¡HABEMUS PA…! NO, NO, EN SERIO, ¿QUÉ HABEMUS?
09 de Diciembre de 2007
ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
¡HABEMUS PA…! NO, NO, EN SERIO, ¿QUÉ HABEMUS?
Todas las cosas fingidas caen como flores marchitas, porque ninguna simulación puede durar largo tiempo
Marco Tulio Cicerón
NI SIQUIERA HUBO necesidad de cónclave. Ni nadie que esperase a que de las chimeneas saliese el humo blanco que, tras una o varias elecciones, diera la buena (jejeje) nueva (jejeje) a los azules.
¿Fue un acto de sorpresiva prestidigitación divina o de mundana digitalización anunciada?
No se sabe. Menos aún cuando la fecha marcada en el calendario de Galván fue el de la Inmaculada Concepción de María, uno de los grandes misterios de la fe católica. Un misterio, sí, más aún cuando todos ellos dicen ser muuuuuuuuy católicos.
Una pista: en el score musical o soundtrack de esta comedia de –para no variar-- equívocos y errores se haya escuchado insistente, pero tenuemente, aquello de que "por el dedo de Dios se escribió"… obviamente con copyright o derechos reservados de antemano por el tricolor.
Y en lontananza, la letanía reinventada:
Dedo divino. Dedo reencarnado. Dedo, otra vez. Para dar atole. Para hacer La Seña con el de en medio. Dedo. ¿Dedito? ¡"Dedazo"!
Y las preguntas, obviamente malintencionadas:
¿Dedo dividido? ¿Dos, tres, falanges? ¿Sólo una? ¿Dos en una? ¿O una de dos? ¿Acaso la del Camarlengo de orígenes falangistas?
Y cual sucede siempre entre esas faldas:
El cuerpo cardenalicio aplaude en público, lo que censura en privado: "Se van a condenar", advierten unos, a lo que otros oponen uno y varios: "No, no, si ya están condenados".
Juego de simulaciones. Procesión de disfraces. Besamanos en busca de la bendición que abra las puertas de El Arca de todos los caudales: la del presupuesto nacional de egresos de aquí al 2012, cuando menos.
Monaguillos de la perversión, brincan jubilosos los serafines: acercan los cálices y las copas.
Canturrean, lira en mano, otros querubines: "¡ya la hicimos!, ¡ya la hicimos! Ahora sí, ya verán, ¡ya se le hizo al país!"
Y hay responsos. Muchos responsos.
Y también oraciones trinitarias. Unidad en una sola persona, aunque parezcan ser tres: El Uno. El Uno Bis. Y ahora El Uno ¡Tris!
Loas y cantos gregorianos por su advenimiento, cual si de otro Mesías se tratara: "¡Ya sacamos a El Diablo, ya llegó La Luz!"
Recreo ajeno, puritano. Sedas, pompa, oros, circunstancia. Distinto a la cotidiana y cruda realidad de los infieles, los apostatas y los renegados. Fiesta a la que no han sido convidados los profanos, menos aún los libertarios.
Y celebran su ritual. Uno. Dos. Tres escalones. Manteles largos y blancos. Los banderines de la causa. El chanchomón del Uno A, que se han probado a escondidas el Uno B y el Uno C.
Y salen al balcón. Uno, dos y tres. Los tres. Se balconean.
Como el aceite: ¡los tres en uno!
"¡Habemus Pa…!", gritan en coro.
Los interrumpe el vulgo: "¿Habemus, Kemo Sabi?
Insisten: "¡Habemus Pa…""
Y otra vez el vulgo asomando la nariz entre la columnata de esas tres virtudes: "No. No. Ya en serio. ¿Qué Habemus?
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