La semilla endiablada de Norberto

Marcela Gómez Zalce

• El regreso del monstruo comeniños
• Una estrellita más al file de Beltrones

Muchos creen con facilidad, mi estimado, aquello que temen o desean. La primera piedra arrojada para incitar una delicada reacción de la muchedumbre reunida el pasado domingo durante la CND en el Zócalo capitalino vino de las huestes de Norberto Rivera Carrera. El continuo repiquetear de las campanas, un acto por demás distintivo de buscarle mangas al chaleco social, ha desatado los demonios eclesiásticos cuyo fin puede ser de pronóstico reservado. Atrás, la figura del cardenal quien ha sido epicentro del escándalo y debate alrededor de su actuación para la protección de sacerdotes pederastas. El cardenal, quien fue denunciado y llevado ante las autoridades estadunidenses y cuyo expediente, con la pena, dista de ser un caso cerrado.

Ese mismo cardenal, my friend, quien ha recibido lujosos regalos de empresarios, que bebe del mejor vino y que muestra nulo pudor ante el significado de la sotana que viste.

El hombre purpurado quien ha olvidado ese divertido lenguaje que habla de poner la otra mejilla. Ese sacerdote que, vociferando hace semanas, solicitó escolta personal porque temía por su vida y se aventó el tiro de compararse con Juan Jesús Posadas Ocampo, quien sí era un hombre de Dios. Sencillo, humilde y sincero.

La semilla endiablada de Norberto a quien seguramente el Todopoderoso le ordenó cerrar su templo por razones políticas y de pasada busca limpiar su impúdica imagen vinculada con la abominable pederastia, sirve para esparcir esa distintiva semilla para continuar con la peligrosa fase de la polarización entre los mexicanos.

La simpática parajoda de la divina contradicción: la Iglesia católica que divide y resta. El veneno en la copa bendita para continuar denostando un movimiento —con el que se puede estar de acuerdo o disentir— de resistencia civil pacífica encabezado hace meses por Andrés Manuel López Obrador. El monstruo comeniños. El blanco final de toda la campaña sucia y de odio que vuelve a enrarecer la arena política y a inundar la red cibernética.

Todo con un curioso tufo de política ficción y un extraordinario timing para los golpes bajos.

Y en las semanas recientes, my friend, han sobrado los relacionados con los aliados de Andrés Manuel quien le dio otro interesante respaldo al jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, blanco favorito de los porros, perdón, mastines, no, no, funcionarios de Los Pinos. La tragedia en Tabasco fue un emblemático botón para darle vuelo a la hormona federal de la confrontación donde después de orquestar a los spin doctors, mejor aún, spin nurses, la percepción del comienzo de las hostilidades es oficial.

Quieren darle prisa al mal paso.

Mientras tanto, Felipe Calderón en su pequeña burbuja retoza generando discursos que chocan con una volátil realidad. Donde cree vivir un periodo de gracia con márgenes de maniobra política al consolidar su matrimonio con el PRI que, con Manlio Fabio Beltrones, se anota otra estrellita más al encumbrar ayer, después de un arduo trabajo de arreglones y canjes, a su incondicional ficha llamada Moreno Collado en el CJF.

Y en esa extraña burbujita (etílica) Calderón emite un magnífico rollo sobre la reconciliación nacional de todos los mexicanos para reencontrarse en... 2010. Qué bonito.

Qué importa si en 2007 los ánimos arden, se confrontan y florece la discordia, el disenso, la polarización, la intolerancia y la arrogancia manchando el complejo cuadro nacional. Hay que ser optimistas y ver lo bonito del futuro. Qué importa si con él llega la inobjetable debacle económica por factores externos fuera de su control. Qué importa si el delicado entorno geopolítico internacional presiona al doméstico. Qué importa si las cifras de ejecutados sigue en peligroso ascenso esgrimiendo señales de descontrol y de un deterioro vertiginoso. Qué importa si hay cautela y nerviosismo bilateral.

Lo urgente es seguir estirando la cuerdita contra el incómodo tabasqueño que ya se volvió prioridad en la agenda. Sobre todo con su experimento ese de recorrer el país recabando firmitas que ya rebasan el millón de jodidos. No vaya a ser. Por eso al mal paso darle prisa. Ahora sí con todo. Lo que cueste. No como el idiota ese de Guanajuato a quien la tenebra le salió mal. Aquí nadie se va a tropezar con la misma piedra dos veces.

Sí, my friend, Felipe tiene prisa, mucha prisa...

¿Qué sabrá?