Deprimente situación
Por eso me fui de México:
Cuesta abajo
Por los peligros que corre el país
Escribo en plena depresión
Guillermo García Oropeza
(Primera de dos partes)
Escribo esto en plena depresión. Pero no se trata de una afección personal, sino que diría yo que es más bien una depresión nacional provocada por la desesperación que me provoca darme cuenta de los peligros que corre este país, en el cual alguna vez creí y miré con optimismo.
No sé, para ser honesto, si se trata también de una depresión generacional que los jóvenes no puedan captar ni sufrir como lo hacemos los de la maldita tercera edad.
Ciertamente la memoria del México de mis recuerdos (como aquella película clásica del cine nacional) contrasta con los horrores de hoy.
Aquel México tenía, sin duda, muchas fallas pero era al menos nacionalista y la escala de sus problemas no era como la de ahora, apocalíptica. El México de Cárdenas, de Avila Camacho, de Alemán (éste particularmente optimista), de los Adolfos y los primeros años de Díaz Ordaz conforman ese México feliz, que estaba creando instituciones a veces modelo, que crecía sanamente, que aún tenía un equilibrio demográfico.
Las universidades aseguraban el futuro, se creaban empresas del Estado que, al parecer, funcionaban bien, se construía infraestructura, la cultura era nacionalista pero también moderna y, sin pecar de cursilería, creo que estábamos orgullosos del país aunque renegáramos lo que es sano y normal.
Frente a ese México que llamo feliz contrasto el espantoso de hoy en día. Cuando un régimen mezcla de la ultraderecha tradicional, católica y del más voraz y frío neoliberalismo parecen ir cumpliendo según calendario pactado el desmantelamiento del país. Ignoro si en este momento en que el petróleo se convierte en preciosa arma estratégica para rescatar la economía, Calderón lo regale tramposamente a los grandes intereses anglosajones con la complicidad de una camarilla de traidores.
Mientras que se persiste a entregar la agricultura nacional a otros intereses también anglosajones que acabarán con la ya medrada salud del campo mexicano que será inundado de transgénicos y sembrado no para alimentar sino para producir combustibles. Cuando se da puerta abierta al contrabando. Cuando con el pretexto de la lucha contra las drogas se militariza peligrosamente al país. Cuando el Yunque ya en el poder en ciertos estados como Jalisco termina con la separación de Iglesia y Estado. Cuando la educación pública se derrumba en medio de la corrupción sindical y pierde su calidad tradicional y se aprovecha todo pretexto para atacar a la universidad nacional y promover la educación superior privada aunque una buena parte de ella sea absolutamente fraudulenta.
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