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LE NOUVEAU GOUVERNEMENT MEXICAIN EST ENTRE EN GUERRE SAINTE CONTRE SON PROPRE PEUPLE. ARRESTATIONS ARBITRAIRES D'HOMMES POLITIQUES COMME DE SIMPLES PASSANTS QUI AVAIENT LE MALHEUR DE SE TROUVER AU MAUVAIS ENDROIT AU MAUVAIS MOMENT, GENERALISATION DU VIOL DES PRISONNIERES, DE LA TORTURE Y COMPRIS SUR DES ENFANTS DE HUIT A DOUZE ANS , CENSURE DE TOUTE OPPOSITION... LA LUTTE NE FAIT QUE COMMENCER. El nuevo gobierno mexicano a entrado en guerra santa contra su propio pueblo. Imposición, traición, doble discurso, ruptura del pacto social, ningún respeto por los derechos humanos con la consiguiente tortura, prisión, muerte de luchadores sociales e inocentes. Censura y desprecio por la cultura y la educación.... LA LUCHA COMIENZA.

vendredi 4 avril 2008


Aqui esta el verdadero "tesorito"
Y no se me... asusten!

La Contrarreforma Petrolera

Este articulo esta muy bien, por lo que lo posteamos completito

La Contrarreforma Petrolera
Lorenzo Meyer

La política petrolera sugerida por el gobierno es la semilla de un proyecto de largo plazo de la derecha

Un proyecto pero no nacional

Para que una visión de futuro sea nacional debe ser capaz de despertar la imaginación no sólo de la minoría dirigente sino desbordarse hasta alcanzar a la imaginación de la mayoría. De lo contrario, se estará frente a otra cosa: la maquinación de un grupo. Ése fue el caso del proyecto oligárquico del Porfiriato y quizá sea también el del gobierno de Felipe Calderón.

La propuesta del gobierno para cambiar el marco legal de la actividad petrolera ya debió de haber sido presentada, pero justamente por carecer de apoyo social sólido y de haber despertado la oposición de sectores nacionalistas, el gobierno y su partido apenas si se atrevieron a hacer público un diagnóstico donde se sugiere que Pemex requiere con urgencia de cambios y de ayuda, pero nada más.

Aunque el gobierno apenas si ha esbozado sus planes para el futuro del petróleo mexicano, es de suponer que ya ha elaborado un plan con metas específicas para hacer de esa gran riqueza natural no renovable el cimiento material de un México donde las grandes concentraciones de capital privado, nacional y externo, sean los ejes del desarrollo de una estructura de poder que le permita a la derecha mantenerse y solidificarse como la fuerza dominante en el largo plazo. Y el petróleo es uno de los mejores medios para lograr la utopía conservadora.

Lo que está en juego

En el centro de la actual agenda política mexicana está la disputa sobre la naturaleza de un cambio al marco legal y administrativo de la industria petrolera. Esa transformación puede modificar o reafirmar la esencia de la política nacionalista en ese campo. Si política significa, según Harold D. Lasswell, "quién consigue qué, cuándo y cómo", entonces lo que se disputa en la política petrolera es quiénes, cuándo y de qué manera se van a apropiar de la enorme renta de esa industria.

En el esquema anterior a 1917, la riqueza petrolera era enteramente propiedad del superficiario -y entonces los superficiarios en las zonas petroleras eran ya un puñado de empresas extranjeras- a condición de que éste cediera una mínima parte al Estado, vía el impuesto del timbre. A partir del arribo de los gobiernos revolucionarios, y teniendo conciencia de que en México había yacimientos petroleros importantes, el nuevo régimen luchó a brazo partido por arrebatar a los intereses extranjeros una parte justa de la renta petrolera. El éxito del intento fue relativo, pues los petroleros y sus gobiernos -básicamente los de Washington y Londres- se negaron a reconocer validez a esa parte de la Constitución de 1917 que reintegraba a la nación los derechos sobre el petróleo. Las compañías petroleras alegaron que los revolucionarios nacionalistas hacían una interpretación retroactiva de la ley y que por tanto era contraria al derecho internacional. La expropiación de 1938 cortó de tajo el nudo gordiano creado por casi tres decenios de controversias legales, políticas y diplomáticas en torno a la propiedad petrolera.

A partir de 1938, la explotación petrolera mexicana quedó en manos del Estado, supuesto representante del interés general. Sin embargo, entre 1949 y 1951 -bajo el gobierno de Miguel Alemán- tuvo lugar un primer intento por modificar el nuevo statu quo. Y es que entonces se firmaron cinco "contratos-riego" entre Pemex y otras tantas empresas norteamericanas en virtud de los cuales éstas explorarían y explotarían zonas determinadas en la región del Golfo. Si encontraban petróleo, se quedarían con el 15 por ciento de lo extraído. Este esquema, de dudosa base jurídica y política, finalmente se declaró ilegal en 1960 y luego se cancelaron esos contratos. El espíritu del 38 se reavivó, pero no por mucho tiempo.

Con el advenimiento del quiebre del modelo económico posrevolucionario en 1982 y el triunfo del neoliberalismo, la petroquímica se privatizó parcialmente. Ya con el panismo y con Felipe Calderón como secretario de Energía, volvieron los contratos-riesgo pero ahora bautizados como "contratos de servicios múltiples" y con duración de 15 a 20 años. Así, para explotar el gas en la Cuenca de Burgos, se firmó con una empresa española un contrato por 2 mil 400 millones de dólares para que se trabajara en 16 campos de gas y pronto se firmaron otros cuatro contratos más, dos con una filial de Petrobras, otro con Industrial Perforadora de Campeche-Tecpetrol y otro con Lewis Energy Group. Calderón defendió esta forma de asociar a Pemex con capital privado externo con los mismos argumentos que en su momento usara Miguel Alemán: Pemex necesitaba del capital y la tecnología externos para hacer frente a las crecientes y urgentes demandas energéticas de México.

Fue así que Calderón, primero en su calidad de miembro del equipo de Vicente Fox y luego ya como jefe del Poder Ejecutivo, sentó las bases para el gran paso que se pretende dar ahora: modificar el marco jurídico de Pemex para evitar cualquier duda sobre la constitucionalidad de los actuales acuerdos con las empresas extranjeras de servicios y, además, ahondar la llamada "modernización" de la actividad petrolera. De esta manera, aseguraría que el gran capital petrolero internacional pueda ser no sólo participante en la producción y transporte de gas, petróleo y refinados, sino también un poderosísimo aliado económico y político de aquellos que le abrieron la puerta a la riqueza petrolera mexicana.

El origen

En 1821, con la independencia, se vino abajo el modelo económico colonial en cuyo centro estaban los grandes comerciantes españoles, los mineros y los terratenientes criollos. La falta de cohesión política hizo que por un tiempo la nueva nación fuera a la deriva, que perdiera una guerra y territorio, que se endeudara y que se estancara el crecimiento económico. Sólo hasta que en 1867 los liberales impusieron su dominio, pudo volverse a pensar con seriedad en el largo plazo.

Sería bajo la dirección de Porfirio Díaz y en nombre de la modernización que la élite liberal mexicana se transformó en oligarquía y consolidó una gran alianza con el capital extranjero. En 1910, al celebrarse las fiestas del centenario de la independencia, el régimen porfirista parecía más sólido que el Peñón de Gibraltar. Sin embargo, en unos cuantos meses ese régimen se vino abajo y en unos cuantos años le sucedería lo mismo a la estructura oligárquica. Y es que el proyecto porfirista, aunque coherente, nunca fue realmente nacional sino de pocos y para pocos lo que excluyó al resto del país.

La nueva oligarquía

La política de privatización iniciada por Miguel de la Madrid, pero llevada lo más lejos posible por Carlos Salinas, dio como resultados la creación o consolidación de enormes fortunas nacionales -Telmex, por ejemplo- y extranjeras -el grueso de la banca, empezando por Banamex- pero el señor de Agualeguas tuvo límites: se detuvo ante Pemex, la joya de la corona de la empresa pública. Sin embargo, hoy el panismo pareciera dispuesto a saltar ese límite y quiere hacer realidad lo que los tecnócratas priistas imaginaron pero no se atrevieron.

La idea no es hacer con Pemex lo que se hizo con Telmex -venderla- sino algo más sutil. Primero, documentar hasta la saciedad el estado de postración de la empresa pero sin explicar que desde el gobierno se labró el desastre y, en cambio, sugerir que el mal es básicamente resultado de no seguir las reglas del mercado. Luego, subrayar que la solución de tan lamentable situación no pasa por buscar fuentes fiscales alternativas para poner fin a los impuestos criminales que ahogan a Pemex ni tampoco por la compra directa de la tecnología que falta, sino en abrir más la puerta a las empresas petroleras externas para que de aquí en adelante "acompañen" a Pemex en su trayecto. Obviamente nada se dice de que esas empresas no sólo aportarían recursos que evitarían temporalmente la tan pospuesta reforma fiscal a costa de una tajada de la renta petrolera ni que también se convertirían en nuevos actores políticos, garantes de los intereses particulares de quienes les aseguren que las cosas no van a cambiar, al menos en el futuro previsible.

En suma, en la política petrolera pretendida por la derecha están claras las semillas de un propósito que, en esencia, no difiere mucho de ese otro que hace un siglo estaba por entrar en crisis: el de la oligarquía liberal porfirista. Hoy, como hace un siglo, el proyecto de los que deciden "quién consigue qué, dónde y cuándo" no es realmente nacional sino una maquinación de grupo y que se enfrenta a una oposición cuyo objetivo es hacer del sostenimiento del espíritu de 1938 el eje de una movilización nacional que podría ser la base para recrear lo que hoy está ausente: el proyecto nacional.



Catastrofista

De Tesoros

Sergio Aguayo Quezada

Y después del spot vino el diagnóstico pero ninguno de los dos despejó las dudas ni proporcionó algún marco que permita elucidar la cuestión de fondo: ¿qué hemos hecho, hacemos y haremos con nuestros tesoros (entre ellos el petrolero)?

Terminó el suspenso. El gobierno presentó el Diagnóstico: Situación de Pemex, un texto que refleja de cuerpo entero la lógica y estrategia oficiales. De una manera implacable e impecable el Diagnóstico fundamenta y explica el pésimo estado de la paraestatal. Su solidez
flaquea y desaparece a la hora de explicar cómo fue que llegamos a esa situación. Nadie en específico fue responsable. Un silencio sólo entendible porque el gobierno necesita del sindicato petrolero y del PRI.

Tienen razón en la tesis central: debe hacerse algo con Petróleos Mexicanos. ¿Está la llave del éxito en la apertura al capital privado? Lo piensan pero jamás lo dicen. En lugar de ello llenaron el documento gubernamental de eufemismos con los cuales evitan mencionar con todas sus letras que buscan inversión privada. Si en el famoso spot sobre el "tesoro" el gobierno sólo se refería de pasada a la necesidad de hacer "alianzas", en el Diagnóstico da otro paso al agregar que "es necesario que Pemex pueda hacerse acompañar de otras empresas", "...se apoye de terceros", "...cuente con la flexibilidad suficiente para contratar", obtenga inversión "complementaria"...

Es evidente que la cautela lingüística del gobierno conservador se debe a la movilización desencadenada por Andrés Manuel López Obrador, quien, de acuerdo a las últimas encuestas, impuso sus tesis porque las enganchó con una historia que el gobierno federal se
empeña en ignorar. El petróleo es uno de los referentes más preciados del nacionalismo mexicano y el artículo 27 de la Constitución es algo más que un texto legal; es todo un manifiesto ideológico.

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Persuasivos · Helguera

El coyotaje
Luis Javier Garrido

La incapacidad del régimen panista espurio para cumplirle a Washington su promesa de entregarle Pemex a las multinacionales está llevando a sus principales responsables a la comisión de gravísimos actos delictivos.

1. El fracaso del gobierno de facto de Felipe Calderón en su pretensión de convencer a los mexicanos sobre la necesidad de privatizar la industria petrolera lo está llevando a acciones que evidencian su desesperación, y la última de ellas está siendo la de buscar apoyos en el extranjero pretendiendo, mediante una campaña internacional, doblegar desde el exterior la creciente oposición existente en México al proyecto de entregar la riqueza petrolera del país a las grandes trasnacionales petroleras.

2. El planteamiento del gobierno calderonista, enunciado en un reportaje publicado en el diario El País el miércoles 2, es muy claro, pues señala que las reservas petroleras de México se agotan y que el supuesto “sombrío” futuro energético de la nación “acarrearía consecuencias tremendas para el mundo y, en particular, para Estados Unidos, uno de los grandes consumidores de petróleo mexicano”, si no se actúa. Las reservas, sin embargo, se argumenta, existen en enormes yacimientos “a grandes profundidades de hasta 3 mil metros en aguas del Golfo de México”, que se describen como reales, pero para explotarlas, se advierte, se requiere de la tecnología de punta de la que Pemex carece y que poseen las grandes multinacionales: Exxon Mobil, BP, Shell o, desde luego, Repsol-YPF, la que no podía faltar: la empresa de la cual Calderón y Mouriño se han vuelto gestores o coyotes, como se les llama en México.

3. La sucesión de mentiras hilvanadas por la propaganda calderoniana lleva, como es evidente, a otra falacia. Las reservas petroleras, se dice, se agotan, no hay otras que las de las aguas profundas, la disminución de la producción de México sería catastrófica para el mundo y para la seguridad de Estados Unidos, y por lo tanto el culpable de todo es no sólo Andrés Manuel López Obrador y el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, sino el propio pueblo de México, empecinado en defender sus recursos estratégicos.

4. Esta argumentación falaz es la misma que subyace tanto en las 128 cuartillas del llamado Diagnóstico. Situación de Pemex, que envió el gobierno espurio a los legisladores y que fue hecho pedazos por éstos, como en el pobre discurso entreguista del propio Felipe Calderón, pronunciado ayer jueves 3 en Cancún ante los ministros de Energía de África y América Latina, y donde apareció no como el jefe del Estado mexicano, aunque sea de facto, sino como un gestor o coyote de intereses trasnacionales.

5. Un titular del Poder Ejecutivo tiene por obligación principal y prioritaria velar tanto por los derechos fundamentales de los habitantes del territorio nacional como por la integridad y soberanía de la nación, y Felipe Calderón, por corrupción e indolencia, ha incumplido esta doble responsabilidad violando de manera flagrante la Constitución Mexicana.

6. El coyotaje es una actividad delictiva, tipificada por la legislación penal, entre otros, a través del delito de tráfico de influencias, y Mouriño y Calderón es claro que están incurriendo en actos de coyotería. La entrega a corporaciones multinacionales de recursos estratégicos que por mandato constitucional son patrimonio de la nación configura, sin embargo, un acto criminal de otra dimensión: el delito de traición a la patria, el más grave que puede cometer un gobernante, sea o no de facto. Y la consecuencia de este desprecio de Calderón y sus amigos al marco legal de la República es muy clara: incurre en el supuesto señalado en el párrafo segundo del artículo 108 constitucional, que señala que durante su encargo el Ejecutivo “podrá ser acusado por traición a la patria y delitos graves del orden común”, los delitos que presunta y evidentemente está cometiendo Calderón junto con varios de sus colaboradores.

7. El llamado Diagnóstico. Situación de Pemex no es diagnóstico ni trata sobre el Pemex real, la empresa que han buscado destruir los tecnócratas priístas y panistas para justificar la privatización. No habla para nada de la mala administración ni de la corrupción y el saqueo que han cometido los últimos gobiernos, incluyendo los de Vicente Fox y Calderón, y no hace más que presentar esa visión catastrofista que justifica su proyecto; de ahí que fueran vapuleados durante su comparecencia el día 2 el director de Pemex, Jesús Reyes Heroles hijo, y la secretaria de Energía, Georgina Kessel, tratados como ineptos.

8. El repudio nacional a su intención de entregar el petróleo de México al capital extranjero, dando una gigantesca marcha atrás al reloj de la historia, Calderón busca eludirlo en esa perspectiva: a) tratando de que sean el PAN o acaso el PRI los que presenten la iniciativa de cambios legales, o b) esforzándose en presentar con lenguaje rebuscado una privatización disfrazada, y así es como han encontrado los tecnócratas panistas una idea que les parece brillante: presentar el proyecto privatizador como “la autonomía de Pemex”

9. Esa “autonomía” de la paraestatal no es para el gobierno ilegítimo sino un eufemismo más que les permitiría en su confusa concepción jurídica blindar a Pemex, supuestamente para evitar toda injerencia en la empresa tanto del Ejecutivo como del Legislativo, quedando ésta en manos de una oligarquía de tecnócratas neoliberales vinculados a las grandes petroleras extranjeras, que serían designados por largos periodos, y que tendrían la facultad de concertar políticas contrarias a la Constitución mexicana: la privatización, en suma.

10. El pueblo mexicano desde ahora lo está entendiendo todo y por ello el nerviosismo de quienes siendo los beneficiarios del proyecto privatizador no atinan cómo hacerle.


Jans

Estamos curados de espanto

Dinero
Enrique Galván Ochoa

■ Calderón se impacienta, quiere asustarnos

Se impacienta Calderón: sus tres operadores estrella en el asunto de la mal disimulada trampa de privatizar Pemex no están dando resultados. El secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, supuestamente iba a servirle de alfil en el tablero de las negociaciones, sin embargo, el temprano escándalo del Ivangate le ha restado capacidad de maniobra. La secretaria de Energía, Georgina Kessel, tampoco está sirviendo a sus fines; maneja un lenguaje oscuro que no le llega a la gente –su exposición del diagnóstico ante legisladores priístas degeneró en pitorreo– y al director de Pemex, Jesús Reyes Heroles, le pesan los apellidos. Es inconcebible que defienda posiciones antinacionalistas que su padre combatió frontalmente. Así que Calderón en persona tuvo que salir a defender el negocio, porque se le anda cayendo de las manos. Asistió en Cancún a la II Reunión de Ministros de Energía de África, Latinoamérica y el Caribe, y desde ahí lanzó el mensaje de que sería una catástrofe no tomar las decisiones para modificar el marco regulatorio de Pemex. ¿Catástrofe para quién? ¿Para las trasnacionales que quieren adueñarse del petróleo y sus socios de la clase política mexicana? Eso de la catástrofe ya lo habíamos escuchado allá por los años 90, cuando la crisis bancaria; precisamente Calderón lo dijo, y hoy en día 90 por ciento del sistema bancario está en manos de extranjeros. Ya estamos curados de espanto.

México SA
Carlos Fernández-Vega

De campeonato mundial es el dispendio, que pretende disfrazarse de urgencia “modernizadora”.

Plan medieval disfrazado de “modernidad”

■ Faltan en el “diagnóstico” 410 mil mdd

Como si se tratara de un campeonato mundial de su deporte favorito en el que México reporta peores resultados que Hugo Sánchez y sus ratoncitos verdes, el inquilino de Los Pinos, ahora sí platicador de temas petroleros, resumió por qué debe privatizarse el sector energético nacional: “es quizá, si no la última, una de las últimas naciones que no ha hecho adaptaciones que permitan modernizar su industria petrolera”.

Con esa misma visión, muchos son los sectores que se han “modernizado” en los últimos 25 años, pero con resultados que más corresponden a un concepto medieval de nación y no al del “México del futuro” que tanto prometen, amén que la tendencia internacional va en sentido contrario de la propuesta calderonista, hoy oficial y obligadamente trasladada a los legisladores blanquiazules, muchos de los cuales tampoco quieren pagar las consecuencias.

Supuestamente “liberado” del costo político por una iniciativa de “reforma” energética abiertamente lanzada desde Los Pinos, el michoacano ahora sí anda muy platicador de temas petroleros, pero no se aparta un milímetro del guión elaborado, que un día sí y el otro también repiten sin cesar los funcionarios adscritos a la defensa del plan medieval disfrazado de “modernidad”.

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Suicidio colectivo

Pulmonia financiera

No que a México ni un estornudo le daria con la crisis económica norteamericana?


Advierte Ortiz sobre riesgo de contagio por desaceleración

Destaca el gobernador del Banco de México la urgencia de una mayor coordinación en la regulación y supervisión de los agentes financieros 12:07

* * *

Empeoró súbitamente la economía de EU, confirma el secretario del Tesoro

Reuters y Afp

Pekín, 3 de abril. La economía de Estados Unidos ha empeorado súbitamente y ahora enfrenta un trimestre difícil, confirmó el secretario del Tesoro, Henry Paulson. Durante una conferencia de prensa en Pekín, Paulson evitó una pregunta sobre si la economía estaba en riesgo de caer en una recesión, algo que sí es una posibilidad, según lo que declaró el miércoles el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke.

Políticas de aguas profundas


Calderon no ha cambiado de discurso desde que fue secretario de energia

En general no nos encanta publicar artículos de Porfirio Muñoz Ledo,
pero el de hoy esta muy bien.

Hay que rascarle a la Historia para entender lo que pasa en la actualidad. Y en su articulo Muñoz Ledo no da algunas claves para entender la postura de Calderon.
Para muchos de los lectores puede no ser algo nuevo, pero siempre es bueno ir reuniendo elementos que nos permitan comprender, debatir o refutar:


Bitácora Republicana
Porfirio Muñoz Ledo
04 de abril de 2008

Gobierno esquirol

Cuando el gobierno se escandalizaba a principios de los 80 por la “inesperada” caída de los precios del crudo, el sabio Miguel Wionshek escribió un sabroso artículo en el que citaba estudios de revistas especializadas que anunciaban y cuantificaban el fenómeno. Concluía estimando el costo que hubiese representado adquirir esas publicaciones, que no llegaba a mil dólares.

Así el tardío y sesgado diagnóstico sobre la situación energética del país, que los propios legisladores del PRI calificaron frente a sus autores como “un insulto a la inteligencia de los mexicanos”. Es un océano de verdades a medias trufado de mentiras completas con el que intentan encubrir decisiones tomadas por encima del Estado, pero abortadas por la movilización social y la denuncia oportuna.

Se trata sobre todo de un atentado a la historicidad. El problema se plantea como surgido por generación espontánea, sin antecedentes ni responsabilidades, aislado de la política económica que lo generó y del modo de inserción en la globalidad que lo determinó. Como si fuese un desastre natural o un castigo divino que únicamente puede ser afrontado con los superpoderes de la inversión extranjera.

El informe es una descarada engañifa. Hace más de cinco lustros que se conocen y analizan los términos de la cuestión, aunque las decisiones hayan sido tomadas casi siempre en contra del sano desarrollo del sector energético. Prevaleció como ahora la visión, imperial en lo interior y subordinada en lo exterior, de la autoridad financiera. El llamado colonialismo hacendario.

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