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LE NOUVEAU GOUVERNEMENT MEXICAIN EST ENTRE EN GUERRE SAINTE CONTRE SON PROPRE PEUPLE. ARRESTATIONS ARBITRAIRES D'HOMMES POLITIQUES COMME DE SIMPLES PASSANTS QUI AVAIENT LE MALHEUR DE SE TROUVER AU MAUVAIS ENDROIT AU MAUVAIS MOMENT, GENERALISATION DU VIOL DES PRISONNIERES, DE LA TORTURE Y COMPRIS SUR DES ENFANTS DE HUIT A DOUZE ANS , CENSURE DE TOUTE OPPOSITION... LA LUTTE NE FAIT QUE COMMENCER. El nuevo gobierno mexicano a entrado en guerra santa contra su propio pueblo. Imposición, traición, doble discurso, ruptura del pacto social, ningún respeto por los derechos humanos con la consiguiente tortura, prisión, muerte de luchadores sociales e inocentes. Censura y desprecio por la cultura y la educación.... LA LUCHA COMIENZA.

lundi 13 août 2007


Por Daniel Cazés-Menache *


No está por demás recordar que Vicente Fox no pudo presentar ante el pleno del Congreso de la Unión su último Informe de Gobierno, y que sólo pudo volver al recinto con la protección del ejército y los ademanes furiosos de sus correligionarios (políticos, digo), previa entrega a un militar de la banda presidencial (esa que luego se cruzan en el pecho), para simular que entregaba el Poder Ejecutivo a un personaje supuestamente electo aunque marcado por todas las sospechas ciudadanas y gracias a la acción de un Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que acaba de perder a su presidente (no sabemos muy bien por qué).
Tal y como nos ha sido dable saberlo con muy poco retraso, esas fueron las ocurrencias con las que el primer Presidente no priista de este país se desquitó de la derrota que le propinó el candidato Andrés Manuel López Obrador después de la larga aunque sencilla y evidente pésima puesta en escena del desafuero, en el que los mejores histriones de la política y sus comparsas no fueron los aliados de los partidos a los que en la simulación electoral se les asignaron el primero y el tercer lugares.
Ya los clásicos romanos sabían que para gobernar se precisa de pan y de circo, y que aunque el pan no alcance más que para una parte minoritaria de la ciudadanía, nunca político profesional alguno podrá prescindir del circo.
Por supuesto, algunos son mejores equilibristas y payasos que otros, pero eso es lo de menos: lo importante no ha sido jamás ofrecer la mejor representación, sino ser parte de ella y salir en la foto, aunque se quede fuera de foco.
Me parece incuestionable que al señor Felipe Calderón le sucede esto último en gran medida y sobre todo con sus competidores de casa. El jefe de gobierno capitalino, para cuya elección no hubo impugnaciones dignas de tomarse en cuenta, y que obtuvo un porcentaje superior al del candidato oficial a la Presidencia, no se deja acorralar por las ansias que tiene Calderón de que se legitime desde la izquierda (así se dice) lo que la mayor parte de ésta considera ilegitimable.
Los viajes de don Felipe por el país y por el extranjero, y sus ocurrencias fiscales le dan algún espacio en los periódicos y demás medios, pero ni siquiera la presencia implacable de Irene Khan le permite aparecer muy presentable.
Ahora a Calderón se le ha antojado utilizar de patiños para su próxima pantomima constitucional a los dirigentes y voceros del PRD, del PRI y de los otros círculos de políticos profesionales “Déjenlos que hablen, que critiquen, que expongan: yo estoy dispuesto a responderles, a descalificarlos y, si me dan la oportunidad, hasta de debatir con ellos, con ellos que siempre han sido un peligro para México y que ahora amenazan con dejarme invisible una vez más. Es posible que tenga que ir a Disneylandia y ponerme orejas de Micky Mause para que se note que existo... Vamos, si hasta Norberto Rivera Carrera es mejor conocido que yo, como lo demuestran las encuestas”.
Pareciera que esos o algunos semejantes son los pensamientos de la fina persona que casi seguramente (si va) será el segundo informante de 1 de septiembre que se quede en la sala de espera.
Y desconocemos a quién le entregará los legajos que lleve, porque si el PRD ocupa la presidencia del Congreso —como asegura el PRI que se comprometió a permitirlo, y de su palabra nunca se ha dudado ni un ápice—, es difícil imaginar a Javier González Garza recibiendo la entrega y respondiendo al mensaje.
Dicen que si los partidos cómplices (de complicidad en Oaxaca y en muchos casos más) llegan a realizar la farsa de un acuerdo, entonces los actores del PRD (segundos en cantidad en la Cámara de Diputados) abandonarán el recinto antes del Informe, o bien le darán la espalda al informador mientras habla, o sencillamente lo evitarán (¿?).
He tratado de imaginar cuál sería el mejor de estos guiones. No llego a imaginarlo. Tal vez se deba a que, aunque sean buenos actores (educados en la escuela de mister Telenovela —qepd—, sobre todo en el gesto de levantar la mano o el brazo hacia arriba y hacia adelante), nunca han sido ni siquiera dramaturgos de cuarta.
De aquí a septiembre queda algún tiempo. Pero lo más probable es que tengamos noticias en estos días. De todos modos, le diré que nada será demasiado importante. Con toda seguridad ni siquiera será divertido.
Ojalá la televisión tenga pocos espectadores ese día. Yo esperaré a oír los comentarios del periodista Miguel Ángel Granados Chapa por XEUNAM y a hojear sin entusiasmo la prensa del día siguiente. Es que soy poco o nada aficionado al espectáculo circense (salvo si se trata de esa obra maestra de la cinematografía en la que Ingmar Bergman visualizó, precisamente, una noche de circo).

* Director del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades-UNAM, y consejero de la Comisión de Derechos Humanos del DF

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