jornada
Relevo en Gobernación
La renuncia de Francisco Ramírez Acuña a la titularidad de la Secretaría de Gobernación (Segob), confirmada ayer, es por sí misma una buena noticia, toda vez que el también ex gobernador de Jalisco carecía de los atributos indispensables para ejercer ese cargo y habida cuenta que llegó al Palacio de Covián con una trayectoria preocupante por los excesos represivos y las violaciones a los derechos humanos cometidos durante su mandato en aquella entidad. Cabe preguntarse ahora si Juan Camilo Mouriño, su sucesor, será capaz de revertir la disminución institucional que ha experimentado Gobernación durante las administraciones anteriores y en lo que va de la presente. A este respecto, cabe recordar que ayer al entregar el cargo Ramírez Acuña sostuvo que durante su gestión ocurrió un “rescate de la figura presidencial”. Por más que el aserto resulte cuestionable, y aunque la propia salida del ex funcionario sea un indicador de incumplimiento de las misiones encomendadas, Ramírez Acuña puso, acaso sin proponérselo, el dedo en la llaga: el trabajo de la Secretaría de Gobernación no es cuidar la imagen del Presidente –para eso hay personal más que sobrado en Los Pinos–, sino procurar la gobernabilidad del país, articular políticas de Estado en diversos terrenos, preservar la paz social y buscar las concertaciones y las mediaciones con las distintas fuerzas políticas, sociales y económicas. Las declaraciones iniciales de Mouriño Terrazo difícilmente armonizan con las responsabilidades mencionadas. De entrada, el nuevo secretario de Gobernación rechazó la posibilidad de tratar “los grandes temas nacionales” con Andrés Manuel López Obrador, quien es –le guste o no al gobierno calderonista– el principal dirigente opositor en el país. Mouriño apostó, en cambio, por circunscribir las gestiones políticas al ámbito legislativo, “que es la única instancia a discutir y en donde están representadas todas las ideologías”. Tal orientación augura la consolidación de la alianza de facto PRI-PAN que gobierna en el país, pero también apunta a la persistencia de la ruptura con las fuerzas políticas y sociales progresistas y de izquierda que se aglutinan en el Frente Amplio Progresista (FAP). Por lo pronto, el coordinador de los senadores del Partido de la Revolución Democrática, Carlos Navarrete, y el secretario general perredista, Guadalupe Acosta Naranjo, ya expresaron su negativa a dialogar con Mouriño e indicaron que sólo mantendrán contactos con los legisladores panistas. |
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire