Úselo y deséchelo

Marcela Gómez Zalce

• La esquizofrenia de fondo
• Entre tormentas y meteoros

Hay dos clases de hombres, mi estimado: los que hacen la historia... y los que la padecen. Felipe Calderón suspenderá su gira por Canadá gracias a Dean que tocó suelo azteca la madrugada de hoy aunque al mismo tiempo, my friend, enfrenta tempestades de tipo legislativas y de cara a su (des)informe presidencial. Y como es temporada de huracanes, el PRI también bate obsequiosamente sus tambores de guerra, enviando señales políticas que, al parecer, en Los Pinos son peligrosamente subestimadas. ¿Por qué? Ahí le va.

Calderón decidió con esa distintiva personalidad (u know, small man; huge ego) y desde el primer día que fue entronizado en el poder, que su gobierno sería completamente distinto al de Vicente Fox... en las formas y el fondo.

Y se ha concentrado en ello.

Rodeado de su divertido Gymboree, encabezado por el consentido de Juan Camilo Mouriño, todos los hilos del poder y del quehacer político, los controles más importantes en materia de presupuesto y los detonadores de los interesantes resortes están manejados desde... Los Pinos. Nada se mueve sin que Felipe... o Juan Camilo estén previamente enterados. La ocurrente comunicación descabezada, perdón, encabezada por Max Cortázar —quien curiosamente guardó un silencio sepulcral con el asunto de Zhenli Ye Gon–mantiene a raya a los responsables de esta área en absolutamente todas las dependencias.

La esquizofrenia que rebasa las formas es de fondo.

Y el fondo es (la desconfianza) que los fracasos políticos serán responsabilidad de estos chicuelos ensoberbecidos que, de pasadita, filtran puntualísimos golpes bajos mediáticos contra funcionarios que nunca consideraron leales, que fueron utilizados y hoy esperan su turno para ser desechados...

Ejemplos sobran pero en el top ten destaca el agarrón del dúo dinámico de la pistolita educativa de Josefina Vázquez Mota y Elba Esther Gordillo... que apenas calienta motores.

Seguido del caso de Francisco Ramírez Acuña, a quien le quieren dar su ración de flit y para llegar a su cometido comenzaron, primero, por quitarle el control del tristemente célebre Cisen, después lo aislaron de las negociaciones políticas de las que dan leverage, le cancelaron la posibilidad de jugar con billete presupuestal y le endosaron los tragos amargos del reventón.

Quedó bastante claro, al haber fungido como testigo de honor entre Manuel Espino y Juan Camilo Mouriño –después de la entrega de Yucatán al PRI— para limar asperezas y pavimentar los acuerdos para un fair play en la reunión del PAN en Guanajuato donde se sembró la vergonzosa rechifla contra el líder blanquiazul, que el secretario de Gobernación no tiene calidad moral para Los Pinos, y mucho menos goza de su respeto. Porque uno de los damnificados de esa rechifla fue... Ramírez Acuña, pues.

Aquel célebre pacto fue deshonrado por Los Pinos para que Juan Camilo Mouriño llevara a cabo su venganza por la bomba yucateca detonada por sus travesuras electorales. Pero al jalisciense se le venía complicando el panorama desde que en Los Pinos le acotaron, cuestionaron y disputaron todas sus decisiones.

Lentamente fue alejado, bloqueado, retirado y alineado de vitales resoluciones relacionadas, no sólo en el ámbito político sino en el ámbito de la seguridad donde Gobernación ha efectuado labores fundamentales.

Hoy las múltiples fotografías han constatado que la figura del secretario de Gobernación no pesa en el etéreo ánimo de Felipe, quien prefiere cobijarse y resguardarse al lado de nuestras fuerzas armadas (jugando al soldadito retozón) que es uno de los dos pilares que sostienen su endeble gobierno.

Otro caso relevante es el de Patricia Espinosa, quien titubea y trastabilla para no salirse del script evadiendo informar en qué consiste la millonaria ayuda y la asistencia militar de Estados Unidos —que no es sino la realidad del Comando Norte donde se pretende que nuestras fuerzas armadas se sometan a sus códigos en las cadenas de mando– para el combate contra el narcotráfico y a la delincuencia organizada.

En resumen, mi querido lector, la política interior, económica y exterior se tripula... y se negocia desde Los Pinos. No hay filtros, ni salidas de emergencia.

El maniático control en todos los asuntos ha originado desencuentros entre altos miembros del gabinete... con Los Pinos.

Sin duda que es necesaria la coordinación, comunicación, intercambio de ideas e información pero lo más importante, my friend, es el respeto. Y esa palabra no aparece en el diccionario ético de Los Pinos y su travieso Gymboree.

Lástima.