Vista previa
LE NOUVEAU GOUVERNEMENT MEXICAIN EST ENTRE EN GUERRE SAINTE CONTRE SON PROPRE PEUPLE. ARRESTATIONS ARBITRAIRES D'HOMMES POLITIQUES COMME DE SIMPLES PASSANTS QUI AVAIENT LE MALHEUR DE SE TROUVER AU MAUVAIS ENDROIT AU MAUVAIS MOMENT, GENERALISATION DU VIOL DES PRISONNIERES, DE LA TORTURE Y COMPRIS SUR DES ENFANTS DE HUIT A DOUZE ANS , CENSURE DE TOUTE OPPOSITION... LA LUTTE NE FAIT QUE COMMENCER. El nuevo gobierno mexicano a entrado en guerra santa contra su propio pueblo. Imposición, traición, doble discurso, ruptura del pacto social, ningún respeto por los derechos humanos con la consiguiente tortura, prisión, muerte de luchadores sociales e inocentes. Censura y desprecio por la cultura y la educación.... LA LUCHA COMIENZA.

vendredi 15 décembre 2006

MAS SOBRE LA RESISTENCIA

La jornada 15 de diciembre de 2006
Gustavo Iruegas

Apreciaciones sobre la lucha


Prácticamente no hay mexicanos resistentes a la usurpación del gobierno, la negación de la justicia y la cancelación de la democracia que no hayan sido urgidos con preguntas acerca de cómo se materializará esa rebeldía. La respuesta inmediata suele ser que la resistencia pacífica es una modalidad de la lucha popular que se opone al abuso de manera enérgica y tenaz, rechazando la violencia propia y obstruyendo la represión. Sin embargo, cuando la conversación llega a la manera como el gobierno legítimo piensa cumplir su mandato sin contar con los medios indispensables, el cuestionamiento se transforma en interpelación. Aunque se responde que la principal tarea del gobierno legítimo es impedir que el espurio imponga medidas contrarias al interés popular, que atente contra el patrimonio nacional o endose la soberanía nacional, la pregunta pide respuestas más concretas. Primero lo que no se va ha hacer: no se hará administración y, salvo lo correspondiente a los espacios de gobierno ya ganados, no se hará gestión. No se cobrarán impuestos, no se administrarán aeropuertos y no se expedirán pasaportes ni se hará ninguna otra gestión de esa naturaleza.

En seguida lo que sí se hará. El gobierno legítimo es, en buena parte de su actuación, contestatario. También será muy propositivo. Aun así, para muchas personas resulta difícil digerir la idea de dos gobiernos actuando en direcciones opuestas.

Es comprensible que eso suceda. Los mexicanos no tenemos experiencia en esta forma de lucha. Nuestra historia está compuesta de largos periodos de sometimiento y unos cuantos estallidos de violencia popular; muchos intentos sofocados y triunfos que se cuentan con los dedos de una mano. Los ofendidos sabemos poco de la resistencia pacífica y los malhechores en el gobierno de facto saben menos aún. Tampoco es cosa de simplemente trasladar las experiencias de otras latitudes y de otros tiempos. Andrés Manuel no es Gandhi y México no es la India. El ejemplo de Martin Luther King nos demuestra que el triunfo es posible y la estrategia efectiva. Pero no nos da nada más que eso: el ejemplo y la estrategia. El objetivo y la táctica deben ser nuestros.

El objetivo ya ha sido claramente determinado. Ya no es la Presidencia de la República, ahora es la República misma: una nueva República. La cuarta en la historia del pueblo mexicano. Para constituirla se convocará, en su momento, a un congreso que defina el carácter y cometido del nuevo Estado; los elementos de su integración social, política y económica; la consolidación de sus espacios de identidad, cultura y asentamiento territorial; las reglas de convivencia interna e internacional; y la forma, organización, atribuciones y, enfáticamente, la ética de su gobierno. El nuevo proyecto de nación deberá contener objetivo, doctrina y norma, los que deberán emanar de las mejores enseñanzas de nuestra historia y las realidades de la modernidad para apuntar a las más ambiciosas metas de progreso. Considerando el poder de las fuerzas orientadas al privilegio, la injusticia y la contravención, se puede adelantar que esta tarea no será fácil.

La táctica para alcanzar nuestro objetivo debe surgir de nuestras particulares condiciones y circunstancias. Para ilustrar esto podríamos decir que si se opta por la desobediencia civil directa, sencilla y desafiante ­como la recomendó Henri David Thoreau­ ésta tendría que estar condicionada por el hecho de que el contacto del ciudadano con el gobierno se da, en primer lugar, con el gobierno local. Como se sabe, en nuestro caso el lado popular cuenta con espacios de poder, en los gobiernos estatales y municipales, el Congreso y en el propio Distrito Federal, a los que no debe renunciar porque son suyos y están a su servicio. Posicionamientos en el Congreso e iniciativas de leyes de auténtico contenido social y la defensa de los derechos de la población son posibilidades de acción directa desde los espacios del poder popular tan importantes como la oposición constante y consecuente. Nuestra desobediencia no puede ser pasiva. No será una que simplemente impida al gobierno de facto hacer porque no acatamos: no hará porque se lo impediremos en forma activa, gradual y creciente.

Del primero de septiembre al primero de diciembre se puso en evidencia la incapacidad de los dos gobernantes derechistas, el traidor y el espurio, para poner en práctica los ritos del poder en México: el informe fallido de Fox, el Grito desplazado, el 20 de noviembre intramuros. Por su parte, Calderón tuvo que tomar posesión de su poder espurio en una clandestinidad televisada: escondido en el baluarte de la casa presidencial, rodeado de soldados y a las 12 de la noche. Por la mañana, puso en práctica un acto semejante al de un streaker que, consciente de la provocación, pasa corriendo por el escenario.

Un espacio donde la confrontación será importante es el mediático. Como se sabe, los dueños de los medios de comunicación masiva han sido parte importante en la colusión de poderes para anular la voluntad popular y burlar la democracia. Para ello se han valido de la propaganda negra, de las campañas sucias, del infundio, del escarnio; todo en cantidades torrenciales. A la saturación propagandística han agregado el silencio informativo sobre el movimiento popular. Es preciso, sin embargo, hacer la salvedad de los medios y las personas honorables que, a pesar de la hostilidad a que se ven sometidos, sostienen su compromiso con la información verdadera. Aún así, para el movimiento popular no es una novedad burlar el cerco informativo. Ya el movimiento estudiantil de 1968 pudo sobrepasar las campañas de desinformación para desacreditar y anular la protesta; en 1985, la sociedad civil respondió a la pasividad obtusa e insuficiente del gobierno ante el terremoto. En 1988, las campañas mediáticas no lograron encubrir el latrocinio electoral ni engañar a la opinión pública nacional ni mundial; en el insensato lance del desafuero, la intensa campaña mediática progubernamental fue inútil ante una población decidida a impedir la bellaquería que se tramaba. Igualmente, la inmunda campaña lanzada contra la candidatura de Andrés Manuel recibió el descrédito popular. De otra manera, los ladrones no se hubieran visto en la necesidad de robar la elección por la vía de lo que cínicamente llaman "ingeniería electoral", la manipulación cibernética y el úcase del IFE o del TEPJF.

Dos instrumentos más están a nuestra disposición. La contraposición programática del gobierno legítimo a los planes de depredación del patrimonio nacional, de exacción a la población y de abdicación de la soberanía por parte del gobierno espurio. En San Lázaro se da el primer encuentro en la batalla por el presupuesto y la ley de ingresos. Por último, el arma más eficaz y conocida que, irónicamente, siempre sorprende a los oligarcas y asusta al déspota: la poderosa movilización popular.

URGENTE

La jornada 15 de diciembre de 2006

Luis Javier Garrido

El momento

El momento que vive el país es de una importancia excepcional pues el gobierno de facto de Felipe Calderón busca por todos los medios consolidarse no por medio de acciones sino de una descomunal campaña en los medios, y las fuerzas sociales y políticas de oposición no parecen haber adquirido plena conciencia de la nueva realidad y de la urgencia que hay de actuar en todos los frentes para impedir un mayor deterioro nacional.

1. La amenaza que representa para México y su destino como nación el gobierno de facto de Calderón tiene que ser enfrentada desde ahora con firmeza y decisión, lo mismo desde la sociedad con todo tipo de actos de inconformidad y de resistencia civil, pero también desde las instancias del poder estatal, buscando que el poder estatal se ejerza en San Lázaro y en Xicoténcatl o en los gobiernos estatales y municipales, y no en Los Pinos, aun cuando los obstáculos para ello sean enormes, pero muchos no parecen darse cuenta de ello.

2. El gobierno calderonista se ha encargado en unos cuantos días de confirmar a los mexicanos lo que ya se sabía: que representa a uno de los sectores más atrasados e intolerantes de la extrema derecha antidemocrática y fascistoide, y que no sólo no le va a importar reprimir y criminalizar a los movimientos sociales, como lo está haciendo en Oaxaca, o intentar cancelar los derechos sociales de los mexicanos para acatar los lineamientos del FMI, como lo mostró su proyecto de presupuesto, y ante ello no puede haber titubeos.

3. El escollo más grande para impedir nuevos y mayores retrocesos en el país sigue siendo la vieja cultura política de los mexicanos, que históricamente ha estado marcada por el abandono que las mayorías han hecho de sus responsabilidades cívicas y democráticas, que dejaron en manos de sus dirigentes con base en principios absurdos del priísmo, desde la intocabilidad presidencial hasta la fatalidad sexenal. Y es esta cultura del conformismo la que se ha venido echando por tierra, pero que no termina de cambiar del todo.

4. Los funcionarios públicos, como se reconoce en todos los horizontes políticos y en México ya se está aceptando, son mandatarios populares y el pueblo tiene en todo tiempo el derecho, e incluso el deber, de echarlos fuera cuando actúen contra la Constitución y las leyes o contra los intereses populares, esté establecido o no en la carta constitucional el principio de la revocación del mandato, sobre todo si estos funcionarios son espurios e ilegítimos como Calderón y sus amigos. Y, en consecuencia, no puede existir una fatalidad sexenal y nadie está obligado a soportar un mal gobierno, no se diga por seis años sino por un solo día.

5. La llamada "clase política" mexicana se halla en ese sentido como pocas veces en entredicho, pues la mayoría de los legisladores y funcionarios locales surgidos de la oposición "de izquierda", en los últimos 30 años, no sólo antepusieron sus propios intereses a los derechos del pueblo, como lo hacían priístas y panistas, sino que además se subordinaron a la lógica presidencialista y a la supuesta fatalidad de los sexenios, olvidándose de su papel como representantes populares y de su jerarquía constitucional, y en consecuencia por ignorancia o por venalidad aceptaron el rol de figuración que les fue impuesto como comparsas del poder presidencial, del que ahora les cuesta trabajo desprenderse para poder actuar en esta hora gravísima como freno y contrapeso de ese poder del Ejecutivo, y sobre todo para aceptar que en vez de estar limitados a negociaciones para intentar paliar las políticas perversas de Los Pinos, ellos pueden y deben fungir como lo hacen sus equivalentes en los regímenes parlamentarios o semipresidenciales, y que es posible en México gobernar desde las cámaras.

6. El descontento que hay en el país no tiene precedentes. La mayoría de los mexicanos, digan lo que digan los medios, está sumamente agraviada tanto por las políticas del gobierno panista de Fox, que fueron de absoluto continuismo con el priísmo neoliberal, y por el fraude electoral, como ahora por el hecho de que el gobierno ilegítimo de Calderón lejos de tomar en cuenta la realidad del país busque imponer en contra de la voluntad de la nación las políticas más antisociales y antinacionales de las últimas décadas, actuando como un pelele del gran capital trasnacional. Y esas mayorías esperan, por lo mismo, de los legisladores "de izquierda", que estén a la altura del desafío actual y no actúen como hace seis, o hace 12 o 18 años: que empiecen a fungir como una verdadera oposición, pues si no lo hacen y se limitan a una política de simulaciones, el propio pueblo les va a pasar la factura en las próximas elecciones.

7. La propuesta hecha por Andrés Manuel López Obrador y la convención nacional democrática el 16 de septiembre y asumida el 20 de noviembre por los partidos integrantes del Frente Patriótico Nacional es en esos términos irrefutable. A fin de impedir que un gobierno entreguista como el de Calderón pueda proseguir desmantelando a la nación y cancelando los derechos de los mexicanos es posible gobernar desde abajo y al mismo tiempo radicalizar la inconformidad popular e intentar frenar en el Congreso las medidas de la derecha.

8. La respuesta nacional ante el intento del gobierno calderonista de darle un golpe severo a la educación pública nacional y a las universidades estatales, y en particular a la UNAM, y que hizo recular al gobierno en lo que se refiere al presupuesto para 2007, es muy significativa de que las políticas oficiales pueden detenerse e incluso revertirse. La "política educativa" de Calderón, que muestra su desprecio a la cultura, rasgo típico de las derechas, no debe ser atribuida únicamente al fanatismo de los panistas o al hecho de que él hubiese sido rechazado en la UNAM en 1980, sino al proyecto neoliberal sobre la educación, que no debe pasar, y la oposición que se manifestó esta semana da cuenta muy clara de ello.

9. El escándalo que originó el nombramiento de la señora Josefina Vásquez Mota, cuya única obra conocida es el libro Dios mío, hazme viuda por favor, como secretaria espuria de Educación Pública, en el sitial otrora ocupado por José Vasconcelos y Jaime Torres Bodet, ha sido ahora superado por el que ha suscitado la designación de Fernando González Sánchez, yerno de la capa sindical Elba Ester Gordillo, como subsecretario de Educación Básica, que no se debe tan sólo a que se le haya señalado por actos de corrupción, o porque esta decisión evidencie una vez más la estrecha alianza existente entre el PAN y el crimen organizado, y ni siquiera porque se premie así con otro cargo más de importancia a una organización delictiva como la cúpula del SNTE o porque ello signifique una retribución más a quienes participaron en la ejecución del fraude, sino por algo más grave: representa la entrega de un sector estratégico del país, que es clave del futuro inmediato, a quienes buscan desmantelarlo; de ahí que una gran exigencia social sea ahora en este sentido.

10. Los días que vienen van a ser muy difíciles para todos, pero de la claridad que tengan las organizaciones sociales y políticas sobre la naturaleza del desafío va a depender que México no tenga, como se lo propone la extrema derecha, un retroceso histórico mayor.

En buena compania

11 déc. 2006
En bonne compagnie