
Apagón · Rocha
En otro momento sería simple demagogia declarar que podemos enfrentar las condiciones actuales, que la economía está blindada, que tendremos la corriente en contra, pero sabremos avanzar, que ya encendimos dos motores que nos permitirán contrarrestar lo que pasa en Estados Unidos. En estos momentos es más que demagogia, implica el reconocimiento de que el gobierno federal está incumpliendo abiertamente con su responsabilidad fundamental. Mientras el gobierno del vecino del norte propone regresar a los pequeños causantes 150 mil millones de dólares, equivalente a uno por ciento de su PIB, y su banco central reduce la tasa de interés, que disminuirá aún más en los próximos días, en México se aplica un nuevo impuesto, se incrementa el precio de la gasolina y se abre la frontera a los granos básicos.
La encomienda fundamental de cualquier gobierno es mejorar las condiciones de vida de la población. La del gobierno de Calderón, que surgió de unas elecciones cuestionadas, es, con mayor razón, defender las condiciones de vida de la mayoría. Tras un año de gestión esa responsabilidad fundamental no se ha cumplido. En este 2008, con un desafío importante, no bastan palabras: se requieren programas inmediatos que sean capaces de paliar los inminentes efectos de la recesión estadunidense.
Nuestra economía quedó más unida que antes a Estados Unidos desde la firma del TLCAN. Los tecnócratas de entonces pensaban que era nuestro boleto al futuro prometido. No lo fue y no lo será. Si no se actúa para modificar esa dependencia, el futuro nos alcanzará, pero será muy diferente al esperado.
Carlos Fernández-Vega Lo siento. Si EU entra en recesión, el imposible que no afecte a México: Morgan Stanley Ampliar la imagen Será porque vivieron todas las crisis económico-financieras de los 80 y 90, pero el hecho es que a punto de tocar tierra el huracán que viene del norte, dos prohombres de la famiglia feliz de la clase financiera gubernamental asomaron la cabeza para aconsejar a los mexicanos “no tener miedo” a la recesión estadunidense, ya que el país está “mejor posicionado que nunca”. Nadie sabe qué quisieron decir con eso de “mejor que nunca”, porque el crecimiento económico de los últimos siete años ha sido el menor en casi cinco lustros, pero José Angel Gurría y Guillermo Ortiz Martínez (hoy al frente de la OCDE y del Banco de México, respectivamente, pero en el pasado no lejano integrantes del grupo que provocó la cadena de crisis económico-financieras en el país) son ese par de felices integrantes de la familia financiera del gobierno federal que se animaron –haciendo coro con el inquilino de Los Pinos– a recomendar a los mexicanos (quienes padecieron en carne propia la crudeza y recurrencia de las sacudidas) que se calmen, que no pasa nada y que, al igual que ellos, sean felices. Leer mas |
Detrás de la Noticia Ricardo Rocha 24 de enero de 2008 |
Cuidado, porque puede provocarse otro estallido social de grandes proporciones. El anuncio oficial de, siempre sí, construir el nuevo aeropuerto en Texcoco abre una vez más ese riesgo.
La memoria muy cercana nos remite a una de las etapas más infaustas del México contemporáneo. En su afán por construir —a como diera lugar— su gran obra del sexenio, el gobierno del remedo de faraón que fue Vicente Fox implementó una operación absolutamente desastrosa: compró a un presidente municipal —de cuyo nombre no vale la pena acordarse— que terminó repudiado por su comunidad; jamás se empolvó las botas para averiguar la realidad de Atenco, al que condenaba a la desaparición con la expropiación de 3 mil hectáreas, mientras a los otros municipios les quitaban unas cuantas; humilló a los lugareños con absurdos comparativos de producción agrícola, menospreciando su batalla cotidiana contra el salitre; ignoró que Atenco era un importante señorío desde la época precolombina y su ancestral apego a la tierra; intentó defraudarlos al ofrecer siete pesos por metro cuando tenían presupuestado 65; fue también Fox quien los empujó a salir de Atenco para tomar las calles de la ciudad de México y levantar sus machetes en el Zócalo, en imágenes que le dieron la vuelta al mundo. Y lo peor de todo es que, en su frustración, el gobierno foxista reprimió, golpeó, violó y torturó a los de Atenco en una demencial venganza que abrió una herida tan profunda que no sólo no ha cerrado, sino que sigue abierta y gangrenada.
Miguel Ángel Rivera Abrir a la inversión privada el sector energético tiene un doble beneficio para los mexicanos. El primero es que se atraen cuantiosos capitales que generarán empleos de calidad para los nuestros, y el segundo, que los recursos públicos que ahora se invierten en este sector pueden destinarse a los rubros que mejoran la calidad de vida de los mexicanos. Lo anterior es lo que afirman los partidarios de facilitar la entrada de capital privado, inclusive extranjero, a la producción de petróleo. Pero la realidad los desmiente. Ahora que la empresa trasnacional Halliburton dio a conocer un millonario acuerdo con Pemex para perforar pozos petroleros en nuestro país, también se supo que una de las cláusulas de su contrato establece que ellos traerán a su personal. Es decir, se viene por el suelo la suposición de que “se generarán empleos de calidad para los nuestros”. Senadores y diputados harían bien en revisar esos antecedentes antes de comprometer su voto a favor de una apertura que no beneficiará a los trabajadores nacionales. |