Javier Lozano Alarcón.
Por Alvaro Delgado El priísta poblano Javier Lozano Alarcón se convirtió al panismo desde septiembre del 2005 por influencia de Felipe Calderón, su compañero de aula en la Escuela Libre de Derecho, pero recibió su credencial de militante adherente hasta el pasado 30 de junio, un día antes de que estallara el escándalo del ciudadano mexicano de origen chino Zhenli Ye Gon.
La ceremonia de entrega de la mica al secretario del Trabajo tuvo el sello del poder. Lo distinguió con su presencia su amigo César Nava Vázquez, secretario particular de Calderón y aspirante a relevar a Manuel Espino en la presidencia nacional del PAN. Y fue Mariana Gómez del Campo Gurza, prima política de Calderón que preside el PAN capitalino, la que finiquitó el trámite de ingreso de Lozano como nuevo militante después de un procedimiento que incluyó un curso de cinco horas y media –el pasado 19 de mayo– en las instalaciones de ese partido, en Cuajimalpa. “¡Fue una coincidencia! Hice mi solicitud desde septiembre de 2005”, asegura Alarcón al respecto. El anuncio de la militancia formal de Lozano Alarcón en el PAN –parte de un vasto proceso de abordaje de ex priístas, muchos de ellos identificados con Elba Esther Gordillo– se produjo en el marco del primer aniversario de la controvertida elección presidencial del 2 de julio, justo el día en que estaba agendada en Washington la cita que solicitaron los abogados de Ye Gon con funcionarios mexicanos. Por eso, el domingo 1 de julio la Procuraduría General de la República (PGR) quiso acallar con un boletín el escándalo, que finalmente detonó la agencia noticiosa AP al difundir, el lunes 2, la entrevista con Ye Gon, quien atribuyó a “Javier (Lozano) Alarcón”, a otros panistas allegados a Calderón y a funcionarios del gobierno de Vicente Fox la presunta entrega de los 205 millones de dólares descubiertos en una casa de las Lomas de Chapultepec, el 15 de marzo. “El comunicado de la PGR fue a propósito. Ellos tenían junta el lunes y dijimos que no”, revela Lozano Alarcón, quien dice haber contratado ya al mejor abogado de Estados Unidos para tasar la ofensa de su honor, a fin de presentar la semana próxima una demanda contra Ye Gon y sus defensores en ese país. De partido a partido El secretario del Trabajo despuntaba como el funcionario del gobierno de Calderón colocado en la ruta del escándalo: contrapuesto a la proclamada austeridad, quiso arrendar oficinas alternas de la Secretaría del Trabajo en las Lomas de Chapultepec –la misma colonia donde se atesoraban los 205 millones de dólares del ciudadano de origen chino–, a un costo superior al millón de pesos. Luego, belicoso, se enfrentó al jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, sobre las cotidianas manifestaciones callejeras, y remató esa polémica asegurando que el PAN ganará las elecciones intermedias del 2009. Justamente como parte de esa estrategia, el partido que encabeza Gómez del Campo lanzó esta semana una campaña con personajes de la farándula y el deporte para reglamentar las marchas. La estrategia –que contradice las acciones a las que por décadas recurrió el PAN, que incluían el cierre de carreteras– está a cargo también de Carlos Abascal, secretario general adjunto del CEN del PAN, y prevé la intensa difusión de tres spots, uno de los cuales acusa de asesinos a los marchistas, quienes, según el ex futbolista Manuel Negrete, son personas “muy feas”. Lozano Alarcón –quien se había enterado el miércoles 27 de la carta de Ye Gon entregada en Washington– creció a la sombra del priismo zedillista, época en que aseguró que llegaría a ser presidente de la República. Fue presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones y luego subsecretario de Comunicación Social en la Secretaría de Gobernación, bajo las órdenes de Diódoro Carrasco, otro converso al panismo. De hecho, fue Diódoro quien lo impulsó a ser candidato priísta a diputado federal por el distrito 11 de Puebla en las elecciones del 2000, cuando resultó vencido por el PAN, en el que ahora milita junto con Miguel Angel Yunes. La derrota fue doble: no alcanzó la diputación y Francisco Labastida cayó ante Fox. Aún así se convirtió en responsable de prensa del CEN del PRI, encabezado por Dulce María Sauri, y luego se retiró a su despacho Javier Lozano y Asociados, entre cuyos clientes estaba TV Azteca. Se especializaba en asuntos de telecomunicaciones y emitía opiniones contrarias a la Ley Televisa. El gobernador priista Melquíades Morales lo rescató y lo hizo representante del gobierno de Puebla en el Distrito Federal. Al ganar Mario Marín la gubernatura, Lozano renunció el 28 de febrero de 2005 con una carta: “Mario Marín es el nuevo gobernador de Puebla. A él y a su equipo les deseo todo el éxito que merecen. Desafortunadamente no puedo ni debo continuar como representante de su gobierno en el Distrito Federal, pues mi honesto compromiso con la candidatura de Felipe Calderón hacia la Presidencia de México me lo impide. Hago pública mi gratitud a su generosidad.” Al ganar la contienda interna, Calderón lo convirtió en el responsable del “cuarto de guerra”, en el cual se diseñaron las estrategias de “guerra sucia” en la campaña presidencial con la participación de los expertos Dick Morris y Antonio Solá Reche. Después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) legalizó el triunfo de Calderón, Lozano Alarcón se ufanaba de que sería secretario de Comunicaciones y Transportes, aun cuando Televisa lo tenía vetado por su oposición a las reformas a la ley. “Ya platicamos y no hay problema”, dijo a este reportero Lozano Alarcón, quien sin embargo fue nombrado secretario del Trabajo y ahora está involucrado en el escándalo panista del que alega ser inocente... (APRO)
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