ABORTO
MYRIAM VIDRIALES:
ABORTO Y RETÓRICA
"Como partido estamos en contra de cualquier cosa que atente contra la vida y por eso vamos a sumarnos a la defensa que hagan nuestros diputados”. Esta joyita de la retórica la lanzó ayer el senador panista Santiago Creel Miranda, en el debate que se tuvo sobre el tema de la despenalización del aborto, en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Que se discuta la legalidad del aborto en el DF importa a todas las mujeres de este país por una sencilla razón: las leyes del Distrito Federal tienen impacto nacional. Es decir, lo que en la capital no es delito, no lo es en ningún otro lugar del país. Como se ve, la cosa no es menor, pero este espacio es demasiado corto para ahondar en la complejidad de un tema en el que sobran hipocresías y faltan pantalones.
Para lo que sí alcanzan estos renglones es para asombrarse del vacuo discurso alrededor del aborto. “Estamos en contra de cualquier cosa que atente contra la vida”, dice el senador Creel. Si este bla, bla, bla fuera cierto, el gobierno que el señor Creel representa tendría que tomar medidas para curar las enfermedades del corazón (1) y los tumores malignos (2), ver la manera para que la gente deje de usar automóviles (3), encontrar una cura a la diabetes (4), discurrir cómo los recién nacidos no mueran por afecciones respiratorias (5), acabar con la neumonía y la influenza (6), erradicar la diarrea (7), ver cómo evitar los aneurismas (8), terminar con la cirrosis (9) y detener los asesinatos (10).
Ésas son las diez principales causas de muerte en este país. O como dice el señor Creel: son las cosas que atentan contra la vida de los mexicanos. No el aborto. Y la discusión sobre el aborto es, primerísimamente, la discusión de un derecho: el derecho de las mujeres sobre su cuerpo.
En segunda instancia es una discusión sobre la vida. Especialmente sobre la vida de las mujeres. Las que deciden abortar en este país, en donde el aborto es ilegal, tienen de dos sopas: o consiguen 20 mil pesos que desembolsar para un aborto hospitalario clandestino, o arriesgan sus vidas al intentar detener embarazos no deseados mediante prácticas poco higiénicas o seguras. ¿Cuántas arriesgan sus vidas? No lo sabemos. Se calcula que son millones, pero no hay, por obvias razones, estadísticas. ¿Cuántas manos necesita usted para contar las que conoce?
En tercera instancia, y sólo para aquellos que creen que los fetos tienen alma, la del aborto es una discusión sobre la vida del ser en camino. Es en este punto, y sólo en este punto, en dónde se puede aceptar como argumento la frase del señor Creel: “Como partido estamos en contra de cualquier cosa que atente contra la vida”… pero hasta ahí. El complemento “…por eso vamos a sumarnos a la defensa que hagan nuestros diputados”, sobra. Y evidencia, con el verbo seleccionado (defender), que estos señores lo que quieren es batalla. Y se la tienen que dar aquellos que crean que es en las opciones en donde radica la libertad.
del sendero del peje
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