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LE NOUVEAU GOUVERNEMENT MEXICAIN EST ENTRE EN GUERRE SAINTE CONTRE SON PROPRE PEUPLE. ARRESTATIONS ARBITRAIRES D'HOMMES POLITIQUES COMME DE SIMPLES PASSANTS QUI AVAIENT LE MALHEUR DE SE TROUVER AU MAUVAIS ENDROIT AU MAUVAIS MOMENT, GENERALISATION DU VIOL DES PRISONNIERES, DE LA TORTURE Y COMPRIS SUR DES ENFANTS DE HUIT A DOUZE ANS , CENSURE DE TOUTE OPPOSITION... LA LUTTE NE FAIT QUE COMMENCER. El nuevo gobierno mexicano a entrado en guerra santa contra su propio pueblo. Imposición, traición, doble discurso, ruptura del pacto social, ningún respeto por los derechos humanos con la consiguiente tortura, prisión, muerte de luchadores sociales e inocentes. Censura y desprecio por la cultura y la educación.... LA LUCHA COMIENZA.

dimanche 14 octobre 2007

Picaresca

El regreso de la picaresca política
Carlos Monsiváis
14 de octubre de 2007


Hace tiempo que no se aso-cia a la política con la picaresca y las razones abundan: los hechos de los políticos no hacen reír, no hay personajes trashumantes que sobrevivan con la habilidad necesaria como para venderle el edificio de la Cámara de Diputados a unos provincianos ricos recién llegados a la capital o como para venderle el zócalo a la sociedad entera; han desaparecido los golpes de ingenio que si no redimen sí amenizan la historia del PRI; no hay ni por asomo Guzmanes de Alfarache ni Lazarillos de Tormes, no se encuentran (en lo nacional) periquillos sarnientos o vidas inútiles de Pito Pérez. A cambio, hay fraudes de incontables millones, crímenes ordenados desde lo alto, fortunas que estaban en el presupuesto federal y reaparecen en ranchos de Guanajuato, en propiedades de Cuernavaca y Cancún, o en los feudos del estado de México.

Todo esto no es gracioso ni hilarante ni suscita la admiración secreta. La impunidad de la élite mata a los asomos de picaresca, no hay personajes de Huck Finn; o aristócratas arruinables como de novelas de Evelyn Waugh, ni... No hay nada, en síntesis, y si uno revisa una novela afamada por la picaresca que contiene, Casi el paraíso de Luis Spota, sobre el seudoaristócrata italiano “Ugo Conti” que estafa a los de la alta, verá que es un libro sobre el candor de arribistas y ladrones “de alcurnia”, y que el personaje de Conti, el eje de la picaresca posible, no está siquiera dibujado, es un esquema.

* * *

De pronto, un acontecimiento heterodoxo en un ámbito inesperado. El priísta Roberto Madrazo se esconde en una carrera en Alemania, finge haber cubierto el recorrido, reclama un triunfo y se ve pronto desenmascarado, y ya ahora calificado de “tramposo”. Madrazo, con sus pants de lujo y la mirada tranquila del que usa su imaginación mañosa como pista de atletismo y de aterrizaje del autoengaño, las hipótesis y los mapas virtuales que el episodio suscita son ahora un pasatiempo de la burla internacional, del descrédito nacional, de la furia de los compatriotas del tramposo (“nos ha hecho quedar mal en el mundo entero”); y de la súbita, recién nacida indignación moral de sus compañeros de sector y partido, que le recomiendan ir al psicoanalista y lo amonestan. Se avergüenzan —quizás— de que nunca antes les hubiera causado vergüenza, y, en suma, lo critican “por denigrar la imagen del Revolucionario Institucional”.

En efecto: Madrazo iba a la caza de la hazaña deportiva y únicamente consiguió, pero eso sí a raudales, las carcajadas de todos los que ven en dónde acaba o en dónde empieza un ex candidato a la Presidencia de México. Otros, los nacionales, siguen sin entender para qué su voluntad de engaño, para qué afanarse en un fraude no electoral.

No basta la trayectoria del licenciado Madrazo, tabasqueño de pura cepa como todos los que han vivido siempre en la ciudad de México, excepto por el tiempo de estancia a que los ha obligado su condición de gobernador, alto funcionario del estado, senador o diputado. Él ha hecho trampa en donde ha podido o —si se quieren guardar las fórmulas jurídicas— a él se le atribuyen las trampas que a lo mejor, en algún momento, quizás no hizo, en cuyo caso envío mis disculpas a su trayectoria. Él ha representado al PRI en maniobras electorales muy burdas (notorias, las de 1988); él ha gastado fortunas (ajenas) en su campaña para gobernador de Tabasco, o tal vez ha manejado la caja grande del PRI; él se ha “secuestrado” con tal de no pagar rescate: él ha ganado la presidencia de su partido con métodos que apenarían a Gonzalo N. Santos (esta última es una mala comparación, pero no se me ocurrió otra). Él se ha dicho a sí mismo “joven” o “chavo” en una entrevista con Adal Ramones; él ha recurrido al interminable repertorio del PRI en materia de robos electorales (de “supuestos” robos electorales, y el entrecomillado participa de la verdad y de la precaución judicial). ¡Qué carrera partidista!, uno diría, y todo esto sin ocultarse en un trayecto.

* * *

Con un solo acto, Roberto Madrazo Pintado reinicia lo que ojalá reanime la etapa final del PRI. ¿Qué sigue de aquí para el otrora partidazo? ¿Se inscribirán masivamente los priístas en los maratones atléticos? ¿Ganarán al llegar a la meta cabalgando literalmente en caballos negros? No empobrezcamos el reinicio de la picaresca con la repetición de logros, y mejor reiniciemos el anecdotario de la época clásica. Por ejemplo:

—La intervención que le salva la vida al diputado priísta que al responder un informe presidencial de Miguel Alemán, lo agrede verbalmente. En la Cámara de Diputados un amigo suyo se interpone entre la turba enardecida (el adjetivo es para legalizar la condición de turba) y les grita: “¡Déjenlo! ¿No ven que es un pendejo?”. La turba se vuelve una sola risotada y el cinismo reemplaza a la furia.

—Las acciones que desarman el espíritu de venganza, como la del secretario de un cacique famoso por su revanchismo, que al volver su jefe de unas vacaciones, le explica: “Con la novedad, señor, que en una borrachera unos ladrones se metieron a su despacho, hicieron un destrozadero y se llevaron un dinero que usted sabiamente había ocultado en libros huecos... ¿Qué los libros con el dinero los tenía en la recámara? De cualquier manera le voy a devolver todo”.

—El lapsus en un acto de desagravio al señor gobernador, acusado, vaya que injustamente, de un fraude. El acarreo ha llenado la plaza, el humor socarrón se extiende y el orador prosigue su elogio del mandatario: “Y unos miserables han ofendido al pueblo de esta entidad, y ninguno peor que el canalla, el asaltante de loncherías, el miserable ladrón de…” y dice el nombre del gobernador. Hay un instante de silencio, luego la carcajada infinita, y a la semana renuncia el funcionario doblemente ofendido.

—Una anécdota privilegiada de la picaresca. A mediados de la década de 1970 el líder del SUTERM, Leonardo Rodríguez Alcaine, va a Tuxtla Gutiérrez a recibir un homenaje que le brinda la sección chiapaneca. Matracas, porras, abrazos, alborozo, mariachis, la diana vibra con alegre son, un coro de niños canta: “Bienvenido, don Leonardo”, un himno compuesto especialmente para la ocasión y muy parecido nota por nota a los himnos compuestos especialmente en honor de otros visitantes ilustres en la sección chiapaneca.

Habla el líder de Tuxtla y encomia los valores humanos y sindicales de don Leonardo, cómo distinguirlos, le explica la gratitud y el amor que le profesan los electricistas de Chiapas, y a nombre del doble sentimiento procede a entregarle las llaves de un auto no necesariamente barato. Don Leonardo toma el micrófono, se emociona hasta las lágrimas reales y proyecta su emoción:

“Amigos, hermanos, de este vigoroso y renacido estado de Chiapas. Su gesto me conmueve a mares y no tengo palabras para agradecerlo, de veras que no. Pero no puedo aceptar su obsequio, sería como aprovecharme del sudor de su trabajo, de su amor por México. De veras que no, no, nunca. No lo acepto, pero como no quiero hacerles un desaire, procedo a entregarle las llaves del auto a mi hija, aquí presente”. Ovación.

Que vuelva la picaresca si quieren, pero que ya se largue la impunidad.

Escritor

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