Muy bueno el siguiente post:
Nada que celebrar
• ¿¿Y la publicación del Cofipe...??
Barcelona, España. La temeridad, mi estimado, es compañera frecuente de la juventud. Más allá del balance (más negativo que positivo aunque vociferen the ususal media suspects) de este gobierno en diversas áreas, Felipe Calderón y su Gymboree deben comenzar a poner sus barbas a remojar ante el volátil panorama que se pronostica en el ámbito financiero internacional. La incertidumbre macroeconómica de 2008 es como para comenzar a encender las alertas y dejar de lado discursos optimistas sobre blindajes. Porque hay de blindajes a blindajes, my friend, y el gobierno federal puede estar haciendo números alegres basados en los altos precios del petróleo gracias a sus espléndidos excedentes donde, por cierto, nadie conoce con absoluta transparencia a cuánto ascienden y en dónde han sido aplicados.
Los últimos meses la arena política social se vio fuertemente sacudida, no sólo por los terribles desastres naturales en diversos estados de la República, donde aún la tragedia en Tabasco sigue estando bajo un halo de sospechosismo en los manejos de las aguas de las distintas presas que, junto a las torrenciales lluvias, fueron protagonistas fundamentales en los acontecimientos que dieron la vuelta al mundo y que desencadenaron la ayuda humanitaria inmediata para sus habitantes.
Pero si al deteriorado escenario le agrega además, amable lector, las vergonzosas actitudes de nuestra clase política y los inquilinos de Los Pinos (porque es bastante obvio que más de una mano mece la vapuleada cuna), el próximo año se antoja de pronóstico bastante reservado ante el vergonzoso y pusilánime cierre del periodo ordinario de sesiones de nuestro célebre Congreso.
Los retos políticos, sociales y económicos que va a enfrentar Felipe y su scumbag gang no son menores ni serán a day in the fucking park. Por el contrario, con las crisis latentes gracias a las semillas envenenadas, los impúdicos intereses y la actitud completamente antirrepublicana de los tres grandes partidos y sus inquietas lacritas, balconeada por las contaminadas reformas pendientes, que serán el delicioso tentempié como para irle midiendo en enero el agua a los camotes legislativos.
Porque Calderón, my friend, no podrá seguir con la misma estrategia (¿¡hay alguna?!), aunque cambie ciento diez veces (gulp) las caras de algunos de sus inútiles e inservibles colaboradores, pues. No se pueden destrabar los diques políticos si sólo se pretende flotar sin desgastarse. Y los asuntos domésticos estarán muuy complicaditos. Y 2008 será un año de sorpresas. El año en que viviremos (¿kimosabi?) en peligro.
Sí, en peligro porque la soberbia es mala consejera y los desatados demonios esperan en la sombra con ansiedad incontrolable. Y si el Gymboree sigue sumergido en su chapoteadero etílico, combinado con su revancha azul y revolviéndose en su charco de intereses personales, se van a quedar más solos que un ostión.
Y es ahí cuando se pueden girar invitaciones para una crisis de mayor envergadura con bifurcaciones de gobernabilidad.
Y no sólo en términos económicos en los que en cierta medida dependemos de acontecimientos externos no, no, sino en lo social (porque en el de la seguridad, ni hablar) y en lo político donde las espléndidas facturas ya están siendo reclamadas y... cobradas.
Y con los tropezones, tumbos, titubeos y bandazos de Felipe, éste no dispondrá de suficiente (humor) margen de maniobra para solventar sus oscuros compromisos internacionales asumidos. Sobre todo porque el ingrediente principal es la credibilidad. Y su balance se ha visto mancillado por la complejidad desplegada en el Congreso y al cierre de este año sus números están en... rojo.
Nada que celebrar y mucho que preocupar.
Pero para qué agobiarse demasiado en estos momentos si Rudolph the reindeer y Santa están a la vuelta de la esquina. Y como a este Gymboree presidencial le sobran pretextos para enfiestarse, hay excedente... pero en estímulos. El problema llegará entrando a 2008 con el golpe devastador de la cruda... realidad.
Porque una cuestión sí ha quedado bastante clara en estos larguísimos doce meses. El modito, los medios, las formas, los fines, las actitudes y el oficio desplegados desde Los Pinos y sus alrededores no han arrojado los alegres resultados que se pronosticaban.
Y eso, my friend, debería ser su foco rojo (de neón) marca Acme.
Por la Mirilla
Perdón, mi estimado, ¿¿ya mandó publicar Felipe Calderón en el DOF el frankenstein Cofipe...?? Huele a jiribilla ensalivada navideña para sacar raja azul en los primeros comicios del año.
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