PERLAS
A contrapelo de lo dicho por el funcionario de la Procuraduría General de la República, la operación militar de ayer en Apatzingán parece mucho más un hecho de guerra que una maniobra policial. Más aún, el empleo de armas exclusivas del ámbito castrense -se habló de ametralladoras pesadas, de bazukas y de lanzagranadas-, puesto en evidencia por la destrucción material causada, hace pensar que fue un acto de aniquilación en el que no se tenía en mente la captura de delincuentes sino el exterminio de una posición enemiga. ( Editorial de La Jornada)
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