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LE NOUVEAU GOUVERNEMENT MEXICAIN EST ENTRE EN GUERRE SAINTE CONTRE SON PROPRE PEUPLE. ARRESTATIONS ARBITRAIRES D'HOMMES POLITIQUES COMME DE SIMPLES PASSANTS QUI AVAIENT LE MALHEUR DE SE TROUVER AU MAUVAIS ENDROIT AU MAUVAIS MOMENT, GENERALISATION DU VIOL DES PRISONNIERES, DE LA TORTURE Y COMPRIS SUR DES ENFANTS DE HUIT A DOUZE ANS , CENSURE DE TOUTE OPPOSITION... LA LUTTE NE FAIT QUE COMMENCER. El nuevo gobierno mexicano a entrado en guerra santa contra su propio pueblo. Imposición, traición, doble discurso, ruptura del pacto social, ningún respeto por los derechos humanos con la consiguiente tortura, prisión, muerte de luchadores sociales e inocentes. Censura y desprecio por la cultura y la educación.... LA LUCHA COMIENZA.

mercredi 23 mai 2007

ARMAS: lords of war

Proceso

Los financieros de la muerte


marco appel Bruselas, (apro).- Más de 400 millones de personas en 25 países están en riesgo de morir a causa de unas 440 millones de submuniciones irrigadas por “bombas de racimo” en los últimos 40 años.

Halladas a ras de suelo, este mortífero tipo de armamento --una sola bomba puede “tapizar” de explosivos activos durante décadas un área equivalente a cuatro terrenos de fútbol-- ha matado y lisiado al menos a 13 mil 306 seres humanos, casi todos niños y jóvenes que regresaban a sus hogares después de un conflicto armado, de acuerdo con un informe de la organización francesa Handicap International divulgado la semana pasada.

Por ello, el próximo miércoles se reunirá media centena de naciones en Lima, Perú, para discutir el borrador de un nuevo tratado internacional que prohíba las bombas de racimo, y establezca un marco legal para la cooperación y la asistencia de las personas y comunidades afectadas por dicho armamento.

Y es que, el 22 y 23 de febrero pasado, 55 países, entre ellos México, firmaron en Oslo, Noruega, una declaración en la que se comprometieron a concluir en 2008 “un instrumento legal y obligatorio” que “prohíba el uso, la producción, la transferencia o el almacenamiento” de las también llamadas “bombas de dispersión”. Japón, Polonia y Rumania no firmaron el acuerdo, mientras que Estados Unidos, China y Rusia ni siquiera se molestaron en asistir a la capital noruega.

No obstante, Bélgica se convirtió hace un año en el primer país del mundo en haber suprimido de su arsenal tan mortales bombas; además, el pasado 2 de marzo, el Parlamento nacional de ese país prohibió a sus organismos financieros invertir en las empresas que las fabriquen. Noruega decretó una moratoria en 2006.

“La mayoría de las discusiones del tratado se centrarán en las definiciones y las cuestiones técnicas, pero es importante recordar las palabras de un diplomático noruego: ‘este proceso comenzó por el impacto devastador de esas armas sobre las vidas humanas. Necesitamos hacer esto por la gente, centro de este tratado’”, comentó Hildegarde Vansintjan, oficial de apoyo de Handicap International.

Pese a lo anterior, los seis principales fabricantes de bombas de racimo han recibido créditos o inversiones de al menos 68 instituciones financieras trasnacionales, algunas de cuales mantienen operaciones en México con altos rendimientos, como el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA); el Banco Santander Hispano (BSCH); el Internationale Nederlanden Groep (ING) o el Hongkong and Shangai Banking Corporation (HSBC).

“Las empresas que fabrican estas bombas han conseguido fondos financieros de todas partes: de Australia, Bélgica, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Países Bajos, Arabia Saudita, España, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos”, revela la organización belga Netwerk Vlaanderen en un informe titulado Inversiones explosivas: las instituciones financieras y las bombas de racimo.

Complicidad

La organización, con sede en esta ciudad, indica que las compañías estadunidenses GenCorp, Lockheed Martin, Raytheon y Textron; la francesa Thales, y la asentada en Países Bajos, la European Aeronautic Defence and Space Company (EADS), obtuvieron facilidades de crédito por un monto de 12 mil 600 millones de dólares en los últimos tres años. En el mismo periodo, Textron y Thales recibieron inversiones, a través de bonos bancarios, con un valor de mil 300 millones de dólares.

El informe de 21 páginas –en poder de Apro--, señala que incluso organismos financieros han comprado “considerables acciones” de las citadas firmas estadunidenses. “Lo anterior es sólo la punta del iceberg”, dice el autor del informe, Christophe Scheire, y advierte que sus averiguaciones se restringieron a las más recientes e importantes transacciones que fluyeron hacia ese grupo de empresas.

Instituciones financieras, añade Scheire, argumentan que el hecho de invertir es una actividad “completamente neutral”, que no eligen un bando. “¡Por supuesto que están negando la realidad! Invertir en una compañía es un claro y activo apoyo al esfuerzo de elevar el capital necesario para cumplir con los planes que ésta se propone. Cualquier servicio de esa clase es un acto de aprobación y de fe en los proyectos empresariales, por lo que invertir en la producción de bombas de racimo, puede considerarse una complicidad en el asesinato y mutilación de civiles inocentes durante y después de un conflicto”, explica el activista.

El informe describe la producción de cada empresa. Aerojet es una subsidiaria de GenCorp que produce bombas de racimo y el motor propulsor para los misiles modelo ATACMS de Lockheed Martin. Al menos hasta 2004, Aerojet ensamblaba submuniciones tipo BLU-97 de los proyectiles AGM-154A JSOW de la Marina y la Fuerza Aérea estadunidense.

Lockheed Martin fabrica submuniciones tipo 404 DPICM que abastecen a los proyectiles MLRS XM 30, y submuniciones tipo 644 M77 para los misiles tierra-tierra MLRS M26, empleados por el ejército estadunidense en Irak, así como por las fuerzas militares de Israel durante su ofensiva contra Líbano en 2006.

Por su parte, Raython produce una versión estándar de la bomba de racimo AGM-154A, que contiene 145 submuniciones BLU-97/B. También manufactura cabezas de submuniciones para los conocidos misiles crucero Tomahawk. La compañía Textron produce la bomba de racimo CBU-105 Sensor Fuesed Weapon, que fueron arrojadas por aviones estadunidenses también durante la guerra en Irak.

En cuanto a la francesa Thales, su subsidiaria TDA produce el modelo de bomba PR Cargo con 16 submuniciones de “efecto doble”. A su vez, una subsidiaria de TDA, Forges De Zeebrugges, anunció el año pasado que trabajaba en la fabricación de un misil FZ101 de 70 milímetros, capaz de transportar ocho submuniciones, para el futuro helicóptero “Tigre” del ejército alemán.

Hasta finales del año pasado, TDA fue una empresa conjunta a partes iguales de Thales y EADS, que es el segundo vendedor de armas más grande de Europa (lo conforman corporativos de Francia, Alemania y España), incluyendo material nuclear.

Operaciones

El reporte es rico en detalles acerca de nueve operaciones financieras, que divide en tres categorías de servicios: banca comercial, banca de inversiones y administración de activos.

Por el tamaño del monto o el número de organismos bancarios involucrados, destacan algunas operaciones.

En marzo de 2005, Raython obtuvo de un consorcio de 30 bancos un crédito abierto (revolving credit) de cinco años por una cantidad de 2 mil 200 millones de dólares, destinado al refinanciamiento de las deudas de la compañía y a “propósitos corporativos generales”.

El crédito fue manejado por JP Morgan Chase y Bank of America, que aportaron, respectivamente, 180 y 170 millones de dólares. El banco estadunidense Citygroup participó con 140 millones de dólares, cifra semejante a la que dio el banco Credit Suisse First Boston. El español BBVA contribuyó a la operación con 25 millones de dólares.

En la misma fecha, Textron obtuvo un crédito de mil 250 millones de dólares en las mismas condiciones, para ser utilizados “en proyectos comerciales”, con el apoyo de un consorcio de 19 bancos. El plazo de expiración de este crédito es abril de 2011.

Los gestores del préstamo fueron Citygroup y JP Morgan, que desembolsaron 120 millones de dólares cada uno. El británico HSBC participó con 60 millones de dólares.

Sin embargo, el crédito más abultado fue otorgado a EADS, que en julio de 2005 obtuvo tres mil 650 millones de dólares de un grupo de 36 instituciones bancarias, con el objetivo de que la compañía hiciera frente a gastos inesperados o aprovechar, a su vez, oportunidades de inversión en el sector.

La gestión del préstamo corrió a cargo de los bancos ABN AMOR de países bajos, Calyon de Francia, Citygroup, RBS de Reino Unido (cada uno otorgó 145 millones de dólares), BBVA, Bank of America, Dresdner Kleinwort Wasserstein de Alemania, y Société Générale de Francia (con 120 millones de dólares cada uno). Contribuyeron también ING y HSBC con 85 millones de dólares, respectivamente.

De acuerdo con los “lineamientos éticos” con los que cuenta el banco holandés ING, éste no puede colocar capital en compañías implicadas en el negocio de “armas de uso controvertido”.

Scheire explica: “Los bancos con esas políticas éticas discuten que este tipo de créditos no contribuye a apoyar en sí la producción de bombas de racimo, puesto que se trata de capital de trabajo. Pero en concreto, ninguno de los préstamos mencionados en el reporte incluye una cláusula que prevenga a las compañías de gastar el dinero en la fabricación del referido armamento”.

La banca financiera internacional también apoyó a esas empresas armamentistas dándoles consejo en la venta de acciones y bonos, con el fin de atraer mayores inversiones. En 2005, Textron emitió una serie de bonos a ocho años, por un valor de 300 millones de dólares, para el pago de bonos vencidos por la misma cantidad. Administraron esa transacción el Deutsche Bank y JP Morgan, mientras que cuatro bancos se conformaron en consorcio para aportar cada uno 15 millones de dólares, uno de ellos HSBC.

El informe de Netwerk Vlaanderen también identifica a 17 instituciones financieras que, hasta septiembre pasado, poseían un porcentaje de acciones “significativas” en el capital de las cuatro estadunidenses citadas. Esta participación oscilaba de 3 por ciento --del organismo financiero estadunidense Fidelity en la propiedad de Lockheed Martin--, a 18.88 por ciento –de la también estadunidense State Street en Lockheed Martin.

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