Un pais llamado Mexico
Diario Libertad A cuenta de la semana |
Carlos Monsiváis | |
La vía electoral se agota o, mejor, ya sólo los cercanos a las grandes capitales creen en la confiabilidad extrema de la vía electoral. El IFE (Instituto Federal Electoral) guiados por el carisma magnético de Luis Carlos Ugalde (carisma sólo comparable al emanado de las explicaciones de José Luis Soberanes, el mártir de Zongolica) ya intenta reconstruir o, mejor, construir el prestigio que rejuvenecerá su nómina, y acusa a Vicente Fox de intromisión y a Ulises Ruiz de represor, mientras la Internacional Democristiana se apresta a declararlo Mártir del rancho San Cristóbal. Él no se inmuta y nunca desiste de su estolidez, oye las críticas como -ésta sería tal vez su expresión, "como quien oye que la Virgen le habla a deshoras". No en balde, en un acto donde falta la autoridad que reparta esas flores del clientelismo que son los regalos micro, Fox se ofrece y reivindica su condición de Primer Mandatario: "La gente que me quiere me dice Presidente, los que no me quieren, me quieren fregar". La reflexión filosófica es redonda y, entretanto, llega el momento de inaugurar su aula en el rancho San Cristóbal: -¿Si está el alcalde? -preguntó una mujer. -El alcalde no vino, pero aquí está el Presidente. Está bien dicho. Durante sus años Fox gobernó México (el verbo es negociable). No se enteró de lo importante porque, de seguro, estaba dedicado a no captar lo superficial. Ya no se puede hacer nada -el pasado, según informan, no vuelve- y uno recuerda los articulistas indómitos que defendieron a Fox y exigieron que se le diera tiempo, y no admitieron que se le criticase, y así hasta que Fox descubrió su método de impunidad garantizada: cada que se le criticaba por una estupidez o un acto lamentable, cometía algo peor y obligaba a dejar un tema para concentrarse en el siguiente. El gran relevo: un gran desastre se ve mediatizado por el siguiente. * * * ¿Quién es Juan Carlos Mouriño? Por lo que se ha visto, un mártir de la libertad de falta de información. Si se le echa la culpa de la derrota del PAN en Yucatán, se le atribuyen magnos poderes, una especie de versión Peña Nieto de Córdova Montoya, lo que se quiera, pero nadie habla de sus cualidades. ¡Qué raro! Alguien tan súbitamente conocido, el representante de Felipe Calderón en buen número de actos, el supremo deshacedor, lo que se quiera, pero tanto poder acumulado no lo acompañan elogios complementarios. No se me acuse de mala fe, ¿pero por qué no hay alabanzas, así sean las mínimas? El puesto de Mouriño es de primer orden, es un capital simbólico del actual gobierno, ¿pero cuáles son sus méritos? La pregunta no descalifica, busca retener datos. Si uno se fía en los hechos públicos, a Mouriño no se aprecia por su elocuencia, que en las intervenciones públicas se vuelven un forcejeo con el idioma; ni por su trayectoria universitaria en Campeche (tan destacada que se envuelve en brumas), ni por su conocimiento del país y su historia y sus recursos reales y posibles. ¿Por qué nadie se toma la molestia o el gustazo de enumerar sus capacidades? ¿Estamos ante un "Para que nadie lo critique, que no se diga nada"? ¿Y por qué el presidente del PAN Manuel Espino se refirió a Mouriño con ánimo tan agresivo y descalificador? Al rodearlo de tanto silencio, de tantos comentarios omitidos, de tal renuencia al homenaje, se le niega a Mouriño algo fundamental: la posibilidad de defraudar nuestra confianza. Nadie nos ha precisado su inmenso valor, y este "despojo de méritos" habla muy mal de la Corte Presidencial, que usa del silencio y de la oscuridad para que el Bajo Perfil se vuelva la Ausencia de Cómo-me-dijiste-que-se-llama. ¡Cuánta perfidia! * * * ¿Por qué un jurista notable se aparta y no entra en la zona cero del comportamiento levemente criticable, al tiempo que elogia su profesionalismo y su incapacidad de tener un comportamiento levemente criticable? Véase la explicación que a propósito José Ramón Cosío, ministro de la Suprema Corte de Justicia, al excusarse de participar en el pleno que ha de examinar y votan la ley Televisa. Arguye Cosío: "En 2002 celebré un contrato profesional con la Comisión de Comunicaciones de la Cámara de Diputados a efecto -y esta es la parte que me interesa resaltar- de revisar la constitucionalidad del anteproyecto de la Ley de Telecomunicaciones. Posteriormente celebré con la Dirección General de Política de Telecomunicaciones de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes otro contrato para llevar a cabo un análisis jurídico constitucional de la nueva Ley Federal de Telecomunicaciones. Evidentemente cuando practiqué estos contratos, celebré estos convenios e hice los estudios correspondientes yo estaba desempeñando un cargo académico, no tenía entonces ninguna relación con la Suprema Corte de Justicia, fue en rigor un servicio profesional". La actitud del ministro es tan confusa que podría originar el término "Ausencia incomprensible pero jurídicamente impecable como todo aquello que no tiene mucho sentido". Este es, digamos, el razonamiento: a) sus asesorías múltiples tuvieron lugar antes de la Corte por lo que no hay ni sombra de duplicidad de funciones; b) aún sin ser asesor, pudo seguirlo siendo por lo que habría incurrido en duplicidad de funciones; c) su influencia sobre los senadores anti-ley Televisa fue tan decisiva que logró lo sorprendente: que nadie los supusiera autónomos sino productos de la hipnosis de la duplicidad de funciones, con lo cual el ministro Cosío actuaba en contradicción con la mentalidad del cargo que habría de ocupar, etcétera, etcétera. ¡Qué curioso y qué rara coincidencia! * * * Casi nada se comprende si uno lee las declaraciones, casi nada se acepta si uno interpreta los hechos. La clase gobernante, en sus distintos niveles, se desentiende del lenguaje si éste pretende fijarle compromisos de claridad expositiva. La Iglesia católica no se quiere separar de una suerte tan espontánea, y se ocupa, como el obispo Onésimo Cepeda en marzo de 2007 en darle al festejo de su cumpleaños la dimensión de jactancia política. Si lo hizo, ¿por qué no lo va a decir, y si lo va a decir, por qué ese gran aparato consagratorio, la impunidad, no se le va a celebrar? Lean sus afirmaciones con la devoción pertinente: "Agradezco a mi hermano el cardenal (Rivera Serrano), conste que le llamo ´hermano´ para que nadie se equivoque ni nunca piense que estamos separados. Un amigo que ha sido amigo entrañable, mi brother, que es Carlos Romero Deschamps, a quien he querido siempre desde hace muchísimos años y que creo que me ha querido igualmente. A Jorge Hank, el hombre de quien todo mundo me decía ´¡apártate de él, porque es Satanás!´ y de quien me di cuenta que es un amigo sincero, profundo y leal... Ellos, que son chin... ¡que son buenos de verdad! Y me ayudaron a partirle un poquito la madre a un partido que tiene un sol más oscuro que la luna" ¡Qué prodigio! Con un obispo así, ¿para qué se quieren comentaristas que combatan a la izquierda? Onésimo, antes que nadie, le partió un poquito la madre a la realidad. Escritor |
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