équipe du laboratoire Archéologie des Amériques. Les campagnes de fouilles commencées en 2002, dirigées par Dominique Michelet et Charlotte Arnauld, s’achèvent cette année, juste avant les premières pluies tropicales.

Découvertes par un Français au début du XXe siècle

La façade de la maison noble découverte par Maurice de Périgny au début du XXe siècle 

		(Photo : P. Gouy / RFI)
La façade de la maison noble découverte par Maurice de Périgny au début du XXe siècle
(Photo : P. Gouy / RFI)

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Sarko el gringo

Sin permiso
Sarkozy y el "modelo americano"

Jean Bricmont · · · · ·

Dos tercios de los franceses piensan que Francia va cuesta abajo, y ese es el motivo principal de que Sarkozy sea desde esta noche el próximo presidente de la República. Además, los medios de comunicación han preparado su acceso a la presidencia insistiendo propagandísticamente durante años y sin desmayo en el tema del declive de Francia, así como en el tema conexo de la inseguridad.

Hay muchas maneras de reaccionar a ese sentimiento; una es mostrar que las estadísticas utilizadas para “demostrar” ese declive son muy selectivas (vésase, por ejemplo, el artículo “La desinformación económica juega un papel capital en las elecciones francesas”, escrito por Mark Weisbrot.) Pero se puede responder igualmente preguntándose por las soluciones que los declivistas proponen.

Mezclan éstos hábilmente dos problemas: el declive de Francia en relación con los países emergentes, sobre todo Asia, y el de Francia en relación con otros países industrializados, señaladamente EEUU e Inglaterra. La primera forma de “declive” es muy buena cosa: sólo significa que una parte del Tercer Mundo se desarrolla. Pero, como saben perfectamente que imitar a China y a la India es cosa harto difícil, lo que proponen los declivistas es imitar el modelo anglosajón, capaz supuestamente de evitar el declive con una serie de medidas de flexibilización del trabajo, de destrucción de los derechos sociales adquiridos y de los servicios públicos, de medidas en materia de seguridad pública y de rearme moral.

Veamos, pues, la situación de su país favorito, los EEUU. Han gastado centenares de miles de millones de dólares en la invasión de Irak; han tenido allí miles de muertos, decenas de millares de heridos, y están allí completamente arrinconados; no pueden vencer, porque se han ganado la hostilidad de la inmensa mayoría de los iraquíes, pero no pueden irse porque sería el fin de su imperio. Así pues, van a seguir en Irak muchos años, van a perder allí todavía más hombres, más dinero y más prestigio, causando de paso sufrimientos inauditos e inútiles al pueblo iraquí. ¿Y por qué fueron a Irak? Entre otras, a causa de manipulaciones de la opinión pública en la cuestión de las armas de destrucción masiva. Tienen servicios de inteligencia que espían por el mundo entero, una prensa “libre” con medios gigantescos, universidades rebosantes de especialistas en todos los conflictos y problemas habidos y por haber en el planeta. Y a pesar de todo, no han sido capaces de entender cosas elementales, que hasta un niño que viaja a Oriente Medio comprende, y es a saber: que son detestados sobre todo por causa de su apoyo a Israel, y que cualquier intervención suya en la región está destinada a provocar un rechazo masivo. Si esa mezcla de incapacidad, ignorancia y arrogancia no es síntoma de una sociedad en declive, no sé yo muy bien qué pueda serlo. Francia, en cambio, que todavía en 2003 estaba gobernada por una elite “envejecida, anticuada, inadaptada al mundo, etc.”, pero capaz de pensar, no se metió en esa locura.

Pero eso no es todo: el resto del mundo, y Francia en particular, se supone que no deja de “imitar a EEUU”. Pues bien; imaginemos que, con un toque de barita mágica, el resto del mundo se pusiera realmente a imitar a EEUU. ¿De dónde vendrían entonces el petróleo y las otras materias primas que los EEUU importan en abundancia y sin las cuales su sociedad no podría sobrevivir mucho tiempo? ¿De dónde vendrían los trabajadores inmigrados, a menudo “clandestinos”, es decir, privados de derechos, o los productos importados a bajos precios (y no pagados, es decir, financiados por los déficit crecientes) que permiten a los trabajadores que perdieron sus empleos industriales mantener, mal que bien, su nivel de vida? ¿De dónde, finalmente, vendrían los cerebros que los EEUU saquean del resto del mundo, porque atraer con salarios elevados a gentes ya formadas sale mucho menos caro que financiar un verdadero sistema de educación de masas?

El hecho es que el modelo americano es inimitable, porque su simple supervivencia supone la existencia de un mundo exterior a los EEUU que no se les parezca. Es verdad que la situación es muy parecida en Europa, pero precisamente : el grado de semejanza con « el modelo americano » constituye la mejor vara para medir nuestro declive. Además, Francia no tiene el poderío de los EEUU, y es menor su capacidad para mantener temporalmente una situación insostenible a largo plazo.

La elección de Sarkozy es elegir la imitación acelerada del modelo americano, es decir, elegir el verdadero declive.

Jean Bricmont, miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO, es profesor de física en la Universidad de Louvain la Neuve, Bélgica. Es miembro del Tribunal de Bruselas. Su último libro acaba de publicarse en Monthly Review Press: Humanitarian Imperialism. Es sobre todo conocido en el mundo hispano por su libro –coescrito con el físico norteamericano Alan Sokal— Imposturas intelectuales (Paidós, 1999), un brillante y demoledor alegato contra la sedicente izquierda académica relativista francesa y norteamericana en boga en los últimos lustros del siglo pasado.

Traducción para www.sinpermiso.info: Casiopea Altisench

Voyageurs francais au Mexique / viajeros

De l'Ambasade Francaise au Mexique
www.paginasculturales.org.mx


Petite Bibliothèque Française du Mexique (PBFM)
Escritores, cineastas, viajeros, periodistas y científicos franceses, pusieron a México en el centro de sus escritos, ya sea porque vivieron en México o porque lo tomaron como objeto de estudio o simplemente como punto de interés y atracción.


No es fácil delimitar la bibliografía de estos documentos ya que si bien el interés consiste en mostrar en que esos creadores han participado en la vida intelectual mexicana, es a veces necesario referirse a los mexicanos mismos como testigos de esta aportación aun cuando este no es desde luego el lugar adecuado como para hacer una bibliografía completa y mexicana (de las relaciones entre ambos países)
Por lo tanto, se trata antes que nada de obras de franceses sobre México, pero también en la medida de lo posible de mexicanos sobre éstos. Con esta condición mínima prueba de múltiples fecundaciones cruzadas los escritos franceses de México merecerían en todos los sentidos del término este trabajo de reconocimiento cuando sea posible se indicarán las referencias de las obras en las bibliotecas mexicanas, en primer lugar la biblioteca Paul Rivet del IFAL (Instituto francés de América Latina en México).
Indice por autor
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N - S T - Z
Viajeros célebres

André Bretón

Benjamín Péret Antonin Artaud

Perverto

El caso en la Corte de Los Ángeles



por Selene Ríos Andraca
Ilustración: Leticia Barradas


Estas son las confesiones del cardenal Norberto Rivera Carrera ante la corte de Los Ángeles, California, Estados Unidos. Son las palabras juramentadas de un cardenal ante las leyes terrenales, acusado de haber incurrido en ocho cargos por participar en conspiración de pederastia, por proteger de las autoridades estadunidenses y mexicanas al sacerdote Nicolás Aguilar, quien habría abusado sexualmente de varias docenas de niños tanto en México
como en Los Ángeles.
En seis cuartillas, en 19 puntos exactos, desarrolla toda una historia y argumentos para deslindarse, y deslindar a toda la institución que representa, de toda relación con el padre Aguilar, aunque no deja de hacer revelaciones sobre el caso. En las siguientes líneas las encuentran.

"Yo el cardenal Norberto Rivera Carrera, declaro que…”
Así comienza la larga confesión del jerarca eclesiástico mexicano, en la que más de tres veces habrá de negar y deslindarse de toda relación, encubrimiento o protección al sacerdote Nicolás Aguilar, acusado de cometer abusos sexuales contra varias decenas de menores de edad.
El 12 de febrero de este año, el cardenal firmó el documento y lo envío al Tribunal Superior del Estado, de Los Ángeles, California, Estados Unidos.
A las 8.30 de la mañana del 26 de marzo llegaba a las manos del juez Elihu M. Berle. Seis cuartillas en las que negará, insistentemente y “bajo protesta de decir la verdad”, haberse enterado de los abusos del padre Nicolás Aguilar.

eme equis

Cartones: Ficción de Limpieza
Ficción de Limpieza

Las muertes ya se cuentan por miles

Jornada

Luis Linares Zapata

Imagen o poder, disyuntiva falsa

Desde antes de asumir la formalidad gubernamental, Calderón ya había optado por materializar una inaugural pretensión: robustecer su debilitada legitimidad con espectaculares acciones de fuerza. Y desde los primeros días de su administración compartió posturas con sus esquemáticos asesores que lo incitaban a proyectar la imagen de un político que hace uso de sus plenas capacidades ejecutivas. La estrategia fue de gran riesgo y las semanas y meses siguientes le han aplacado su impacto inicial. Debajo de las movilizaciones espectaculares subyace una gama de fragilidades y la sustancia de fondo requiere múltiples apoyos adicionales para hacerla efectiva. Calderón y sus asociados de bolsillo equivocaron términos y tiempos de la confrontación con el único grupo fáctico que no lo respaldó en la ruta para hacerse de la Presidencia a como diera lugar: el crimen organizado alrededor del narcotráfico y actividades ilegales conexas.

Lanzar al ejército contra los traficantes de drogas fue la decisión inequívoca, tajante del panista. En ello recargaron, tanto Felipe como sus interesados compañeros de aventura, sus esperanzas de alivio al tiempo que comprometían sus haberes políticos, que son bastante limitados. No se diseñaron alternativas ni acompañamientos. Tal esfuerzo no incluyó la gama inmensa de mecanismos que pudieran dar, a esa lucha frontal y callejera, las ventajas que una planeada confrontación pudiera acercarle para triunfar o, al menos, paliar los costos de semejante embestida. El ejército, depositario de la violencia legítima, ocupó plazas y calles, cerros y poblados enteros para mostrar su músculo en un intento por recuperar el terreno que los delincuentes habían ocupado tras los dilatados años de convivencia, errores y desidia gubernamental, en especial durante los seis del ranchero rencoroso que expulsó al PRI de algunos enclaves de poder.

Desde el inicio se vio que semejante estrategia de combate a la delincuencia adolecía de muchas fallas. En especial de su motivación primaria que actúa a la manera de propósito medular en esta batalla en pleno proceso. Aún ahora que la sociedad se amanece diariamente con horrendas cifras de ejecutados y desespera ante la incomprensión de métodos y objetivos, es cuando los rendimientos iniciales que Calderón obtuvo, se empiezan a nublar y los apoyos decrecen con el paso de horas plagadas de incertidumbre y desasosiego crecientes. Ahora que las incógnitas atosigan a los más enterados, que la crítica ha profundizado en las muchas interrogantes que sobresalen a borbotones por la serie de sucesos incomprensibles, ahora que las muertes ya se cuentan por miles, que la impunidad es la regla y mucho de lo que sucede camina en sentido opuesto a lo ofrecido, es cuando los aliados de Calderón titubean y buscan cuidar sus propios intereses. Ahora, tras apenas un semestre del superdifundido asalto al narcotráfico, es cuando el programa completo requiere de urgente reparación, de auxilios que lo aten, que le den perspectiva para su continuidad. Mucho está en riesgo, la misma credibilidad y confianza en la fuerza federal empieza a sospecharse endeble, sujeta a manipulación por un grupo que se hizo indebidamente de los cargos públicos. Pero, sobre todo, carente de la base de sustentación para que el deber primigenio del Estado asegure al cuerpo social y la convivencia sea cierta y continuada.

En el centro de las preocupaciones ciudadanas surge una causa eficiente de lo que ya aparece como un desaguisado inmenso: la búsqueda de afianzar una simple imagen de Ejecutivo al mando de los asuntos públicos. Una triste, desesperada búsqueda de reconocimiento se va dibujando ante los atónitos ojos de tirios y troyanos en esta debacle que nadie se merece, menos la seguridad individual, la colectiva de la sociedad, la nacional del Estado que exige el sometimiento, el exterminio del crimen organizado.

El ejército no puede solo con el paquete, que ya no es, únicamente, el de la seguridad, sino que toca vitales aspectos de la vida organizada: afianzar la gobernabilidad, impedir el quiebre institucional, que se adivina posible; solidificar la integridad nacional en riesgo. El ejército requiere de otras fuerzas que se han despreciado y dejadas a su suerte: la de las policías estatales y municipales. De cuerpos policiacos bien organizados y preparados, con constante capacitación y auxilio tecnológico, con el armamento que les dé ventajas comparativas o con los utensilios logísticos que tales tareas hacen indispensables para someter al narcotráfico al imperio de la ley.

No es conveniente seguir observando la profunda indefensión municipal, fruto de la disparidad creciente, de la terrible injusticia distributiva que corroe a México. La precariedad de las pequeñas localidades impacta la posibilidad de funcionar debidamente frente a desalmados sicarios, frente a grupos de maleantes que se pasean y someten a regiones enteras a su actividad ilegal. Aun las grandes ciudades sufren para imponer orden, para reprimir al infractor, castigar al criminal y restituir derechos conculcados. ¿Dónde están las normas precisas, los banqueros públicos que detengan el lavado de dinero, piedra angular del narcotráfico? ¿Quiénes proporcionarán los sistemas de vigilancia, de alerta, de monitoreo para recabar pruebas y fotografiar delincuentes? ¿O se seguirán viendo cabezas cortadas, informadores desaparecidos, atentados contra militares, asesinatos notables impunes, ejecuciones a plena luz del día en puertos como Acapulco, que adolece de una primitiva planeación urbana, irrisoriamente fácil de monitorear? ¿Quién lleva el registro pormenorizado de las camionetas de doble tracción, las de 8 cilindros, las de vidrios polarizados o las blindadas desde las cuales se dispara y con las que desaparecen sin dejar rastro los asesinos? Simples preguntas al margen de los despliegues ostentosos de carros artillados del ejército y patrullajes momentáneos.

Si fracasa, ¿qué más queda? ¿Los USA marines?

Jornada

Ciudad perdida

Miguel Angel Velázquez

Buscan los azules ocupar la capital

Absurda petición de que el Ejército entre a vigilar

Si fracasa, ¿qué más queda? ¿Los USA marines?

Con la irresponsabilidad propia del panismo, y la tara en el razonar que les heredó Vicente Fox, algunos legisladores azules, y alguno de sus adyacentes, pidieron que sea el Ejército el que vigile la seguridad de la capital del país, luego del crimen en contra de uno de los más importantes miembros de la inteligencia en la Procuraduría General de la República (PGR).

El asunto es grave del modo que se le pinte. Por una parte nos deja ver que en cualquier parte del país, no sólo en la capital, cuando el narco va por una víctima la encuentra y la asesina. En el caso del funcionario de la PGR, lo mismo hubiera pasado en Monterrey que en Hermosillo, nada tiene de particular el lugar donde se perpetró el crimen, salvo que la ciudad de México es la sede de dicha procuraduría.

Así que las voces de la histeria y el odio de los azules hacia la ciudad se pueden ubicar en el mismo sitio de donde provienen los discursos de Fox, o las promesas de Calderón: en el absurdo.

Lo que sí queda claro es que de cualquier manera el gobierno de Calderón busca penetrar en la capital. Ya lo intentaron con Tepito, y han ido ganado terreno en supuestos operativos conjunto con la policía capitalina, pero su éxito ha sido marginal, para no decir nulo. No obstante, cualquier problema en el caso de la seguridad sirve para que el panismo levante la voz pidiendo soldados para la capital.

Hay que recordar cuántas veces Calderón, en eso que se llamó campaña política, y que más que en tierra se realizó en medios electrónicos, llegó a la capital para decir que la ciudad de México era la más insegura del país. A poco de su gobierno, Nuevo León, Sonora, Baja California, Tamaulipas, Michoacán y Guerrero, entre otros, le taparon la boca.

Imposibilitado para ofrecer y dar soluciones reales al problema de la delincuencia, como el empleo, la educación y la salud, se recurrió a lo que el corifeo de medios a modo llama la última línea en la guerra contra el narco: el Ejército, que por ningún motivo debió ser implicado en ese combate.

Los fracasos hablan por sí solos. A la extradición -razón primordial de la escalada de la violencia- de muchos miembros del narcotráfico a Estados Unidos, y la ocupación de pueblos enteros por las fuerzas armadas, la respuesta ha sido el crimen en contra de funcionarios de las dependencias federales de procuración de justicia y el Ejército.

En la locura y la obsesión perniciosa del gobierno federal por ocupar a la ciudad de México, no se han dado cuenta, o no se quieren dar cuenta de que el fracaso de la última línea del gobierno en la guerra contra el crimen organizado en la ciudad sería cavar su propia tumba.

Y si esa última línea fracasa en esa guerra, vale preguntar: ¿qué más queda? ¿Los USA marines? Tal vez en eso es en lo que se está pensando.

Cosa de hacer cuentas. A partir del 11 de diciembre de 2006 se iniciaron los operativos que involucran al Ejército. Los primeros se realizaron en Michoacán. Desde aquel tiempo y hasta la fecha, los operativos se han sucedido en el siguiente orden cronológico: Baja California, 2 de enero; Guerrero y Sinaloa, 15 de enero; Nuevo León y Tamaulipas, 18 de febrero, y Veracruz, 11 de mayo. Desde entonces y hasta hoy han muerto cerca de mil personas, entre mandos policiacos, soldados y aquellos civiles que supuestamente han traicionado a los jefes narcos.

El fracaso se puede, entonces, argumentar con números, porque además lo más importante: la droga, sigue circulando sin ningún problema y los muertos siguen apareciendo en casi todo el territorio nacional, pero eso no importa para la fijación de Calderón, que al costo que sea quiere vengarse de los habitantes de la ciudad de México.