El FMI es cada vez más irrelevante
Sin permiso Gracias a la Argentina, el FMI es cada vez más irrelevante. Entrevista |
Mark Weisbrot · · · · · |
13/05/07 |
Fernando Krakowiak entrevistó el pasado 22 de abril al reconocido economista norteamericano Mark Weisbrot, codirector del Centro de investigación económica y política radicado en Washington. Mark Weisbrot es economista y codirector del Center for Economic and Policy Research, una entidad heterodoxa con sede en Washington. Durante el peor momento de la crisis fue uno de los pocos economistas que le recomendó a la Argentina salir adelante sin firmar un acuerdo con el FMI, al que compara con la ex dictadura de Suharto en Indonesia. Considera que esa decisión fue clave para reducir la influencia del organismo a nivel internacional porque le demostró al resto de los países que igual se podía crecer y seguir teniendo acceso al mercado de capitales. Hace diez días encabezó una conferencia en Washington junto a la ministra de Economía, Felisa Miceli, donde volvió a elogiar la recuperación económica argentina. En diálogo con Cash, señaló que el Fondo va a ser cada vez más irrelevante y que Estados Unidos no va a poder recrear una institución similar. También destacó el proceso de integración que están llevando adelante los países de América latina y la decisión de Chávez de utilizar los petrodólares para convertirse en prestamista de la región, pero aseguró que Venezuela no es el líder del nuevo proceso: “Todos están haciendo su aporte para cambiar las relaciones entre la región y los Estados Unidos”. Usted señaló, en un artículo difundido a comienzos de este mes, que el FMI va camino hacia su jubilación anticipada porque las cancelaciones de las deudas que tenían Brasil y la Argentina con el organismo redujeron su influencia. Eso es verdad. La influencia del FMI en el escenario internacional continúa descendiendo y la Argentina ha contribuido de manera significativa para que eso ocurra. En los últimos diez años hubo tres hechos que debilitaron la autoridad del organismo, sobre todo en los países de ingreso medio. El primero fue cuando a fines de los ’90 los países asiáticos acumularon reservas para no tener que pedirle dinero prestado. Luego vino la decisión argentina de enfrentarse con el Fondo, salir adelante sin su ayuda y cancelar la deuda, y finalmente la decisión de Venezuela de proveer otra fuente de financiamiento en la región. También afirmó que si los países de bajos ingresos deciden prescindir del FMI eso podría condicionar definitivamente la existencia del organismo. ¿Cree factible que eso ocurra? Es posible. Bolivia, por ejemplo, es un país de bajos ingresos que en marzo del año pasado decidió, después de veinte años consecutivos de estar operando bajo las reglas del Fondo, no renovar su acuerdo. Este también es un cambio histórico. Además hay que tener en cuenta que no recibieron ningún tipo de castigo por haber tomado esa decisión. La ayuda que reciben de la Unión Europea y de Estados Unidos no se cortó. Lo mismo ocurre en el caso de la Argentina, que acaba de recibir un préstamo de 1200 millones de dólares por parte del Banco Interamericano de Desarrollo. En el pasado hubiera sido imposible pensar en la posibilidad de que siguieran recibiendo dinero aquellos países que hubieran decidido no renovar su acuerdo con el Fondo. En ese sentido, lo de Argentina fue muy importante porque no tuvo miedo y demostró que se le puede hacer frente al organismo sin por ello perder acceso a toda fuente de financiamiento. Sin embargo, los países que integran el Club de París le están exigiendo a la Argentina que firme un nuevo acuerdo con el FMI antes de renegociar la deuda. En el pasado no era posible tener una renegociación con el Club de París sin tener firmado, por lo menos, un stand by arrangement con el FMI. Para Nigeria, el Fondo creó un nuevo tipo de vínculo que le permitió a ese país renegociar con el Club de París sin tener un acuerdo con el Fondo. La Argentina está a medio camino de lograr una solución similar porque se niega a firmar un acuerdo y el Fondo está preocupado porque eso crea un nuevo precedente para otros países. El FMI es una herramienta de los países desarrollados que en las últimas décadas se utilizó para disciplinar a los periféricos. Si esa correlación de fuerzas no se altera, ¿su lugar podría ser ocupado por otra institución similar? No, no podrían volver a crear una institución como el Fondo Monetario otra vez, porque ésta fue creada en 1944 y expresa las relaciones de poder de esos años, cuando Estados Unidos ya era realmente el único poder en el mundo. Hasta la OMC tiene un proceso de consensos y todas las decisiones tienen que ser aprobadas por todos los países. La Argentina junto a otros países están impulsando una reforma del organismo. ¿Cree posible lograrlo, o lo mejor sería que desapareciera? Las reformas son siempre buenas, aunque yo veo al FMI como una dictadura. Cuando existía la dictadura de Suharto, en Indonesia, alguna gente luchaba por reformas dentro de esa dictadura, en las áreas de derechos humanos y economía, al mismo tiempo que querían que la dictadura desapareciera. Y el FMI es una dictadura. ¿Cree que va a desaparecer en los próximos años? No creo que desaparezca rápido, pero será cada vez más irrelevante, como en estos momentos para muchos países de ingreso medio. El gran problema es que casi seguro habrá otra crisis económica en alguna parte del mundo. No sabemos dónde ni cuándo, pero ha habido por lo menos cien diferentes crisis financieras en los últimos treinta años. Cuando eso pase, el Fondo Monetario se moverá rápido, como lo hizo en la crisis financiera asiática, para tratar de establecerse y ser el que tome las decisiones, con la ayuda del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Pero no le será fácil. En 2002, usted fue uno de los pocos economistas que señalaban que la Argentina podía salir adelante sin el FMI. ¿Su posición ganó más adeptos luego de ver cómo evolucionó la Argentina? El Financial Times, por ejemplo, ahora reconoce que esta recuperación es sostenible y que muchos de los expertos estuvieron equivocados. Los medios de comunicación también cambiaron la forma en que reportaban sobre estos temas a partir de nuestros trabajos, específicamente en lo que refiere al Fondo Monetario y su responsabilidad en la crisis. Usted compartió cartel hace dos semanas con la ministra de Economía, Felisa Miceli, en una conferencia sobre la Argentina titulada “Una historia de éxito latinoamericana”. ¿Por qué considera al país un caso exitoso? La tasa de crecimiento que experimentó la Argentina en los últimos cuatro años ha sido impresionante, especialmente para América latina. Además, más de 9 millones de personas salieron de la pobreza y la desocupación también cayó muy fuerte. En la Argentina, los economistas ortodoxos afirman que los pasos dados por el gobierno en los últimos tiempos aislaron al país y alejaron las inversiones. ¿Cómo lo ve desde afuera? Primero es necesario aclarar que los pasos dados por la Argentina no han sido muy radicales. Son políticas económicas que hace algunos años eran consideradas normales. El neoliberalismo fue una experiencia radical. Con relación a la inversión extranjera directa, debo decir que no es lo más importante para garantizar el crecimiento de un país. En China jugó un papel muy importante en los últimos veinte años, pero no ocurrió lo mismo en otros países como Corea del Sur o Japón. Si no hay mucha inversión extranjera, el gobierno puede seguir otra estrategia. ¿En Estados Unidos hay temor a invertir en la Argentina? Lo que les importa a los inversores es que la economía crezca y que haya oportunidades de negocios. ¿Pero los inversores se quedaron con la imagen de la crisis o de la reactivación? Eso suele ser un problema porque las malas noticias tienen más cobertura que las buenas. Por eso realizamos el evento junto a la ministra de Economía, Felisa Miceli. ¿Qué opina sobre los controles de precios que está llevando adelante el Gobierno? El control de precios no es una solución de largo plazo para el problema de la inflación. Es una medida que el Gobierno ha usado con éxito el año pasado para evitar que ese indicador se descontrolara. Ahora bien, en el largo plazo se necesita mayor inversión para incrementar la oferta. Para “controlar” la inflación, este año también se decidió intervenir el organismo que releva las estadísticas y se acusa al Gobierno de manipular los resultados. Estamos investigando el tema. Todavía no tenemos hechos que nos permitan llegar a la conclusión de que haya una manipulación. ¿Cuál es el punto débil de la Argentina en la actualidad? Algunos analistas están preocupados por el incremento de los déficit provinciales. No creo que haya problemas porque el sector público tiene un superávit consolidado de 1,8 por ciento del PIB. Lo que se necesita es más inversión y tener estrategias de desarrollo. Los cambios de política macroeconómica son suficientes para lanzar la expansión. Ahora se necesita un banco nacional de desarrollo. La Argentina, Venezuela, Brasil, Ecuador y Bolivia están impulsando la creación de un Banco del Sur para financiar el desarrollo. Hay quienes señalan que eso no es necesario porque ya existe el Banco Mundial. El Banco del Sur va a ser de gran utilidad porque una de sus metas será garantizar la estabilidad en la región, teniendo reservas para ayudar a los países en momentos de crisis; y el Banco Mundial no hace eso. También se dice que el Banco del Sur va a financiar el desarrollo, y eso ya lo hace el Banco Mundial. Sí, pero el Banco Mundial pone condiciones macroeconómicas que los países deben cumplir y además no está dispuesto a financiar proyectos para la integración regional, mientras que el Banco del Sur va a poder hacerlo. Su creación es muy positiva, porque el Banco Mundial y el FMI son parte de un cartel controlado por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y no contempla los intereses de otros países al momento de tomar decisiones. VENEZUELA, BRASIL Y WASHINGTON: AMISTAD Y RIVALIDAD En los últimos años, Venezuela se integró al Mercosur, financia a países de la región, impulsa la construcción del Gasoducto del Sur y también está participando en el proyecto del Banco del Sur. ¿Qué opinión tiene sobre el papel que viene cumpliendo el gobierno de Chávez? Creo que es importante y positivo. Por ejemplo, la decisión de ofrecer crédito a otros países de la región fue muy importante para romper el cartel de crédito del Banco Mundial y el FMI. Esa decisión ayudó a cambiar la historia de la región y del mundo. ¿Usted cree que Washington va a permitir que Venezuela se consolide como líder del sur del continente? Venezuela no es líder. Los cambios son parte de un proceso que involucra a muchos países. Todos están haciendo su aporte para cambiar las relaciones entre la región y los Estados Unidos, entre ellos mismos y, dentro de estos países, entre ricos y pobres. Pero la aparición de Venezuela en el escenario generó mucha convulsión debido al enfrentamiento que mantiene con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush. Hay una confrontación entre Bush y Chávez porque en 2002 Bush financió y apoyó un golpe de Estado, y después otros intentos para derrocarlo. Hoy día están todavía financiando actividades secretas dentro de Venezuela, según documentos del gobierno de los Estados Unidos. Pero ahora lo más importante es el proyecto de integración económica que están llevando adelante la mayoría de los países de la región. ¿Washington va a mirar pasivamente este proceso o va a intentar boicotearlo? Ellos hacen lo que pueden, pero tienen otros problemas más graves en Medio Oriente, como la guerra de Irak. Vamos a ver qué pueden hacer. ¿Qué posición asumirá Brasil?, porque Lula apoya el proceso de integración al mismo tiempo que rivaliza con Chávez... Ese es un tema de los medios de comunicación internacionales que están exagerando la rivalidad, pues hasta ahora los países han mostrado que tienen relaciones muy buenas. Lula fue a apoyar a Chávez durante su campaña electoral. No están de acuerdo en algunos temas como el etanol, pero no creo que vayan a llegar a romper relaciones o tener problemas significativos por eso. Mark Weisbrot es codirector |