Por Fausto Fernández Ponte Asimetrías I Ante las reiteradas invitaciones de mandatarios de Nuestra América --de Argentina, Brasil y Venezuela-- a que el Estado mexicano se adhiera al movimiento de integración económica, Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón tiene varios dilemas.
Don Felipe, como sábese, se ostenta espuriamente Presidente de México, dadas las colosales irregularidades del proceso electoral del 2 de julio del año pasado y la magra votación que obtuvo --15 millones de votos, de un universo de casi 72 millones--. A esas invitaciones francas y directas de los presidentes Néstor Kirchner, Inácio Lula da Silva y Hugo Chávez, el señor Calderón ha respondido con generalidades y sin comprometerse a adherir a su gobierno a la causa de Nuestra América. Esa causa, sabido es, es la recuperación de la soberanía de los países ya citados, así como Bolivia y Ecuador y, en menor medida, Uruguay, emnpeñados en hacerse con el patrimonio de los pueblos, en poder, todavía, de consorcios trasnacionales. Esos consorcios trasnacionales son, en su inmensa mayoría, de Estados Unidos, España, Inglaterra y de otros estados --Francia, Alemania, Japón y Canadá--, cuyos gobiernos actúan para adelantar y defender lo intereses de aquellos. El caso de México es típico. II Así es. Es un caso de libro de texto en materia de dependencia de su economía con respecto a la de EU, de dominación de su sistema bancario y financiero y su mercado interno y de control del aparato político de decisiones estratégicas. Incluso, señálese sin tapujos, en materia de seguridad nacional la dependencia mexicana con repecto a los interees estratégicos estadunidenses configura una realidad de dependencia que mucho tiene, a la luz de ciertos hechos, de sometimiento. En este último rubro, esa dependencia atroz e ignominiosa se nos muestra a los connacionales y a los pueblos y gobiernos de Nuestra América --la indo, afro e ibérica-- en que el Estado mexicano es socio en la falacia aniterrorista del gobierno de EU. Así, el gobierno estadunidense --que, a diferencia del de México, es objetivo del terrorismo internacional-- involucra a nuestro país en una lucha que no era nuestra ni teníamos parte en ella. Por eso, hoy somos blanco del terrorismo. También ha involucrado Washington --instrumento de los consorcios trasnacionales-- al gobierno mexicano en una guerra contra las organizaciones del tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas, que sólo beneficia a intereses de EU. III Dada esa realidad, el señor Calderón no tiene mucho espacio para tomar una decisión --que sería de importancia estratégica suma a favor de los verdaderos intereses del pueblo de México-- de adherirse a los afanes integracionistas de Nuestra América. Esa integración es, por definición, opuesta a los intereses de los consorcios trasnacionales, particularmente de EU y España, pues representaría un acto de recuperación de soberanía de los estados americanos y control sobre sus patrimonios nacionales. Existe, por añadidura, otro componente de los dilemas del señor Calderón: la forma de organización económica prevaleciente en México se nutre de la aberrante filosofía del neoliberalismo, que preconiza que el Estado abdique de sus potestades. Una de esas potestades es, precisamente, la rectoría económica y, dentro de esa potestad --que es constitucional--, la de planificar la economía. Hoy esa última tarea es realizada por los mismísimos consorcios trasnacionales y sus cómplices locales. Para adherirse a ese movimiento de búsqueda de una segunda independencia de Nuestra América --esta vez, de los consorcios trasnacionales de EU y España--, presumiblemente el señor Calderón consultaría con Washington. La razón es obvia. ffponte@gmail,com Glosario: Abdique: del verbo abdicar. Ceder soberanía o renunciar a ella, renunciar a derechos, ventajas, etcétera Falacia: engaño, fraude o mentira. |
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire