El fin de los ´spots´
etcétera
Rubén Aguilar Valenzuela
La propaganda política a través de los spots distorsiona y mete un ruido innecesario a las campañas electorales. El problema, que se agrava con cada elección, se puede solucionar de manera radical y para siempre. Lo único que hay que hacer es legislar para que los partidos y sus candidatos ya no puedan contratar espacios en los medios electrónicos.
Las campañas de México son de las más caras del mundo. La actual ley electoral fomenta la compra de los espacios en los medios electrónicos. Los partidos y sus candidatos tienen como estrategia central -en algunos casos es la única- la contratación de medios.
El monitoreo del IFE registra que en la pasada campaña a la Presidencia de la República se trasmitieron cerca de 800 mil spots. De ellos, más de 200 mil de manera ilegal. Así, todos los partidos rebasaron los topes de campaña.
En una espiral perversa, que sólo favorece a las grandes empresas de radio y televisión, los partidos y sus candidatos se presionan y empujan a aumentar la compra de medios. Es la condición de estar presentes. No se puede dar ventaja al adversario.
El problema no se resuelve con normas más exigentes que regulen el contenido de los spots. La problemática profunda no está en los contenidos, sino en la estrategia misma del uso de los medios. La competencia se elimina. El debate de las ideas se vuelve irrelevante. Todo se reduce a si se tienen o no recursos para pagar la radio y la televisión.
La democracia de calidad exige eliminar el uso de los spots en las campañas electorales. Ese es el punto central de la reforma electoral. Es lo único que puede devolver a las campañas su sentido y poner un alto al dispendio irracional de los recursos. La ciudadanía lo demanda.
Se sabe que existe un primer acuerdo entre los partidos para legislar en la materia. El consenso hasta ahora es que queda prohibida la contratación de spots en los medios. Éstos, ese es el acuerdo, no quedarían del todo eliminados.
Los partidos y sus candidatos tendrían acceso a los tiempos oficiales que tiene el Estado en los medios electrónicos. El IFE señalaría, de acuerdo con la votación anterior, el tiempo de medios al que se tiene derecho. Si esto se aprueba se habrá avanzado mucho.
Lo ideal, con todo, es que quede totalmente prohibido el uso de los spots. La presencia de los candidatos en los medios se haría, entre otras cosas, aumentando el número de los debates y participando, mientras dure la campaña, en un programa diario organizado y regulado por el IFE, en acuerdo con los partidos, a la manera del que se realiza en Francia.
La solución del problema no es difícil. Exige sólo la voluntad de los partidos. La reforma electoral no tendrá sentido, se quedará muy corta, si no contempla la prohibición de la contratación de los spots para las campañas.
Esa sola decisión cambia de manera profunda el sistema electoral. Le ofrece mejores condiciones para su desarrollo. Los partidos y sus candidatos se verán obligados a buscar nuevas estrategias. Urgen. Las anteriores ya se agotaron.
Analista político
ruben.aguilarv@gmail.com
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