Nadie le cree a fecal
Expertos en seguridad nacional creen que podrían ser una
maniobra distractora del gobierno federal
Suspicacias en los
atentados terroristas del EPR
Irma Ortiz
Los recientes atentados a los gasoductos de Pemex en Guanajuato y Querétaro —reivindicados por el Ejército Popular Revolucionario (EPR)—, la forma en que se presentaron y el manejo gubernamental han creado en diversos sectores de la población serias dudas sobre si efectivamente fue ese grupo armado el autor de las explosiones, y que éstas no sean un pretexto para cubrir otras informaciones como los negocios de Zhenli Ye Gon —a quien se le decomisaron 205 millones de dólares y a quien se le vincula lo mismo con funcionarios federales, partidos y narcotraficantes— y cuyo abogado anunció que el 18 del presente daría a conocer informaciones que “quitarían la respiración”.
También se teme que estos presuntos atentados no sean otro motivo más para apurar la privatización de Pemex y la aprobación de la reforma fiscal.
Siempre! entrevistó a tres especialistas en seguridad nacional y guerrilla quienes dan su visión de los acontecimientos.José Luis Piñeyro, experto en seguridad nacional y catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana.
—¿Su reflexión sobre los atentados y presuntos culpables? ¿Cuáles son las dos explicaciones extremas de lo que sucedió en los gasoductos de Guanajuato y Querétaro?
—Lo primero que manejó Pemex es que fue un accidente en la red de suministro y luego la Secretaría de Seguridad Pública de Guanajuato dijo que no eran actos terroristas. Por otro lado, la explicación gubernamental de que fueron atentados del EPR y que iba a haber una reacción contundente del Estado para evitar situaciones futuras. Aunque ya se dice que fue el EPR no podemos descartar que a río revuelto, ganancia de pescadores.
Si fue la primera opción es muestra contundente de la obsolescencia de los gasoductos que obviamente requieren ser modernizados, reconstruidos. Lo otro es una situación que el gobierno puede usar para aplicar mano dura en contra de la oposición política y criminalizar la protesta social.
Se puede decir que la ciudadanía debe escoger —como planteó George Bush luego del 11 de septiembre de 2001— entre la libertad política o la seguridad. La iniciativa es muy simplista porque no creo que se deba escoger. Un gobierno tiene la obligación de brindar seguridad pública y libertad política.
La otra es que se da en la coyuntura donde el cuento chino del chino no queda claro y resulta que todos los informes oficiales hasta ahora sólo señalan contubernios del asiático con diferentes bandas de narcotraficantes y no aparecen funcionarios involucrados.
Una máxima de la criminología es que donde hay crimen organizado hay corrupción mayor o menor del Estado y de las organizaciones privadas. Pensar que todo fue obra de un chino muy hábil que tejió redes de contubernio sólo con narcotraficantes es muy simplista.
Leía yo la información donde la AFI y la PGR señalaban que había posibles casas o propiedades de este hombre con dinero escondido y que está ligado con otros narcotraficantes. Repito: lo raro es que no aparecen funcionarios públicos ni empresarios, porque en todo caso son tan autosuficientes que no requieren de tener canales políticos y de lavado de dinero.
Hay que agregar la próxima discusión legislativa sobre la iniciativa de reforma fiscal presentada por Calderón. Han señalado los expertos que un gran ausente es Pemex, sometido desde hace muchos años a un régimen fiscal que tiende a reducir sus posibilidades de modernización de todas sus instalaciones. Se puede llevar a una especie de punto de quiebre por un lado por diferentes tipos de deuda, y por otro, que se requiera más inversión para modernizar las instalaciones de Pemex.
Frente a esa coyuntura, sea por sabotaje del EPR o por desperfectos en las redes de suministro de gas, se lleva agua al molino de los que plantean que Pemex, para que sea seguro y moderno, debe ser privatizado. Si bien no podemos explicar todo a partir de la teoría de la conjura también es igualmente simplista pensar que no existe. Este sería el contexto de lo que podría suceder, pero como hipótesis. Aunque hay alguna intencionalidad de utilizar la mano dura también la respuesta de la sociedad puede ser un dique para evitarla.
—¿Autenticidad del comunicado y el manejo de la guerrilla en estados que no son de su influencia?
—Si efectivamente fue el EPR, quiere decir que tiene capacidad técnica para realizar estos actos de sabotaje. Querría decir que o fue una acción muy audaz o bien que en Guanajuato, por alguna razón rara, tiene un mínimo de base de apoyo social que no denunciaron la presencia de personas extrañas en la zona, porque en el caso de Guerrero y Oaxaca —zonas privilegiadas de presencia del EPR— es normal que la población si bien no lo apoya abiertamente, tampoco lo denuncia.
En Guanajuato, Jalisco y la zona del Bajío sabemos que son zonas de carácter conservador donde los movimientos armados han sido de derecha, sinarquistas, pero no movimientos armados de izquierda. Si fue el EPR quiere decir que tiene movilidad geográfica y capacidad técnica y está pensando en una estrategia de confrontación directa. Si hizo esto es más fácil que lo localicen en Querétaro o Guanajuato porque son entidades donde no tiene un gran nivel de apoyo de la población.
—¿Qué se puede esperar?
—Lo primero es que las autoridades den pruebas contundentes de que efectivamente fue el EPR y después ver cuál va ser el accionar de esta organización en términos del comunicado, y esto llama la atención, pues dice [el EPR] que está en pie de guerra en contra de la oligarquía y del gobierno ilegítimo, pero por otro dice que las acciones son para que presente [el gobierno] a dos desaparecidos de su organización.
Uno no entiende si es para que los presenten o si ya es una declaración de guerra de largo plazo de parte del EPR. Si bien es condenable la violencia armada como forma de transformación del país, también lo es cualquier acción de fuerza en contra de los movimientos sociales no armados, y si bien tomamos distancia de la violencia armada también tomemos distancia de una política de mano dura contra la oposición política.Jorge Carrillo Olea, fundador del Centro de Investigación en Seguridad Nacional
—¿Su opinión sobre la lógica del EPR en los atentados? Hoy se pone en duda si son obra de esa organización.
—También lo creo de esa manera. ¿Cuáles serían las razones? Si uno lee el comunicado del supuesto EPR y pone cuidado y atención en su redacción, de ninguna manera se debe al nivel cultural de los integrantes de esta organización. El mensaje está muy estructurado, muy articulado, con un lenguaje claro, hasta con la sintaxis y ortografía muy correctas. Me parece que es hechizo.
—¿Quién es el autor?
—Evidentemente sí puede ser el EPR con un amanuense ilustrado. No hay que tirar por la borda esa posibilidad, pero también lo ubico más bien en tres sectores. Uno es que sea obra de una de las facciones en que está dividido el sindicato petrolero. Estamos en un momento en que dos o tres organizaciones de carácter corporativo no aguantan más esa situación y podríamos estar acercándonos a su fraccionamiento. Creo que algunas de las facciones contestatarias hacia la dirigencia del sindicato fueran las que provocaron las explosiones.
Son atentados terroristas, no tiene vuelta de hoja porque incitan el fin último del terrorismo que se llama pánico moral que provoca a la gente un estado de ánimo de inseguridad, de temor respecto de sus bienes, de su vida, de sus seres queridos y se logra más con el misterio como ha sucedido en las primeras horas.
El gobierno ha reaccionado con silencio porque el comunicado dado a conocer por Gobernación en tres parrafitos tan pobres, pero tan pobres, que lo que uno debe leer entre línea y línea es que yo tampoco sé nada. ¿Que fue el EPR? Pues tendrían que darnos algunos elementos; ¿que ya pasó a la Procuraduría? No es noticia. No tendría que pasar... tendría que estar ahí; ¿que está hecho con perforaciones? Pues eso ni me lo digan porque no tiene valor político. No me va a dar tranquilidad si fue un explosivo o una perforación.
Creo que el pánico moral está siendo una vez más bien utilizado por los autores, virtud de la pasividad y de la falta de creatividad del gobierno que es según mis hipótesis la tercera alternativa.
Es decir, una: que fue el EPR, no lo creo; dos: que sí creo, fue una facción enemistada con la dirigencia nacional del sindicato petrolero que dice que aquí estoy y voy a más. El sindicato está compuesto de facciones que piensan de manera diferente, tienen su propios objetivos, ambiciones y por ello distintos métodos.
Tres: que el gobierno esté implicado de dos maneras: con el silencio que guarda y que demuestra incompetencia, falta de conocimiento. No es posible que no haya sido advertido por sus servicios de información que el EPR se está moviendo en el Bajío, fuera de sus áreas de influencia. Esta alternativa no la quisiera ni establecer pero en un proceso metodológico hay que hacerlo.
—Algunos asemejan este hecho a lo ocurrido con George Bush el 11 de septiembre de 2001 y que se le está utilizando como una tapadera de problemas como el caso del chino Ye Gon, la privatización de Pemex e incluso provocar un apoyo a las reformas fiscales.
—Lo suscribo totalmente, pero no quisiera pensar en esa hipótesis porque un gobierno que tiene como función la protección de la vida nacional como última instancia, administrar el bien de la nación, la paz, la tranquilidad, y llega a extremos de generar pánico en la población, significaría que somos un país al borde del precipicio. Aunque eso tampoco debe sorprender porque ya lo vimos con la campaña de pánico que despertó Fox y las fuerzas de extrema derecha en contra del señor López Obrador, sea éste simpático o no.
—¿Cómo debe reaccionar el gobierno?
—Más que pensar en una, serían dos. Uno: estar consciente que quien sea el autor de los hechos no ha terminado su tarea, y por ello el gobierno estaría obligado a hacer el máximo esfuerzo que la ley le permite para tratar de que esto se acabe. Segundo: si es un mensaje o un sustito que se nos manda dar, debemos saber quién y por qué lo manda. Si es eso, simplemente habría un margen de tranquilidad. Lo tremendamente peligroso sería que se subestimara el hecho, que se le diera tintes de noticia para cubrir otras informaciones y que no fuera esa la realidad, sino que fuera, por establecer un símil, que tuviéramos otro Chiapas.
—¿Por qué el EPR accionó en zonas que no le son propias?, ¿es lógico?
—No, porque rompe con dos suertes de principio de acción, primero que como lo mencionó el EPR se mueve en Guerrero, Oaxaca y estos estados dan a la guerrilla desde los años sesenta la protección del anonimato que trae consigo la montaña. Está acostumbrado a moverse con gran agilidad, sabe a qué pueblo acudir para curar un herido, conseguir alimentos, obtener cartuchos o mandar mensajes. La montaña ha sido históricamente su medio ambiente natural. Trasladarlo de ese medio a operar en una de las zonas —después del Distrito Federal— más densamente pobladas, comunicadas y por lo tanto vigiladas aunque sea una vigilancia de la propia sociedad, me parece absurdo. Si quisiera crear un daño escandaloso, ruidoso, con pánico, lo habría encontrado fácilmente.
—¿Qué esperar?
—Hay que pensar de manera preventiva aunque pudiera sonar exagerado. Pensar que pudiera haber una escalada por decir en Tampico, en Veracruz, Tabasco, que cuentan con tantas instalaciones [petroleras] muchas viejas y vulnerables. Pudiéramos encontrarnos con una novedad de este tipo a la vuelta de dos o tres días, sin dejar de pensar que pudiéramos tener otro episodio de otra naturaleza, no necesariamente que sea Pemex el afectado, que el daño patrimonial a la nación se de de otra manera.Jorge Lofredo, especialista en guerrilla, cofundador del Centro de Documentación de los Movimientos Armados
—Los recientes atentados contra las instalaciones de Pemex, ¿están dentro de la lógica de actuación del EPR?
—Así es. Se encuadran dentro de una lógica que combina una acción militar sorpresiva junto a un objetivo igualmente sorpresivo. Además, no es mínimo el hecho que se han llevado a cabo en dos estados donde se presumía que el EPR no tiene presencia ni capacidad de acción. Y más allá aún es también de destacar que esta es la primera acción militar que se realiza fuera de la región del sureste mexicano, y donde se observa un desplazamiento hacia el centro-norte de la República. Con la detonación de estos explosivos en los ductos de Pemex en Guanajuato y Querétaro, ha traspasado [el EPR] la línea imaginaria que divide a los dos Méxicos: el norte y el sur.
—Hoy se pone en duda la autenticidad del comunicado del EPR. El léxico utilizado no es el común de estas reivindicaciones.
—Los comunicados son auténticos. La estructura ideológica y el discurso que allí se expresan son coincidentes con otros textos anteriores del EPR. El texto y la acción del EPR están perfectamente encuadrados en la dinámica que imprime una organización político-militar clandestina mexicana.
—¿Por qué si el EPR tiene fundamentalmente su campo de acción a nivel regional lo rompe ahora?
—Resulta un mensaje muy fuerte. En adelante, expresa el grupo con ello que se nacionaliza su accionar y sus respuestas a la administración federal; por tanto, lo que suceda en un estado puede repercutir militarmente en otro. Esto se inició en noviembre de 2006, donde la sorpresa, el lugar elegido y el objetivo, obtienen una resonancia muy importante. Con todo, en esta ocasión el EPR alcanzó a imponer en la agenda política sus demandas.
—¿Por qué atacar a una empresa que es patrimonio de la nación ya que su acción afecta a la ciudadanía?
—La lectura ideológica que el grupo hace es que si la empresa no está al servicio del pueblo, no importa si es de capital nacional o extranjero. La evaluación si afectó o no a la ciudadanía y hasta dónde ha perjudicado al pueblo, a quien constantemente reivindican, deberá ser explicado por el propio grupo armado.
—Los gobiernos federal y de Oaxaca señalan que no están detenidos los presuntos miembros que el EPR dice los desaparecieron. ¿Qué esperar?
—Hay que considerar un dato fundamental: el EPR dice que están “detenidos-desaparecidos”, y con ello le otorga una carga ideológica muy fuerte al Estado mexicano y al gobierno estatal, pues a ellos culpa el EPR de que sus actividades no están apegadas a la ley. No es nuevo. En un repaso de sus comunicados puede observarse cómo el grupo ha denunciado que el Estado incrementa la guerra de baja intensidad contra sus estructuras y otras organizaciones.
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