Ángel Guerra Cabrera
Estados Unidos se presenta como el paladín de la democracia en América Latina pero la historia demuestra lo contrario. En la última década hemos visto cómo Washington y sus aliados oligárquicos han intentado impedir el triunfo electoral de los candidatos populares a la presidencia al sur del río Bravo mediante feroces campañas de terror mediático, trucos jurídicos o el fraude electoral. De la misma manera, el despliegue de planes desestabilizadores cuando estos candidatos logran llegar al gobierno e instrumentan la defensa de la soberanía, la democracia participativa, el rescate de los recursos naturales y bienes públicos, programas sociales redistribuidores de la riqueza y la proclamación de nuevas constituciones antioligárquicas.