La lucha contra los neoliberales
No es la del petróleo
La verdadera batalla:
derecha contra leberalismo
Jorge Carrillo Olea
Están en plena ebullición —y seguirán al alza— temas de conciencia, filosóficos y de derecho que tienen que ver con las más profundas intimidades del ser humano: su derecho a disponer sobre su vida, su cuerpo; y su derecho a optar sobre cómo ejercer su sexualidad. Súmese a esto el batidillo petrolero, innecesario de describir.
Aunque parezca que incurro en una gran refutación, estoy convencido de que la sociedad mexicana hoy y secularmente ha sido conservadora y que solamente esos vientos liberales que nos llegaron de Europa al iniciarse el siglo XIX, y al expedirse nuestras Constituciones, le pusieron una marca de agua a nuestro destino: nos hicieron formalmente progresistas, liberales, laicos, con sus toques de anarquismo, socialismo y comunismo.
Esto es lo que subleva a la clerecía, a sus hijos y a esa enorme fracción de mexicanos que no tienen más que su fe para formarse criterios y desconocen inclusive los alcances de la palabra ciencia, como camino para encontrar la verdad. Esta situación nos ha puesto secularmente en un eterno bamboleo entre ambos pensamientos: el conservador y el liberal.
El siglo XX a pesar de hechos como la Cristiada o de declaraciones presidenciales —como “soy creyente”, de Manuel Avila Camacho— fue un siglo de clara definición liberal y es hasta ahora que conservadores involucionistas quisieran poner al país en plena reversa.
La ley del aborto (reformas al Código Penal y Ley de Salud y la que permite matrimonios entre individuos del mismo género (Ley de Sociedad de Convivencia) han sido impugnadas por las derechas hasta su última instancia y ya se preparan para lanzarse sobre conceptos como ortotanasia, bien morir o eutanasia, llamada Ley de Voluntad Anticipada, recientemente puesta en vigor (4 de abril). Este liberalismo del que hablamos está nuevamente en peligro, pues los recursos procesales han llevado ya, por lo menos, a la ley, sobre el aborto hasta la Suprema Corte de Justicia.
Si a esto se anticipa o se agrega que hoy con estruendo nos gobierna una camarilla ultraconservadora, con su clásica doble moral y además marcha del brazo de una Iglesia hinchada por la soberbia, el fanatismo y la ignorancia, hay causa de alarma y razón para convocar a los espíritus de Hidalgo, Juárez, Flores Magón y Francisco Múgica.
La batalla no es el petróleo. Mañana inventarán otra. La verdadera batalla es la secular confrontación de la derecha traicionera, antinacional y el liberalismo refrescante. Cuando se resuelva lo del petróleo, si se resuelve, o como se resuelva, veremos que los intentos de jaque de las fichas negras seguirán vigentes.
Se trata del poder, del dinero, del dogmatismo. Pero por hoy, entre gobierno, Iglesia e ignorancia, las condiciones le están dadas para la derechización nacional y con un gobierno débil, inconsistente y sin proyecto, como no sea permitir otra escisión.tuopinionjc@hotmail.com
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