El verdadero terrorismo
Juan Carlos Camaño
Gota a gota, cada día en variados formatos, la prensa mundial machaca con la “transición en Cuba” y alude a Chávez como si se tratara de “un loco”, “un payaso”, “un irresponsable” que habrá de “llevar a la región a un conflicto bélico de irreparables consecuencias”. Tal cual lo aseguró –en el encuentro de la “libertad” y la “democracia”-, el escritor de la derecha criminal, Mario Vargas Llosa.
(…)
Parece una gran casualidad –que por supuesto no lo es- el hecho de que, por aquí y por allá, se expanda en estos días del siglo XXI, la muerte organizada, con el fin de llevar la guerra donde haya petróleo y en todo rincón del planeta que sirva al desarrollo geoestratégico del proyecto imperialista.
Sólo la ingenuidad plena de ignorancia o la connivencia con el mayor agresor de la humanidad, contribuyen a disimular con eufemismos el holocausto en Irak y los que en ciernes se avizoran en el horizonte de la dominación imperialista: Colombia y el total de América Latina, región rica en recursos naturales y estratégicos. En tal sentido el terrorismo mediático asume un rol primordial, siguiendo –a conciencia y como beneficiario de negocios súper millonarios- el trazado grueso de la estrategia del complejo militar-industrial, con su sede central en Washington: hablar y mostrar, hasta la saciedad, lo secundario. Ocultar y distorsionar, hasta el hartazgo, lo principal. Relatar hechos sin contexto histórico, inventarlos y/o mudarlos de sus escenarios reales a caballo de informes, fotografías y filmaciones trucadas.
Interesante, pues, es comprobar nuevamente, que cuanto más se desnuda el apetito del asesino, más se intensifica la labor del aparato mediático transnacional, y sus ramificaciones, en procura de mantener en vilo la atención sobre la realidad cubana y venezolana. Supuestamente, un despropósito. Sin embargo, no lo es: Cuba debe ser demolida como idea y la República Bolivariana de Venezuela, liderada por Chávez, debe volver a atrás. A los tiempos en que el petróleo y el gas se saqueaba a manos llenas para rendir pleitesías al imperio. A tal punto esa explotación y saqueo que la casi única fuente de recursos de Venezuela era el petróleo, por lo que hoy suena a burda patraña el discurso que acusa a Chávez de no diversificar el aparato productivo, “condenando al país” a vivir del aumento de los precios internacionales del crudo. Los mismos que hablan de diversificar la economía de la República Bolivariana de Venezuela, quieren transformar a la Argentina en un monocultivo de soja. Neoliberalismo: el libre mercado, la ley de la selva, el pez grande se come al chico, siempre ha habido pobres…
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