Los costos de la usurpacion
Diario Libertad Editorialito |
Edi Torcito | |
La Guerra Personal de Calderón La campaña del Poder Ejecutivo –-que representa formalmente al Estado mexicano— contra las organizaciones que en México se dedican al comercio ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas está siendo registrada. comprendida e incluso interpretada por amplios segmentos del pueblo de México como un conflicto ajeno a sus interesas estratégicos reales , pues identifica dicha pugna como un empeño personal, con ribetes de lo obsesivo-compulsivo, del Presidente de la República Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa. El pueblo de México parece estar tomando conciencia y advertir que esta guerra personal del Presidente Calderón tiene varios móviles que no distintos a los de la búsqueda y consecución del bienestar social, la gobernabilidad y la estabilidad integral del país. Uno de esos móviles es el de demostrar a los mexicanos que el gobierno calderonista se sustenta sobre una legitimidad moral y ética que no corresponde, en los hechos, con la legitimidad jurídica ya que resultó de un colosal fraude electoral cuyo verismo se confirma y documenta fedatariamente día con día mediante confesiones de sus propios perpetradores. Otro móvil es de insertar a México en un esquema estadunidense de seguridad y control societal que penalizaría la protesta social y la disidencia política y justificaría, jurídicamente, la represión a las expresiones públicas de nuestra riquísima pluralidad ideológica y de sentires y pareceres que caracterizan a la sociedad mexicana y que no tienen ante sí cauces viables de trasmisión masiva y catarsis. Otro móvil ´percibido por los mexicanos es el de que la guerra personal del señor Calderón tiene por objetivo lograr el control de un jugosísimo negocio, el del narcotráfico, y no la erradicación de éste pues las tácticas empleadas por las fuerzas coactivas del Estado mexicano no atacan las causales verdaderas de campaña de ese execrable comercio de estupefacientes y psicotrópicos, como son las del consumo y, sobre todo, la producción o la despenalización de aquél y ésta. Mientras tanto, el pueblo de México sufre el costo de esta puja personal de don Felipe: incertidumbre, temores, tensiones, inseguridad en las calles y plazas, asistiendo como un forzado espectador pasivo --y muy vulnerable-- a un espectáculo sangriento cuyas manifestaciones (asesinatos, decapitaciones, ejecuciones, secuestros, levantones, etcétera-- que los medios difusores registran con lujo morboso de detalles y contribuyen a la imagen tan negativa que de nuestro país se tiene en el mundo. |
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