Explosiones y cuentos chinos
Jornada México SA
Tras las promesas de transparencia, las contradicciones sobre lo ocurrido en Pemex Apenas un mes atrás, el 11 de junio, el inquilino de Los Pinos se daba vuelo al hablar de transparencia y acceso de la información, y se comprometía a hacer de ellas práctica cotidiana durante su estancia en la ex hacienda de La Hormiga, porque ambas "son una obligación del Estado democrático". Duro que te duro con el tema, que lo llevó a decir en público lo siguiente: "mi gobierno seguirá por la ruta de la transparencia, pues es lo que permite que la sociedad conozca y evalúe a las autoridades... Esta práctica es un antídoto contra la corrupción... Mi gobierno profundizará las acciones de transparencia y de acceso a la información... La Presidencia de la República encabezará este esfuerzo en la administración para disolver resabios de inercia, burocratismo o resistencia. La transparencia y el acceso de la información son una obligación del Estado democrático... Los convoco a seguir trabajando en favor de la transparencia y el acceso a la información (porque) en esta ruta todos tenemos una responsabilidad que cumplir en beneficio de México y de sus ciudadanos y en beneficio de la democracia". Un mes después se le presentó una oportunidad de oro para trascender el discurso y llevar a la práctica lo que dijo aquel 11 de junio, en el marco de la Cuarta Semana Nacional de Transparencia. Pero como choro mata oportunidad, el inquilino de Los Pinos simplemente confirmó que lo suyo no es precisamente "disolver resabios de inercia, burocratismo o resistencia". El ¡¡PUM!! eperrista (los bombazos a las instalaciones de Petróleos Mexicanos) parecía la coyuntura perfecta para que el michoacano reivindicara lo que un mes atrás llamó "una obligación del Estado democrático", agarrara el micrófono que tanto le gusta y transparentemente informara sobre las verdaderas causas de las explosiones. Y lo pudo hacer desde el primer estallido, ocurrido el pasado 5 de julio. Nada de eso sucedió, porque "la Presidencia de la República" que "encabezará este esfuerzo" (de transparencia y acceso a la información), "pues es lo que permite que la sociedad conozca y evalúe a las autoridades", actuó tal cual lo han hecho los gobiernos anteriores, es decir, con opacidad y desinformación. Y no es para sorprender, pues es calca de sus antecesores. Cinco días de sepulcral silencio de un gobierno, que en lugar de hablar con la verdad (algo por demás inusitado en el ambiente político) se dio lujos como el siguiente: "Petróleos Mexicanos lamenta las molestias ocasionadas por este penoso incidente, y agradece la comprensión y el apoyo recibido de parte de los ciudadanos y clientes de la zona". Entonces, desde un principio sabía de qué se trataba, pero un bombazo guerrillero le llama "penoso incidente". A regañadientes, y sólo hasta que el EPR revindicó la autoría, el de la "obligación del Estado democrático" medianamente dio la cara: primero a través del ex baterista de Timbiriche, y después de la Secretaría de Gobernación y la Procuraduría General de la República, cuyo titular, Eduardo Medina Mora, asegura que "los esfuerzos que realizan los órganos del ministerio público y los tribunales de justicia van encaminados a una sola tarea, que es el descubrimiento de la verdad". En tanto, la Secretaría de Energía en pleno voto de silencio. Tras los primeros bombazos (5 de julio), Pemex aseguró que "en ninguno de los casos" se registraron daños materiales a las instalaciones, a pesar de reconocer que tres fueron las explosiones. En un estallido de esas proporciones difícilmente se evitan daños materiales, pero la paraestatal afirmó que ni un tornillo se perdió. Y las bombas recibieron distintos nombres: "pérdida de presión inusual", "incendio en la válvula de seccionamiento", "fuga en el gasoducto" y, desde luego, "penoso incidente". Por cierto, Pemex asegura que "la empresa cuenta con una póliza de seguro para este tipo de eventos", algo que llama la atención porque no es común que las aseguradoras garanticen daños provocados por "penosos incidentes" llamados bombazos guerrilleros. En fin, ese es el tipo de compromisos sobre la transparencia y el acceso a la información, "obligación del Estado democrático", de un gobierno dispuesto a "disolver resabios de inercia, burocratismo o resistencia". ¡Felicidades!, pues. Las rebanadas del pastel Por cortesía de la lectoría y Youtube, ya se puede ir al cinito de la "continuidad", que presenta su cortometraje "el primer regalo que te manda Calderón" (en dos partes, con libreto del actual inquilino de Los Pinos y con una sola locación, el salón de "debates" presidenciales de 2006 en la tele). La primera parte dice así: "Calderón prometió bajar impuestos... que cumpla su palabra"; (el michoacano entra a cuadro y al electorado ofrece) "mi política fiscal será bajar impuestos para quienes producen, para que haya más inversión, más empleo y para que vivamos mejor (música de fondo, a ritmo de trío: "no, no y no, noo tee loo vooy aaa creer"). Y la segunda: "el rollón de Calderón... agárrense"; (ídem) "sencillamente amigos, yo busco un sistema fiscal simple, que nos va a permitir que mucha gente que hoy no puede pagar impuestos lo haga, nos va a permitir que haya más inversión, más crecimiento para el país, y crecer más nos va a permitir recaudar más" (a cuadro una espeluznante tormenta pletórica de rayos, y se inserta la leyenda "sálvese el que pueda"). Se pueden ver en http://www.youtube.com/ watch?v=K1y1cKJtWtg y http://www. youtube.com/watch?v=DaujXe6qRl4 ... Este cortometraje forma parte de la serie "cuéntame un cuento chino" y el financiamiento para su realización proviene del erario. |
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