Juan Camilo Mouriño y la ilegalidad

Conjeturas

Llamadas a misa
Sermones de legalidad

Alvaro Cepeda Neri

Desde que cayó Juan Camilo Mouriño, el chico superpoderoso, como lo calificó la revista Quién y uno de los tres “guapos que se han adueñado de la escena política: Marcelo Ebrard Casaubon, Juan (Iván) Camilo Mouriño y Enrique Peña Nieto” (este último presentado como el viudo de oro), el inquilino de Los Pinos y amigo de Mouriño no ha dejado de insistir en elogiar la legalidad, como comportamiento político. Remató ese pronunciamiento en el sermón (los panistas no saben de discursos) para, con todo y su antijuarismo, celebrar el nacimiento de Benito Juárez. A partidos y gobernantes les recetó su amonestación que, para no meternos con su ilegitimidad que cuestiona su legalidad pírrica tras las complicidades del IFE, TRIFE y la Suprema Corte de (in)Justicia de la Nación para imponer sus sospechosa victoria electoral, basta con no soltar el caso Mouriño.
El todavía secretario de Gobernación, pero totalmente descalificado, cometió una serie de ilegalidades, con un factor común: tráfico de influencias, ejercicio abusivo de funciones, uso indebido de atribuciones y facultades más enriquecimiento ilícito, conforme a los contratos que firmó cuando era empresario y simultáneamente servidor público: diputado local, federal y funcionario de la secretaría de Energía. Violó Juan Camilo Mouriño la Constitución de Campeche, la Constitución; la Ley de Responsabilidades de los Funcionarios Federales y el Código Penal Federal.
Mouriño sigue, no en pie, pero aún continúa cobrando como miembro de la élite calderonista y por ésta arropado y protegido. Así que son llamadas a misa, con sus sermones de la legalidad, lo que ha estado haciendo Felipe Calderón, porque las orejas de Mouriño, objeto de los caricaturistas, están tapadas por las “manos limpias” del propio Calderón, de Lozano Alarcón y Germán Martínez, los defensores de la corrupción del español-mexicano con el clásico comportamiento del gachupín tendero.
Si fuera cierto lo de las amonestaciones a favor de la legalidad, entonces Mouriño hace tiempo que ya hubiera sido cesado y con todo y denuncia ante la PGR, puesto a disposición de cuando menos una averiguación sobre la ilegalidad de su doble conducta: empresario y servidor público. Católicos los calderonistas oyen las llamadas a misa de Felipe de Jesús del Sagrado Corazón y su sermón sobre la legalidad, pero ni confiesan sus pecados y mucho menos sus delitos.

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