Por Esto! ... Los bribones Krauze y Castañeda |
martes, 31 de julio de 2007 | |
Conjeturas Lo que podría haber sido un debate, a través de entrevistas que llevó, periodísticamente, a buen puerto Alvaro Delgado, en las páginas de Proceso (del 15 y 22 de julio/07), no pasó de justificaciones, realismo cínico y baños de pureza angelical-derechista por parte de Enrique Krauze; y de "ahí viene el coco" de carácter terrorista por parte de Jorge Castañeda. Los dos no contrarrestaron los argumentos de Lorenzo Meyer quien inició todo con la publicación de su libro: Es espejismo democrático. De la euforia del cambio a la continuidad, que en un Ex Libris daremos más noticia. Krauze, conocido por sus posturas conservadoras asidas a un liberalismo de derechas, como un dios de escenario, dictaminó que no hubo la menor maniobra electorera para encumbrar a Calderón, en esta segunda alternancia frustrada. El electorado "castigó" -dice en su jerga religiosa- a López Obrador. Pero, no se mete con la demanda de los otros 14 millones de votos que consistió en volver a contar, voto por voto, el resultado que el IFE, el TRIFE y la Corte dieron por legal y sembraron la ilegitimidad del calderonismo. Castañeda se dedicó a hacerla de terrorista de la ilegalidad, ya que confesó, con su realismo cínico, que en la "política" todo se vale, llevando hasta sus últimas consecuencias la divisa de Calderón, cuando éste afirmó que había ganado "aiga sido como aiga sido". Los dioses de Castañeda y de Calderón los hacen "y ellos se juntan". Y para zafarse, Castañeda sale ahora con su batea de babas, agregando que a la "estrategia" del miedo que él diseñó, solamente le faltó decir que debió haber sido "dentro de la legalidad". Dos bribones (y no los del dueto aquél con su órgano, cuyas interpretaciones aún se escuchan en la radio), son Krauze y Castañeda, "para servir al patrón" Calderón. Krauze con los brazos abiertos para recibir lo que venga de Los Pinos. Castañeda, con su cinismo, de plano pidiéndole al panista que lo nombre, aunque sea como asesor que ya fue con Salinas, Zedillo y Fox. Ninguno estuvo a la altura de lo que pudo ser una polémica política, sobre un asunto que seguirá vivo: el resultado amañado de la elección presidencial. Castañeda, estando en Ciudad Juárez soltó aquello de que había que detener al tabasqueño "a cualquier precio" y "como sea", para lo cual hasta les dijo cómo (y de a cómo no) a empresarios y panistas, quienes no necesitaban el consejo a la Luis Pazos (éste cobra por presentarse en sus palenques) y dio la señal para que el IFE en manos de su compadre procediera a ir más allá del conteo de los votos y usurpando facultades declaró presidente a Calderón. Castañeda y Krauze, cuyos libros se venden por kilo de papel, no han traicionado sus ideologías, ya que siempre han sido reaccionariamente conservadores, oportunistas e "intelectuales" orgánicos. Son como aquellos escritores del régimen bonapartista que con la derecha en el poder creían "formar parte de la oposición". Religiosa e ideológicamente compatibles. Odian la democracia y sobre todo cuando ésta también es republicana. |
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