El desgobierno mexicano
Para no variar, chinogate, las trampas de la mentira y desde luego la incapacidad que ha mostrado el usurpador al mando de un país que a todas luces le queda no grande, sino inmenso
Gobierno atrapado
Rogelio Hernández Rodríguez
28 de julio de 2007
El universal |
En las últimas semanas el gobier-no de Felipe Calderón ha exhibido una notable incapacidad para enfrentar desafíos políticos e incluso amenazas a la seguridad nacional. El asunto de Zhenli Ye Gon se ha convertido en la mayor muestra de cómo las acciones han tomado por sorpresa a las autoridades y de su limitada capacidad para responder ante acusaciones poco creíbles pero que han sido capaces de sembrar dudas más que razonables. Finalmente Ye Gon ha sido detenido por las autoridades de aquel país por motivos propios y muy menores a los que se le han fincado en México.
Pero como ya había ocurrido antes, el gobierno cometió otro error al apresurarse el mismo presidente Calderón a afirmar que había sido detenido a petición expresa mexicana. Más tardó el presidente en decirlo que Estados Unidos en desmentirlo y, de nuevo, poner en aprietos a las autoridades y ahora directamente a Calderón. Sin corregir o aclarar el desliz presidencial, el gobierno lentamente ha comenzado a responder a las acusaciones y a mostrar que Ye Gon contó con la complacencia de funcionarios estadounidenses, lo cual no es increíble pero de ninguna forma exculpa a los mexicanos. Mientras las acusaciones continúan, siguen sin responderse los cuestionamientos acerca de la colaboración de aduanas, servicios de salud, policías, etc. La PGR y Hacienda se han empeñado en afirmar que el narcotraficante se aprovechó de fallas legales con el propósito de demostrar que no hubo protección en el territorio nacional. Lentitud e insuficiencia para liberar de culpas a la administración anterior en la que Ye Gon construyó su negocio.
Y mientras el enredo continúa, el EPR ha podido destruir instalaciones de Pemex, paralizar industrias y amenazar con nuevas acciones si no se cumplen sus demandas. Si ya es preocupante que existan grupos guerrilleros que, por definición, son violentos y ponen en riesgo la vida institucional, más preocupante es que cuando cometen un sabotaje de estas proporciones el gobierno no tenga la más mínima idea de lo que ocurrió. Desde luego que el problema se encuentra en las fallas del sistema de seguridad que ha sido incapaz de hacer las investigaciones adecuadas y, por supuesto, de prevenir las acciones, pero también ha sido el resultado de la inexperiencia de los funcionarios que están al frente de él.
No sorprende que el responsable directo de la “inteligencia” no sepa lo que ocurre si, como es sabido por todos, llegó al cargo por sus méritos como encuestador de Calderón y no por su experiencia en labores de seguridad, pero sí lo es que el secretario de Gobernación declare que nadie puede prevenir acciones guerrilleras porque con ello demuestra que no entiende las responsabilidades que se le han encomendado. Por supuesto que una tarea de las autoridades es prevenir acciones y que podría hacerlo si tuviera la capacidad para investigar, identificar y localizar a los grupos. Lo último que puede hacer Gobernación es tolerar la existencia de grupos guerrilleros como si fueran organizaciones de convivencia social y esperar que por su propia voluntad respeten las instituciones. Hay incapacidad de los órganos de inteligencia pero también de los que deberían atender la política interna.
Y porque hay esas carencias es que un personaje como Elba Esther Gordillo llama ignorante a la titular de la SEP y le pide cuentas al gobierno. No se trata del ejercicio de la crítica sino la actitud de un cacique sindical que se sabe poderoso y que puede chantajear a un gobierno que ha demostrado su debilidad. No hay duda de que la dirigente prestó servicios invaluables a la campaña de Calderón y de que los ha cobrado con creces, como lo demuestran los nombramientos de leales colaboradores e incluso familiares como su yerno, Fernando González Sánchez, como subsecretario de Educación Básica, pero ante la complacencia, Gordillo ha decidido exigir más.
Poco tiempo ha necesitado Calderón para probar que su equipo no tiene la experiencia ni la capacidad para enfrentar desafíos importantes. No bastan las acciones publicitarias para gobernar sino ejercer la autoridad y contar con funcionarios competentes que puedan hacer frente a la delincuencia y la oposición desmedida.
Investigador de El Colegio de México
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