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LE NOUVEAU GOUVERNEMENT MEXICAIN EST ENTRE EN GUERRE SAINTE CONTRE SON PROPRE PEUPLE. ARRESTATIONS ARBITRAIRES D'HOMMES POLITIQUES COMME DE SIMPLES PASSANTS QUI AVAIENT LE MALHEUR DE SE TROUVER AU MAUVAIS ENDROIT AU MAUVAIS MOMENT, GENERALISATION DU VIOL DES PRISONNIERES, DE LA TORTURE Y COMPRIS SUR DES ENFANTS DE HUIT A DOUZE ANS , CENSURE DE TOUTE OPPOSITION... LA LUTTE NE FAIT QUE COMMENCER. El nuevo gobierno mexicano a entrado en guerra santa contra su propio pueblo. Imposición, traición, doble discurso, ruptura del pacto social, ningún respeto por los derechos humanos con la consiguiente tortura, prisión, muerte de luchadores sociales e inocentes. Censura y desprecio por la cultura y la educación.... LA LUCHA COMIENZA.

mercredi 21 novembre 2007

Campana sobre campana

Jornada

Nota original

Carlos Martínez García

Desde Roma ha de sonreír satisfecho, porque su estrategia le está resultando más exitosa de lo previsto. Mientras aquí en el PRD, agrupaciones simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador y personajes identificados con la causa del Frente Amplio Progresista ven cómo la avalancha mediática se les viene encima y son incapaces de hacer una defensa inteligente contra las acusaciones que les lanzan desde las oficinas del arzobispado primado de México.

El domingo pasado no estuvo en la Catedral metropolitana el cardenal Norberto Rivera Carrera, pero de todos modos sumó puntos a su bien diseñado camino, consistente en presentarse ante la opinión pública como un perseguido por defender la libertad de cultos en México. El prolongado tañer de las campanas catedralicias, mientras en el Zócalo tenía lugar un acto masivo presidido por López Obrador, hizo perder los estribos a un grupo de simpatizantes del tabasqueño que irrumpió en el templo exigiendo que cesara el largo llamado del campanario. Algunos comentaristas y el presidente del Colegio de Abogados Católicos, Armando Martínez, sostienen que las personas que ingresaron al recinto religioso gritando “es un honor estar con Obrador” fueron azuzadas a realizar tal acción por doña Rosario Ibarra de Piedra.

Cuando la senadora daba su discurso, las campanas sonaron a todo lo que daban; frente a esto doña Rosario compartió con la multitud su parecer: “¿Será que las campanas saludan a esta convención o querrán hacer que callen las voces del pueblo?” (nota de Gabriel León, Alma E. Muñoz y Enrique Méndez, La Jornada, 19/11). A partir de sus palabras, acusarla de ser instigadora de la incursión a la Catedral es una exageración. Pero lo que sí tiene sustento, a mi parecer, es que en un ambiente cargado de enconos, quienes se dirigen a miles de ciudadanos, como los congregados en el Zócalo, deben ser sumamente cuidadosos con sus palabras porque algún sector presente puede tomarlas como un llamado a emprender acciones que pudiesen tener resultados lamentables.

(...)

Me parece que ya es hora de ir más allá de que el escandalito fue causado por provocadores, a los que inermes ciudadanos respondieron inocentemente. Si ya se sabe por largas experiencias en las nutridas filas del lopezobradorismo que en sus actos hay que prever las provocaciones, ¿por qué entonces caen una y otra vez en el garlito que les arman para evidenciarlos como intolerantes? Un movimiento pacífico, como el que una y otra vez dice López Obrador es el suyo, está obligado a desarrollar una pedagogía y estrategias que neutralicen a los provocadores. Ahí están experiencias como la de Martin Luther King y Mahatma Gandhi, quienes confrontaron toda clase de violencias con creativas respuestas ajenas a la violencia, y al hacerlo creció su autoridad moral y evidenciaron la hipocresía de sus atacantes. De no hacerlo así, del otro lado seguirán sonrientes y mirando cómo sus celadas alcanzan sus bien claros objetivos.

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