En un escenario resbaloso
La república
Por una izquierda light
Humberto Musacchio
Apenas una semana antes, Hugo Chávez era para los círculos proestadounienses “el tirano”, “el dictador”, “el autócrata”. Sin embargo, al aceptar que el referéndum en torno a la nueva Constitución no le fue favorable, el mandatario venezolano súbitamente se convirtió en ejemplo de político que acepta su derrota.
Llevado de su entusiasmo, Felipe Calderón, un hombre cuya trayectoria y actuación son inequívocamente de derecha, fue más lejos y se atrevió a pontificar: “para que haya democracia se requiere una condición indispensable, y es que haya demócratas. Y demócrata es saber ganar y saber perder”. ¡Ahhh!
Por supuesto, Calderón no dijo si también tenían que aceptarse las derrotas en las que participan la guerra sucia, las muchas y reiteradas violaciones a la ley, el dinero de oscuro origen, el funcionamiento faccioso de los árbitros electorales y hasta el fallo de unos magistrados que, de acuerdo con los “considerandos” que expusieron, votaron en contra de sus convicciones.
A un año del mugrero electoral de 2006, el llamado felipista a aceptar los resultados de la democracia suena más falso que su “triunfo” electoral. En cambio, destaca su declarada intención de marginar a la segunda fuerza política del país, cuando declara orgullosamente que “la capacidad de interlocución del PRI ha complementado las carencias que en este sentido ha tenido el PRD” (Milenio Diario, 5/XII/07).
Sobre el recuento de los votos de la elección presidencial, Calderón declaró a Jacobo Zabludovsky que eso “no dependía de una cuestión voluntarista mía o de nadie, sino de lo que la ley diga” y hasta dijo que estuvo en disposición de que se contaran las papeletas “para despejar cualquier duda del proceso”.
Pero ocurre que el estercolero comicial de 2006 está muy presente. En efecto, en un primer momento Calderón se dijo dispuesto al recuento, pero gente de su pandilla, muy probablemente Germán Martínez, le recomendó no aceptar lo que otorga validez a la democracia: contar los votos uno por uno a la vida de todos. Fue así que Ugalde y los otros consejeros impuestos por el mismo Germán y por Elba Esther Gordillo se negaron al recuento.
Lo curioso es que parado en medio de un escenario tan resbaloso, Felipe Calderón se erija en crítico de la oposición, pues a otro lector de noticias le dijo que en México “hace falta una fuerza seria de izquierda”, una, tal vez, más dejada ante los abusos y menos respondona, una izquierda a modo, siempre dispuesta a practicar la coprofagia. ¡Qué fácil!hum_mus@hotmail.com
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