Columna: Asimetrías
Trasnacionales (3/3)
por Fausto Fernández Ponte
I
Para las grandes corporaciones trasnacionales las fronteras nacionales son irrelevantes. Para ellas, el mundo es un solo mercado y los ciudadanos de todos los países son consumidores reales o potenciales de sus bienes y servicios.
Para lograr eso, las corporaciones --incluyendo la que vende un intangible de dudosíimo verismo, como la Iglesia Católica-- dominan los Estados de origen para que éstos apliquen políticas que obligan a terceros a someterse a los designios de aquellas.
Un caso emblemático, elocuente y muy obvio, de libro de texto, es el de México. El Estado mexicano es dominado por el estadounidense porque éste, a su vez, es instrumento de las corporaciones trasnacionales.
Otro caso emblemático es el de Irak. La guerra desatada por el Estado estadounidense contra el Estado iraquí se libra para beneficiar los intereses de grandes consorcios petroleros y fabricantes de armas y bienes y ervicios conexos de EU.
Esa misma lógica preside el diseño y la aplicación de las políticas del Estado estadounidense en sus relaciones con los demàs Estados en Asia, Africa y Nuestra América, aunque cada vez hay más oposición a esas agresiones hegemonistas de EU.
II
En Europa, las corporaciones trasnacionales estadounidenses han promovido e incluso organizado y realizado guerras --en los Balcanes, por ejemplo-- entre grupos étnicos o entre provincias de algunas repúblicas de la antigua Unión Soviética.
Esas políticas, inspiradas y promovidas por las corporaciones estadounidenses, han convertido a EU en blanco del terrorismo internacional que es, a nuestro ver, sobreestimado por convenir así a los intereses de aquéllas.
En Nuestra Aérica, esa oposición a las políticas estadounidenses --diseñadas y aplicadas, reitérese, en representación de los consorcios trasnacionales de ese país-- se dan en ámbitos políticos, como ocurre en Argentina, Bolivia, Brasil y Venezuela.
Esa oposición en nuestra América es, por definición, pacífica, dado que los Estados aquí aludidas sustentan sus acciones políticas sobre bases jurídicas para recobrar soberanía y patrimonio de los pueblos, escamoteados por las trasnacionales.
En México, el Estado mexicano --es decir, los Poderes dela Unión, particularmente el Ejecutivo, con un titular de facto dada su espuriedad-- actúa con arreglo a los imperativos de su dependencia y sometimiento al Estado estadounidense.
III
Esa dependencia económica, política e incluso social y cultural es la consecuencia de la acción de ciertos mecanismos de dominación y control estadounidense. Uno de esos mecanismos es el Tratado de Libre Comercio de la América del Norte.
El TLCAN sólo beneficia a las corporaciones trasnacionales de EU y, en menor medida, a las de España y otros estados que son, por ello, expresiones de un nuevo colonialismo. Las trasnacionales son las beneficiarias de ese neocolonialismo.
En México obsérvanse manifestaciones precisas de ese neocolnialismo. La trasnacional Monsanto, por ejemplo, influye en el Poder Legilativo para la promulgación de leyes favorables a sus intereses, a propósito del maíz transgénico.
Las trasnacionales estadounidenses y españolas --de éstas últimas destacan los bancos Santander Serfin y Bancomer Bilbao-Vizcaya-- incluso financian directa o indirectamente las campañas de proselitismo electoral de candidatos.
Citemos a Rodrigo Borja: "Las corporaciones trasnacionales son uno de los más importantes instrumentos, si no el más importante, del imperialismo, si hemos de entender el concepto en términos económicos y responden a una estrategia de dominación política".
Glosario:
Ámbito: contorno o perímetro de un espacio olugar.
Borja, Rodrigo: pensador ecuatoriano actual. Fue presidente de la República de Ecuador.
Corporaciones: empresas o conjunto de éstas de grandes dimensiones.
Imperialimo: acción expansiva de los estados capitalistas avanzados sobre otros países, impulsada por sus gobiernos y sus grandes jefes industriales y financieros para controlar mercados, abasto de materias primas, imposición de una cultura y el dominio político